Noventa y cuatro.

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-Enserio no es necesario.-Les dije a los chicos como por quinta vez.-Mañana tenemos que salir temprano de la ciudad y no nos podremos levantar.

-No importa, Cami, no todos los días se cumplen los dieciochos, lo tenemos que celebrar.-Inquirió Nate.

Los chicos estaban dispuestos a hacer una gran fiesta por mis dieciocho, al principio me emocione, nunca había tenido una gran fiesta fuera de casa.

Y por otro lado no quería, mañana teníamos que salir temprano a la próxima ciudad y no podíamos darnos la ventaja de desvelarnos.

-Está bien...¿Qué es eso?.-Pregunté al ver que metió al carrito de súper una botella verde.

Si, Nate y yo habíamos venido a comprar todo para la fiesta.

-Buchana.-Dijo de los más normal.

-Nate, no quiero algo fuera de control, ¿por qué nunca me escuchas?.-Le pregunté, él río.

-Es algo leve, no te preocupes sissy, no pasara a mas de cien personas.-Dijo, abrí los ojos.

-Nate, es que enserio no quiero nada, ¿por qué nunca me escuchas?.-Moví el carrito más hacía enfrente, seguí a mi hermano.

Nate compró todo tipo de alcohol, y eso que según él sería sólo una fiesta leve, pero vamos conociéndolos, esas fiestas no existen para ellos.

-¿Has comprado vodka?.-Pregunté, él me miró.-¿Qué? He escuchado que con panditas congelados sabe muy bueno.

-Pensé que querías algo leve.-Rodé los ojos, con Nate no se puede.

-Eso es leve.-Tomé la bolsita de las gomitas y la eche al carrito.

Nate siguió tomando dulces, agarró el vodka y también compró papas fritas.

La fiesta sería muy a su estilo, algo que me gustaba, ya que yo no sabía organizar fiestas para nada.

-¿Te sorprendiste cuando Sam dijo que era tu cumpleaños?.-Preguntó, ya habíamos llegado a la fila de la caja registradora.

-Si, pensé que no lo habían recordado, ninguno me felicitó en la mañana.-Y era verdad, ninguno, ni mis propios hermanos me habían felicitado y eso me hizo sentir algo triste, pero valió la pena esperar hasta el concierto.

Pagamos todo lo que teníamos en el carrito, Nate pagó todo sin ver que era. La chica nos miró raro por unos minutos y después siguió con su trabajo.

Nos subimos de nuevo al auto, yo llevaba casi todas las bolsas y mis piernas comenzaban a ponerse muy heladas.

Llegamos a la calle de la casa de los Jacks, donde sería la fiesta, y desde la otra esquina de la casa se podía escuchar la música y las ventanas del auto moviéndose por eso.

Aparcamos frente a la casa, volteé a ver a Nate, era claro que había más de 100 personas en la casa.

-Quizás un poco más de gente.-Se encogió de hombros leyendo mi mirada.

-Nate, te aseguro a que no conozco ni al mitad de las personas.-Me bajé del auto y le pasé algunas bolsas.

-Conoces a los chicos, y además para eso son las fiestas; para conocer gente.-Explicó muy quitado de la pena.

Caminé hasta la entrada, un chico que no conocía que estaba en la entrada y que me felicitó me quitó las bolsas de las manos y me dijo que no me preocupara, que yo sólo me divirtiera. Raro, muy raro.

Entré a la casa y si pensaba que no podía haber más gente, estaba equivocada, no se podía ni ver el techo de la gente que había, literalmente.

Caminé hasta toparme con Gilinsky y una chica, saludé a Gilinsky y me presenté ante la chica. Jack me dijo que Sam, Ally y los demás estaban atrás en la alberca. Caminé hasta el patio trasero y observé a mi amiga y a Nate casi tragándose, bien eso no fue lindo.

Vi a Sam conversando con Johnson y a su izquierda estaba Stew con dos chicas a sus costados, ¿¡Qué!?.

-Jack, ve con Stew y quitale a esas dos zorras de los costados.-Casi grité y señalé a las chicas sin nada de disimulo, ellos rieron.

-Deja que se divierta un rato, Smurfy.-Me contestó. Creo que alguien está pasado de copas.

-Nada de dejalo que se divierta, tiene apenas quince años.-Volví a señalar a mi hermanito, Sam pasó su brazo por mis hombros.

-Olvidate de todo hoy, es tu cumple, hoy eres sólo tú.-Me arrastró hasta dentro de la casa.

Sam me llevó hasta el centro de la ‘pista’ que había y comenzamos a bailar. Después de un rato, Nate, Ally y Johnson se nos unieron en un circulo, la estaba pasando realmente bien con mis amigos, sólo rezaba para que nada lo arruinara.

Bebí como nunca antes en mi vida, recuerdo que después del séptimo trago de Buchana ya no recordaba ni hacía nada con claridad. No me separé de Nate, ni de Sam, de hecho se ninguno de los chicos, pues no estaba en mis cinco sentidos y no quería hacer algo que no debía.

Seguimos bailando hasta que los chicos subieron cantar, también estuvo como invitado especial Tyga, los chicos lo contactaron y eso fue más que grandioso.

Y lo último que recuerdo fue estar en mi cama, con Ally enseguida de mi y ver a Sam y a Gilinsky dormidos en el suelo.

Mi fiesta de dieciocho había sido como siempre quise; no recordar nada al siguiente día.

Flyin' high, touchin' the sky | Sammy WilkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora