Sesenta y ocho.

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Como era de costumbre; había una fiesta, los chicos me habían invitado y pues yo como buena hermana iría a ver que a Nate no se le pasaran las copas.

-Mamá ya nos vamos, llegaremos tarde, no se preocupen por nosotros.-Dijo Nate desde la puerta.

Nate le había dicho a mi madre que yo lo acompañaría a grabar un nuevo vídeo musical, pues si le decía a mi mamá que iría a una fiesta en miércoles no me dejaría.

-¡Cuidense!.-Escuché gritar a mi madre.

Los Jacks y Sam también estaban en la lista de invitados, pero ellos se irían aparte. Los cuatro cantarían en la fiesta, y mientras ellos cantaban yo no quería estar sola, así que invité a Allyson. Mi amiga aceptó, y Nate aceptó a pasar por ella.

La fiesta era de quién sabe quién, pero era en una mansión así que lo que menos importaba era el nombre del dueño de la fiesta.

Entré acompañada de mi amiga y detrás e nosotras iba Nate, hablando por teléfono.

-Sam dice que está cerca de la barra, yo me encargo de entretener a tu amiga.-Me susurré Nate, rodé los ojos con asco.

-Asco, te podías haber omitido la última parte.-Le susurré, él río y siguió a Allyson.

Caminé con cara de fastidio, aún seguía algo molesta por lo que ayer con Sam, es que era un gran tonto. Crucé mis brazos y me senté cerca de la barra, para mandarle un mensaje.

-¿Cómo te llamas?.-Me preguntó un chico.

-Largate o te parto la cara.-Escuché la voz de Sam, el chico se fue sin decir nada.

-Pensé que tú pasarías por mi.-Le dije, él se sentó frente a mi y le quité el vaso.

-Lo iba a hacer.-Tomé un trago de su vaso; era vodka.-Eso es muy fuerte para ti.-Me quitó el vaso de las manos.

-No seas ridículo.-Le dije sin ánimos, él me miró serio y con el ceño fruncido.

-¿Qué ocurre? ¿Qué hice?.-Me preguntó, todavía se atrevía a preguntarme.

-¿No recuerdas lo que hiciste ayer?.-Le dije molesta.-Sam eres un ridículo, obvio no lo estaba defendiendo, pero tú y tus tonterías siempre.-Me miró algo impresionado.

-Perdón, estaba celoso.-Dijo, reí con ironía.

-No tienes porque, pensé que confiabas en mí.-Me señalé, él asintió.

-Lo hago, es sólo que, no sé.-Rodé los ojos, no tenía ganas de seguir hablando con él y me levanté de la silla.-¿A dónde vas?.

-Que te importa.-Le dije dándole la espalda mientras caminaba.

-Oye, tranquila, ya te pedí perdón.-Me abrazó por detrás.

-No basta con pedir perdón.-Le dije, él sonrió sobre mi cuello y lo besó.

-¿Qué quieres? ¿Un jet, una casa? ¿Un buen rato arriba?.-Bufé y me giré quedando frente a él.

-Quiero que confíes en mi, como yo lo hago contigo.-Le dije seria.

-Lo haré, lo prometo.-Levantó su mano derecha en señal de 'prometido'.

-Más te vale, Wilk.-Le dije, él sonrió y me besó.

Sam y yo comenzamos a bailar, después nos reunímos con los demás chicos y un chico desconocido les pidió a los cuatro que fueran a donde el escenario para que comenzaran a arreglar todo para que subieran.

Después de que los chicos terminaron de cantar y se tardaron mucho en volver, Ally y yo fuimos a la barra. Sam estaba ahí, pero estaba con una chica.

Me acerqué a ellos, era una rubia que iba en mi escuela. Me aclaré la garganta, Sam se volteó y me sonrió.

-Clara, ella es mi novia; Camila.-Le dijo abrazándome, por lo menos se acordaba que tenía una novia.

-Un gusto.-Dijo la rubia.-Sam, que bueno que recordaste quién era.-Sam asintió.

-Es verdad.-Le dijo Sam, por el tono de su voz significaba que estaba muy tomado.

-Fue un gran gusto verte Sam, nos vemos después.-La rubia se acercó a él y no le importó que me tuviera abrazada; lo besó.

-Maldita zorra.-Le dije apartándola, ella comenzó a reír y se fue.

-Nos vemos, muñeca.-Miré a Sam, y sin pensarlo le di una cachetada. Fue una leve, pero fue una cachetada.

-Eres un maldito estúpido, no sabes las ganas que tengo de arrancarte la puta cabeza que tienes.-Le dije muy enojada para que las lágrimas no salieran.

-Camila, estoy muy borracho, no sé que estoy haciendo.-Reí con ironía.

-Pues pudrete.-Le dije, me separé de él y comencé a caminar hacía las escaleras.

Subí las escaleras, no sentía sus pasos detrás se mi, pero sinceramente no me importaba que no fuera detrás de mi.

Entré a una habitación; estaba sola. Miré cada detalle de la habitación, salí al balcón y pude ver toda la fiesta del patio trasero.

-¿Estás aquí?.-Gritaron, no había mencionado mi nombre, pero yo conocía muy bien su voz.

-Vete, no quiero verte.-Le dije aún en el balcón.

-Necesitamos hablar.-Me dijo, después sentí su mano sobre mi muñeca.

-Esperaré hasta que estés sobrio, para que recuerdas el porqué terminé contigo.-Le dije fría.

-No vengo a terminar contigo, boba.-Río un poco.

-¿Y de qué quieres hablar? ¿De cómo besa la rubia esa?.-Le pregunté, me salí del balcón y me senté en la cama.

-Escuchame.-Pidió.-Se que soy un gran estúpido..

-El más grande.-Interrumpí.

-Si, el más grande. Todos cometemos errores, hasta tú.-Me señaló.-Te he dejado que 'salgas' con Andrew para tu trabajo...

-Sam, yo no beso a Andrew, como ella lo hico.-Le grité.

-No reaccioné, me tomó muy por sorpresa, entiende.-Dijo cansado de que yo no cediera a su perdón.

-¿Sabes qué? Estoy muy cansada, ¿podrías llevarme a mi casa?.-Le pregunté aún molesta, pero con algo de pena.

-Sabes que si, preciosa.-Me levanté de la cama y salí delante de él.

Flyin' high, touchin' the sky | Sammy WilkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora