Noventa y nueve.

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Era más que magnífico estar en los parques Disney con tu persona favorita. Los chicos, por una extraña razón, habían tenido la gran idea de visitar los parques Disney ahora que nos encontrábamos de nuevo en Los Ángeles.

-¿Y vamos a ver princesas?.-Le pregunté a Nate sólo para fastidiarlo.

-Si, Camila y si no guardas silencio te bajaré del auto.-Amenazó, bien creo que ya lo moleste demasiado.

Me volví a sentar junto a Sam y a Stew, en medio para ser exactos y me recargue en el hombro de Sam.

-¿También habrá súper héroes?.-Stew preguntó con su inocencia, Nate frenó el auto de repente.

-¿Qué le dije a Camila?.-Preguntó molesto y señalándome, Stew me miró asustado.

-Oye, es la primera vez que hablo, es injusto.-Nate suspiro y los demás reímos.

Nate sería un asco como papá.

Llegamos a los parques, Nate ayudó a Ally a bajar, Sam bajó y me tendió su mano para ayudarme y después abrazarme, después bajó Stew y al final Andrew, Andrea y Kenny. Los Jacks no nos acompañaban.

Entramos a los parques, estaba repleto de familias y demasiados turistas, pero todas las personas se veían realmente felices.

Como traía mi cámara comencé a tomar algunas fotos a lazar; personas sonriendo, los chicos, el castillo, que desde la entrada se podía ver.

Sam me tomó de la mano al ver que dejé de tomar fotos y comenzamos a caminar para ver a donde podíamos entrar.

Entramos al mundo de Sirenita, mi princesa favorita.

-Esto es tan hermoso.-Le dije admirando cada lugar con detenimiento.

-Ya lo sé, gracias.-Dijo, como siempre siendo el centro de atención.

-Tú no, esto.-Le dije extendiendo los brazos, él sonrió.

-No más hermoso que tú.-Me di un beso en los labios.

Al separarnos me di cuenta de que había una niñas mirándonos, y sólo sonreímos apenados.

-¿Por qué nos miraron tan raro?.-Le pregunté riendo mientras caminábamos.

-Porque somos perfectos, imagínete ver a dos personas perfectas, juntas.-Si, Sam gran explicación.-¿Te imaginas cuando tengamos hijos? Van a aun más perfectos.

Sonreí. ¿Hijos? Hijos no, no me gustan para nada los niños.

Seguimos caminando hasta dar con los chicos, nos tomamos una foto todos juntos y después nos volvimos a separar, cada quién por su lado.

-Camila, deberíamos de irnos.-Estaba de acuerdo con él, ya estaba cansada de sólo caminar.

-Tengo mucha hambre.-Le dije haciendo puchero y sobando mi barriga.

-Vamos a comer entonces.-Dijo y dimos la media vuelta.

Sam le llamó a Nate para decirle que iríamos a comer y después que volveríamos a la casa de los Jacks.

Salimos en busca de un taxi, pues todos andábamos en el mismo auto y no podíamos dejar a los demás a pie.

No pasaba ningún jodido taxi, y los únicos dos que pasaron ya llevaban pasaje. Maldición.

Esperamos como unos veinte minutos y después un taxi se detuvo a nuestra señal. Sam pidió que nos llevara a un restaurante cerca y el señor así lo hizo.

Entramos al restaurante, había algunas chicas y se tomaron fotos con Sam, algunas conmigo y después comenzamos a comer. Las risas y bromas no pudieron faltar.

Sam pagó la cuenta y volvimos a esperar a un taxi, fuimos a la casa de los Jacks y ninguno de los dos estaba.

Iba a subirme a la habitación y escuché que Sam abrió la puerta, me giré y tenía en sus manos las llaves de su auto.

-¿Qué?.-Pregunté elevando una ceja.

-Ven vamos.-Se acercó a mi y me tomó de la mano para salir de la casa.

-¿A dónde?.-Pregunté, nos dirigió hasta la cochera y después abrió la puerta del auto.

-No preguntes, dejate llevar.-Reí, lo vi darle la vuelta al auto y subirse al asiento del piloto.

Llevábamos media hora en el auto con camino a no se donde y estaba pensando seriamente en que Sam estaba perdido.

-¿A dónde vamos?.-Pregunté de nuevo ya algo asustada, él sólo sonrió y no me dijo nada.

-No te preocupes, se a donde voy.-Dijo tranquilo después de un momento de silencio, suspire.

-¿Es otra sorpresa?.-Pregunté con una sonrisa apunto de aparecer en mi rostro.

-Así es, te va a encantar.-Me guiñó un ojo, pero sin voltear a verme.

Entramos a los suburbios, frunci el ceño. ¿Qué hacíamos aquí?. Sam se detuvo en una casa muy grande, y abrió los seguros de los autos.

-¿Nos vamos a bajar?.-Pregunté, él me miró obvio y asintió.

Salí del auto y tomé la mano de Sam, caminamos hasta la puerta y yo estaba a punto de tocar cuando Sam sacó las llaves de la casa. ¿¡Qué!?.

-¿Conoces al que vive aquí?.-Le pregunté, abrió la puerta y me hizo una seña para que yo pasara primero.

-Si, se llama Nate y Camila Maloley, Allison Connor y Sam Wilkinson.

Sonreí, ésta era nuestra casa.

-¿Viviremos aquí?.-Pregunté con una sonrisa y lo abracé, él asintió.

-Vayamos arriba.-Dijo, pero antes me cargó como un koala, reí por su acto.

-¿Podrás subir así?.-Pregunté, él asintió y sentí como estábamos en las escaleras.

Entramos a una de las habitaciones y Sam me bajó de sus brazos.

-Bienvenida a tu nuevo hogar.-La habitación no tenía muchos muebles, pero se veía linda.

-¿Hogar? Esto es genial.-Dije, él sonrió.

-Un dato más, la cama es traída desde Tailandia, dicen que son las mejores camas, ¿por qué no la probamos?.-Me preguntó levantando las cejas, reí.

-Si deberíamos de dormir.-Le dije y me tiré a la cama, si estaba cómoda.

-Si, dormir.-Dijo con sarcasmo, se quitó la camiseta y fue acostándose sobre mi, sonreí bajó de él.

-Te amo bobo.-Le dije con una muy sincera sonrisa.

-Te amo más tonta.-Juntó nuestros labios y al mismo tiempo una de sus manos viajó hasta el borde de mi blusa.

Mi blusa abandonó mi cuerpo, lo que causo un leve escalofrío por toda mi piel. Desabotone su pantalón con un poco de dificultad y él mismo se deshizo de ellos. Las cosas fueron sucediendo hasta quedar piel contra piel, hacía demasiado calor como para tener la ropa. Sentía las caricias de Sam por todo mi cuerpo y despertando sensaciones nuevas, muy buenas sensaciones.

Lo amaba, lo amaba más que a nada en el mundo y jamás lo dejaría ir de nuevo. Nada ni nadie nos separaría nunca, no de nuevo.

•FIN•

Flyin' high, touchin' the sky | Sammy WilkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora