Ochenta y siete.

3.1K 222 7
                                    

Maratón 1/?

-¿Sigues sin estar segura? Camila, no seas tonta, no tienes ni idea de cuantas personas sueñan con vivir en Los Ángeles y tu desaprovechando la oportunidad.-Opinó Stew sobre mis malas decisiones.

-¿Has venido a regañarme o al tour?.-Le pregunté con repugnancia, estaba harta de escuchar lo mismo una y otra vez de la gente a mi alrededor.

-A las dos cosas.-Rodé los ojos, a veces mis hermanos son insoportables.

-Stew, no sabes nada.-Me levanté de mi asiento y caminé hasta el espejo más cercano para darme un vistazo.

-¿Algún tercero te lo está impidiendo?.-Me preguntó, solté una leve risa.

-¿Tercero? Pensé que los niños de tu generación ya no hablaban así.-Lo miré a través del espejo, él rodó los ojos.

-Que tú seas una inculta y no sepas hablar adecuadamente es otro tema, Camila, ahora, contestame.-Pidió, suspiré.

-No, no hay ningún tercero.-Dije con una voz rara, como imitando su voz cosa que no me salió nada bien.

-Como sea, siempre supe que eras una tonta rara y ahora lo confirmó.-Río, le di una mirada sarcástica de ‘gracias’.

-Stew son mis problemas, dejame resolverlos por mi cuenta.-Pedí, él bufo.

-Yo no los quiero resolver, sólo quiero que sepas que estoy aquí para ayudarte.-Agregó, asentí.

Los chicos tenían una fiesta ésta noche, una fiesta en nuestra casa nueva, o bueno su casa. Estaba en la que sería mi habitación arreglandome junto con Ally, mientras Andrea se daba un baño.

-¿Las has pensado mejor?.-Rodé los ojos.

-Dejemne en paz, ¿si?.-Pregunté algo molesta.-Dejenme pensarlo a mi sola, Ally no es que no quiera a Sam es que me da miedo el futuro así que no me estén presionando porque lo único que ganaran es mi odio, rubia.-La miré, ella me miró algo sorprendida y después asintió con miedo.-Perdón, es el estrés.

-No te preocupes Camila, te entiendo amiga.-Dijo calmada y siguió en lo suyo.

Pero claro que no me entendía, nadie lo hacía, ni siquiera alguno de mis hermanos, ni mi mejor amiga. Estaba estresada y mucho, odiaba estar en ésta clase de situación, odiaba el estrés y la presión sobre mi y más cuando estaba asustada. Necesitaba a mi mamá.

Mi cabello estaba más largo y me peine haciéndome una coleta alta, me puse una falda circular, un crop top negro y unos flats blancos. Ally y yo estábamos listas antes de que Andrea saliera de su ducha, ambas bajamos y los chicos se encontraban ahí guardando algunas cosas que los adolescentes descontrolados que vendrían podrían romper y también terminando la mesa donde habría snacks y donde estaba las bebidas.

-No te había visto en todo el día.-Estaba afuera junto a la piscina y en eso Sam llegó.

-Ni yo a ti.-Le dije, él sonrió.

-¿Qué te parece LA?.-Preguntó, ¿acaso estaba nervioso?.

-Ya lo conocía, Sam, y aún así me parece muy hermoso.-Le dije pasando mis manos por mis brazos, hacía frío.

-Igual que tú.-Sonreí.-¿Tienes frío?.-Se comenzó a sacar la chaqueta para después ofrecermela.

-Te morirás de frío tú.-Se encogió de hombros.

-Prefiero enfermarme yo, a que te enfermes tú.-Sonreí, era todo un tierno y un adorable.

-Tú cantas, yo no.-Si él se enfermaba ya no podría cantar, pero si yo me enfermaba podía seguir tomando fotos.

-Entonces vayamos adentro.-Me extendió su mano y la tomé.

Entramos de nuevo a la casa, los chicos estaban en el jardín delantero ya que no estaban en la sala o en la cocina. Le dije a Sam que subiría por una de mis chaquetas mientras él buscaba a los chicos y así fue.

-Están en la terraza, ¿quieres ir?.-Me preguntó cuando nos encontramos en el pasillo de las habitaciones.

-No lo sé, hace frío, mejor nos quedamos aquí.-Le dije, él sonrió.

Abrí la puerta de mi habitación y entramos, ambos nos sentamos en la cama y encendí la calefacción.

-Me han dicho que no te quieres venir a vivir a LA.-Rompió el silencio, asentí.

-No es que no quiera, me da miedo dejar a mis padres, la escuela y todo allá en casa.-Le expliqué.

-Dime la verdad Camila, yo no te creo eso, a mi no me mientas.-Dijo serio y con la mandíbula tensa.

-Esa es la verdad, Sam.-Él negó, él sabía que yo le estaba mintiendo.

-Por favor, Camila. ¿Acaso ya no sientes nada por mi? Porque si es así me voy ahora mismo y te dejo en paz.-Negué.

-Te quiero, Sam y no quiero que me dejes jamás, pero no se si pueda volver a confiar en ti.-Expliqué y me cubrí el rostro con las manos.

Sentí su peso sobre la cama más cerca al mío y después sus manos sobre las mías para ir retirándolas de mi rostro lentamente.

-No tienes porque no confiar en mi, y si es por lo de aquella vez, dejame explicarte.-Asentí, él tomó un gran respiro y después comenzó.

Flyin' high, touchin' the sky | Sammy WilkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora