Treinta y siete.

4.4K 322 20
                                    

-¿Y Sam?.-Llevaba ya dos días en el hospital, internada, el doctor me había dicho que tenía anemia y me dejaría una semana internada.

Los chicos me iban a visitar, ellos tenían que seguir con el tour, pero dentro de dos días teníamos que partir a otro estado.

Nate me traía comida, pues la comida del hospital era muy mala y se veía fea, así que Nate como buen hermano que es, metía comida a escondidas para mi.

Sam no había entrado a verme, Andrea me decía que Sam venia todos los días, pero que se quedaba en el pasillo; que él no me quería ver. Eso me hacia sentir muy mal, me sentía triste y enfadada de no verlo. Gilinsky me había mandado un mensaje hace algunos días, también me envió flores con una tarjeta de 'mejórate pronto', pero no me había dado la cara, y por lo que me había dicho Stew, Sam y Jack tampoco se habían visto frente a frente.

-Está afuera.-Me respondio Nate llevandose a la boca un pedazo de pollo.

-Dile que pase, necesito verlo, Nathan.-Nate me vio serio, él me ocultaba algo o de verdad sabia que Sam no me quera ver.-¿Sam, si está afuera, verdad?.-Las miradas de Nate lo decían todo, jamas a sabido mentir.

-Si, él si está afuera.-Me respondió algo preocupado.

-Entonces, dile que entre, por favor.-Suspiro cansado, él muy bien sabia que yo le insistiría para que hiciera entrar a Sam.

-No te muevas.-Dijo riendo, rodé los ojos divertida. A veces Nate puede ser un gran payaso.

Nate salio de mi habitación, me coloque un poco mas sentada en la camilla y tome mi teléfono de la mesa que tenia enseguida. Me mire en el reflejo, parecía un muerto; tenia una grandes ojeras, estaba pálida, casi amarilla, mi cabello estaba desordenado y muy seco; daba asco. Me pase la mano por el cabello, 'arreglándolo', pase la lengua por mis labios secos y los humedecí un poco. Sonreí ante mi reflejo, pero mi reflejo no demostraba alegría, estaba triste y decaído.

Tocaron la puerta, deje de verme para ver a la persona que entraria, sentia que no seria Sam y que seria Nate con el plato de pollo en las manos, pero no. Era Sam con un ramillete de flores blancas y moradas, pequeñas flores y muy lindas. No me miraba, sólo veía el suelo, mientras que yo no despegaba mi vista de él.

-Hola Sam.-Susurré, no me quería ver muy urgida, aunque la verdad quería correr a él y abrazarlo.

-¿Cómo te sientes, Mila?.-Sonreí, me había llamado Mila, quizás nada estaba perdido.

Mal, débil, con ganas de morir, con sed, extrañándote, me siento una mierda sin ti, soy un asco de persona.

-Un poco mejor.-Le respondí encogiéndome de hombros, él asintió y se acerco al sillón marrón.

-Te traje unas flores, espero te gusten.-Me las mostró extendiendo su mano con el ramo de flores.

-Gracias, Sam.-Reí un poco, Sam no era un chico de andar regalando flores.-¿Y tu, cómo has estado tu?.-Le pregunte casual, se sentó en el sillón dejando caer todo su peso al respaldo y las flores a un lado.

-No te mentiré.-Su voz me indico que ya no tenia pena de hablar conmigo, pues volvió a utilizar su tono de voz de siempre.-Dolido, con ganas de golpear a Jack, con ganas de mandarte a la mierda y de besarte al mismo tiempo.-Todo lo dijo tan casual, que me dio miedo. Quizás estaba borracho.

-Yo también me siento muy mal.-Le confesé.-Quiero que sepas algo, Sam...

-Me imagino, tener anemia a de ser lo peor.-Me interrumpió, pero claramente yo me sentía más mal por otra cosa.

-La anemia es lo que menos me duele.-Le dije un poco fuerte, él estaba enojado, lo podía ver en su rostro.

-¿Enserio? ¿Y qué es lo que más te duele?.-Tu maldito tono sarcástico, pensé.

-Que estábamos bien y Jack, uno de nuestros mejores amigos lo haya arruinado.-Le respondí molesta, el bufo enojado.

-Tu lo arruinaste.-Me señaló, cerré los ojos para que las lagrimas no salieran, pero eso iba a ser imposible.-Tu lo besaste.

-Nunca hubiera hecho eso, yo te quiero a ti.-Le dije con la voz ya entre cortada, él me miro serio.

-Yo también te quiero, pero jamas debió de haber sucedido algo entre nosotros, Camila.-Negué repetidas veces, él se levantó del sillón y se puso junto a mi en la camilla.

-No te vayas.-Le pedí, tomé su brazo, pero yo no tenía nada de fuerzas para detenerlo.-Había olvidado que tu me lo pediste cuando me iría a Omaha.-Él me miró y después a mi mano sobre su brazo.

-No me voy a ir, sólo olvida que alguna vez fuimos algo.-Se encogió de hombros, volví a negar.

-Jamás lo olvidare, porque te amo, Sam.-Le dije, él se acerco un poco y beso mi frente.

-No te hagas sufrir a ti misma, linda.-Separó sus labios de mi frente y quedo a pocos centímetros de mi rostro, para después alejarse y salir por la puerta donde entro.

Flyin' high, touchin' the sky | Sammy WilkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora