Noventa y seis.

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Sammy

-Aún no me la creo, bro.-Dijo Johnson mientras estábamos en la tienda de la gasolinera.

-¿No crees qué?.-Pregunté tomando algunas bolsas de papas, Gilinsky las pagaría así que podía tomar lo que fuera.

-Smurfy, tú, ustedes.-Dijo con un silencio en cada palabra, sonreí.

-Lo sé, raro, pero es que ustedes saben que me gusta desde hace mucho.-Le dije, él asintió.

-Pensé que te habías olvidado de ella cuando Nate te lo pidió.-Explicó, negué con la cabeza.

-Mila no es una chica fácil de olvidar, Jack es que cuando alguien te gusta, te gusta hermano.-Ambos reímos.

-Eres un marica, ¿dónde dejaste tu tarjeta de hombre?.-Lo golpeé levente en el hombro, y en eso Gilinsky nos habló para que fueramos a pagar.

-Wilk.-Esa era claramente la voz de Gilinsky.

Jack Johnson iba más adelante que nosotros junto con Stew, me di la media vuelta para ver a Gilinsky con una mueca y me acerqué.

-¿Qué pasa, G?.-Pregunté mientras abría una bolsa de papas.

-He hablado con Camila los últimos días, le he pedido perdón por todo lo que hice, dude.-Dijo, sonreí.

¿Él me estaba pidieron perdón?.

-Amigo, no tienes nada de que pedir perdón. Pasado, pasado.-Pasé mi brazo por sus hombros.

Subimos al autobús, Camila y Ally se estaban riendo de algo que Stew les estaba diciendo. Ella estaba preciosa.

Ella era perfecta. Su sonrisa, sus ojos, lo que su mirada transmitía, sus labios, su risa, su cuerpo, sus ocurrencias; toda ella.

Sonreí y me acerqué a las chicas, hice campo entre ellas y me senté en el medio, pasé mis brazos por los hombros de ambas y sólo hice que Camila se acercara a mi.

-¿Qué sucede?.-Preguntó siempre con su linda y tierna voz.

Ese voz que quería escuchar todos los días de mi vida, por el resto de mis años. Sonreí.

-Sólo quería abrazarte, linda.-Sonrió.

Seguimos escuchando la tonta historia de Stew, después Nate también siguió contando algunas cosas y así fueron todos hasta que llegó mi turno.

Conté algunas tonterías que había hecho cuando estaba en la escuela, tonterías con los Jacks, con Nate y con más amigos de Omaha.

Después de hablar un rato más, y que la noche cayera los chico comenzaron a irse a dormir. Yo dormiría en la sala que había, junto con Camila.

-¿Segura que quieres dormir aquí?.-Le pregunté, ella asintió.

-Quiero ver el programa que van a dar y lo más seguro es que me quede dormida.-Reí, ella y sus programas de TV.

-Está bien, linda.-Sonrió y se acurrucó más sobre mi pecho.

No entendía muy bien el programa de televisión, y tomé mi teléfono para ver que había de nuevo en las redes sociales, a la primera que entré fue a twitter.

“@horanxtrs: Seguramente Sam le pedirá matrimonio a Camila #SammyBigSorprise”

“@gilinskythot: #SammyBigSorprise para mi que Sam nos dirá que es gay, #JustSaying”

“@mendesftcam: @gilinskythot no seas tonta, él va a decir que Mila y él serán padres #SammyBigSorprise”

“@surivega4: #SammyBigSorprise es porque Sam al fin se dio cuenta de que Camila es un zorra y la va a mandar al diablo” 

Había una tendencia en twitter que era; #SammyBigSorprise, obviamente ésta tendencia hablaba sobre mi y sobre Mila, no sabía muy bien el porque.

Muchos comentarios eran de odio hacía mi novia, otros comentarios la apoyaban y muchos más decían que yo por fin saldría del closet. ¿¡Qué!?.

Me moví un poco para contestar algunas preguntas, Camila dejó caer su cabeza; estaba dormida. Me fui saliendo del asiento para acomodarla mejor. Fui a la última sección del bus para ir por mi ropa para dormir y algunas mantas, Nate estaba ahí.

-Pensé que estabas dormido.-Dijo en cuanto me vio.

-No podía dormir y estaba contestado unas preguntas, ¿has visto twitter?. Están hablado de mi.-Él le dio una calada a su porro y sacó su teléfono.

-¿De qué hablan? ¿Sobre ti de qué?.-Me preguntó, hice un movimiento con mi cabeza para que él mismo los viera.

-Son todos muy raros.-Reí, él también lo hizo.

-Sam, bro, hace tiempo que quiero decirte esto.-Eso me asustó.-Quiero que te quede claro que estás saliendo con mi hermana, y si le haces algo te juro idiota que te mato.

Reí, jamás le haría daño a Camila. Me hice una promesa, el día que la vi llorando por primera vez.

Teníamos catorce años, ella tenía trece y veníamos de la escuela. Ella venía más callada que de costumbre, Nate no le preguntaba que había pasado, pero yo no me quedé con las ganas de preguntarselo. Camila nos dijo que un chico la había humillado frente a sus amigas, y eso me jodió hasta la madre, Nate y yo lo buscamos y mi amigo se hizo cargo de la cara de ese mal nacido, desde ese día me prometí que jamás la volvería a ver llorar por un chico, y si la veía llorando por un idiota le partiría la cara al maricón.

El día del accidente de Mila, el día que estuvo en el hospila por esa extraña enfermedad y que le dije que ya no quería nada, ése día me sentí el peor humano del mundo. Al verla llorar y tan débil, me odiaba a mi mismo.

-Lo tengo muy en claro, ¿algo más, señor?.-Pregunté, él río.

-Camila te quiere, mucho idiota, no la dejes ir.-Sonreí, y asentí.

-Jamás la dejaría ir otra vez.-Él sonrió, él confiaba en mi.

Volví con mis cosas, observé a Mila dormida; se veía tan tierna. Sonreí, y me di cuenta de algo; Nunca le había pedido que fuera mi chica, y si las fans creen que tengo una sorpresa, haré que vean que si tengo una gran sorpresa.

Flyin' high, touchin' the sky | Sammy WilkWhere stories live. Discover now