Sesenta y nueve.

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El maldito profesor de matemáticas no nos dejaba salir aún. Tenía ganas de irme sin su permiso, me valía el castigo que me pondría el viejo pelón.

-Pueden irse jóvenes..-En cuanto escuché eas tres palabras, que parecían salidas del cielo, salí del aula casi corriendo.

-¡Camila!.-Escuché la voz de Ally.-¡Hey, Camila Maloley!.-Rodé los ojos y frene de pronto, ella chocó con mi espalda.

-¿Qué sucede, Allyson?.-Le pregunté con algo de fastidio.

-Amiga, vas como alma que lleva el diablo, ¿qué ocurre?.-Preguntó, bufé.

-Me enojé con el idiota de Sam.-Le dije, ella río.

-¿Por qué?, Pensé que su nueva relación se basaba en confianza y esas mierdas.-Me dijo mientras comenzábamos a caminar.

-Sam aún no me tiene confianza, y no es por eso. El idiota ayer invito una copa a una de las porristas tontas, y se disculpó diciendo que estaba muy ebrio el muy idiota.-Le dije aún enojada, creo que hasta más enojada que ayer.

-Para mi que tienes que darle una lección, algo que lo ponga realmente celoso.-Me dijo, que estupidez.-El viernes es la fiesta de Marcus, el mariscal de campo.

-¿Quieres que lo ponga celoso? ¿Con el mariscal de campo?.-Le pregunté riendo con ironía.

-Quizás, o podrías emborracharte hasta no recordar tu nombre.-Allyson era una tonta, una tonta de las buenas.

-¿Cómo puedo hacer que Sam sea invitado a esa fiesta?.-Le pregunté.

-Hablaré con Marcus, de seguro invitará a los cuatro.-Me guiñó un ojo mi amiga y se fue a su otra clase.

Seguí en mis clases normales, no puse ni la mínima atención en la mayoría por estar hablando por mensaje con Ally.

Salí de la última clase del día, por fin, y me dirigí hasta el estacionamiento para esperar a que Sam llegara por mi, pero como andábamos enojados, lo más seguro era que llegara Nate.

Hoy no iría a trabajar, David me había dado un día de descanso y era justamente los jueves.

Minutos después el Mercedes de Nate, que aún estaba chocado por mi, se aparcó delante de mi. Como les había dicho; Sam seguía enojado conmigo. Él no tenía que estar enojado, la enojada era yo. Yo no le invité una copa a una rubia tonta.

Abrí la puerta del auto y en cuanto vi al piloto la cerré de nuevo. Sin decir nada comencé a caminar.

-¡Tendrás que subir!.-Gritó, negué. Me iba siguiendo en el auto mientras caminaba con los brazos cruzados y mi cara de mamona.

-¡No quiero!.-Le grité de vuelta, escuché como aparcó el auto.

-¿¡Enserio!? ¿Ahora tú vas a ser la ridícula que hace escenas?.-Preguntó, asentí sin mirar para atrás.-No lo creo.-Escuché y después sentí sus manos en mis caderas, cargándome para subirme al auto.

-¡Sam, bajame! ¡Gritaré que me estás violando!.-Hasta yo misma me reí de lo tonto que eso sonó.

-Te encantaría que hiciera eso.-Dijo, negué y le di un leve golpe en el pecho.

-No tienes ni idea de cuanto te odio.-Le grité y cerró la puerta de mi lado.

Esperé hasta que se subiera para poder continuar con mis gritos del porque lo odiaba. Sólo le decía que lo odiaba, pero que lo amaba al mismo tiempo, y él reía.

-Yo también te odio con amor, y te amo con odio.-Dijo parando en el semáforo y mirándome fijamente.

-Eres un maldito imbécil.-Le dije, él volvió a reír.

-Al que amas más que a nada.-Dijo, repetí sus palabras con voz de idiota, y él río aún más.

-Eres una pequeña boba inmadura.-Se acercó y besó mi mejilla.-Pero así te amo.

-Ve y déjame en mi casa, no tengo ganas de andar contigo.-Le dije sin mover ningún músculo.

-Que mal, nadie está en tu casa y te tengo una sorpresa.-Dijo, rodé los ojos.

-Sam, tengo mucha tarea.-Le dije, él se encogió de hombros.

-Puedes hacerla más tarde.-No le respondí nada, no sabía ni que decirle.

Él tampoco volvió a hablar en todo lo que restaba de camino. No tenía ni la menor idea de a donde iba, no conocía el lugar por donde andábamos, pero no me daba miedo; andaba con Sam, nada malo pasaría.

Llegamos a una especie de parque, o algo así, lo miré algo sorprendida y él sólo me sonrió.

-¿Quieres que baje?.-Le pregunté, él mismo desabrochó mi cinturón de seguridad.

-Obviamente.-Respondió, terminé de quitar el cinturón y bajé rápido del auto.

El parque estaba solo, quizás no estaba permitido estar aquí a éstas y horas, o quizás ya estaba abandonado.

-¿Dónde demonios estamos?.-Le pregunté.

-Donde será nuestro hogar, cuando nos casemos y tengamos hijos.-Dijo recargándose en el auto y cruzándose de brazos.

-Sam, ya enserio.-Le dije tratando de sonar fría, pero eso que había dicho hizo que mi corazón se ablandará.

-Es la verdad, siempre solía venir con mi papá para acá, cuando niño.-Dijo y se acercó un poco.-Mi mayor sueño es vivir aquí con el amor de mi vida.-Hizo que yo descruzará mis brazos y tomó mis manos.

-¿Quién dice que yo soy el amor de tu vida, Sam?.-Le pregunté.

-Yo lo digo, y no me gusta que estés enojada conmigo, odio estar enojado contigo.-Colocó sus manos en mis caderas e hizo que yo las pusiera sobre sus hombros.

-Tú fuiste el culpable de que me enojará.-Le dije, él colocó su cabeza sobre la mía.

-Y lo siento mucho, estaba de verdad muy borracho, pero no iba a pasar de invitarle la copa a la chica.-Por estar en esa posición yo tenía que poner mi cabeza sobre su pecho.

-¿Pretendes que bailemos, o algo así?.-Le pregunté con una sonrisa, él asintió.

-Si, bailemos.-Dijo y comenzó a moverse, sonreí por lo tonto que nos deberíamos de ver, pero no había nadie que nos viera así que no importaba.


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Algo aburrido, pero es necesario que lo suba, después sabrán el porque...

Besos, que tengan un gran día y las amo mucho mys babys♥♥♡

Una cosa más; si ustedes quieren que les dedique caps, pueden decírmelo en un comentario o por mensaje probado..

Flyin' high, touchin' the sky | Sammy WilkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora