-¡Otro show exitoso!.-Gritó Dan, los chicos celebraron gritando y chiflado, hasta abrazándose.
-Felicidades.-Abracé a Johnson cuando paso frente a mi.
-Gracias Smurfy, ¿por qué tan sola?.-Todos estaban comiendo, platicando y yo estaba sola, pues no tenía ganas de nada.
-No lo sé, estoy cansada.-Me encogí de hombros y agache la mirada.
-Entonces..-Se sentó junto a mi en el sillón, sonreí.-Te acompañaré.
-Está bien.-Le dije, ambos guardamos silencio. Incómodo.
-¿Cómo te ha ido con Sam?.-Preguntó de la nada, volteé a verlo con el ceño fruncido.
-¿Con Sam?.-Pregunté, él asintió.
-Pensé que salías con él.-Johnson tan inocente como siempre.
-Claro que no, nunca.-Dije y río.
-Estaba jugando, se que te mueres por Gilinsky.-Asentí no tan convencida de ello.
-Hablando de Gilinsky, ¿en dónde está?.-Le pregunté, no había visto a Jack desde que salieron de escenario y ya llevábamos un largo rato de tiempo de descanso.
-No lo sé.-Se encogió de hombros, Nate llegó a nuestro lado y se llevó a Jack.
Genial, sola de nuevo.
-¿Por qué tan sola?.-Gilinsky llegó por detrás y me asuste un poco.
-Estoy cansada.-No mentía, si estaba cansada.
-Mm, no te creo.-Levantó una ceja y se sentó en cunclillas junto a mi.
-Es la verdad, ¿en dónde estabas?.-Pregunté, aunque eso sonó muy de novia celosa.-No te había visto.
-Tomando aire fresco.-Se encogió de hombros.-¿Quieres ir afuera?.-Preguntó, mire a mi al rededor y los chicos seguían celebrando y riendo.
-Claro.-Él de levantó y me ofreció la mano, feliz la acepté y ambos salimos, tomados de la mano, del pequeño cuarto.
-Me gusta éste lugar.-Dijo, era una especie de jardín del hotel, podrían apreciarse muchos flores distintas.
-Se nota que es lindo, aunque está oscuro.-Ambos reímos un poco.
-¿Cómo han estado las cosas? ¿Te has divertido?.-Seguimos caminando por entre las flores, claro sin dañarlas.
-Han estado bien, y si, mucho, además de que me he aprendido sus canciones.-Río, pues jamás me había aprendido una canción en mi vida.
-Eso me agrada.-No sabía que responder, o que comentarle a eso.
-Hemos pasado mucho tiempo lejos, ¿has crecido mucho? pero sigues siendo la misma niña linda que conocí.-Me sonroje un poco y quedé un poco en shock.
-Si, supongo, sigo siendo la hermana de Skate.-Me encogí de hombros.
-Si, la misma niña de la que me enamoré, esa niña.-¡NO JO-DA-N!.
¿Qué demonios acaba de decir? ¡No, no, no!.
-Jack...-Podría mandarlo a volar ahora mismo, pero se suponía que yo quería a Jack.
-No debí decirlo, ¿cierto?.-Su incomodidad se notó por la forma en la que habló y se rascó la nuca.
-No, esta bien.-No, nada estaba bien.
-Bien.-Dijo, mi mano estaba sudando, pero se vería demasiado grosero que soltará su mano.
-¿Recuerdas cuando trapabamos árboles?.-Le pregunté para sacar nuestro momento de tensión.
-Si, siempre perdías.-Río, lo miré ‘ofendida’.
-Si, tu también.-Le dije, él río.
-Sam siempre ha sido un tramposo.-Pues Sam siempre ganaba.
-Eso si, bueno momentos.-Suspire un poco.
-¿Crees que nuestros hijos se lleven bien, sean amigos?.-Preguntó. Okay, no me esperaba esa pregunta.
-¿A qué te refieres?.-Le pregunté.
-Somos amigos desde niños, ¿crees que nuestros hijos se la lleven así?.-Jack anda muy raro.
-¿Jack, por qué estás nervioso?.-Pregunté, pues lo conocía muy bien.
-¿Nervioso? No, no estoy nervioso.-Negó, como si no lo conociera.
-Claro, sabes que estoy aquí para ti.-Le dije, él asintió.
-Mira, hay una pelota ahí.-Señaló la copa de uno de los árboles, reí.
-Tenemos que bajarla.-Él asintió con una sonrisa.
Jack subió el árbol, pero no alcanzaba la pelota, estaba muy en la orilla de la rama y si él se acercaba más, caería.
-¿Estoy cerca?.-Preguntó, y movió un rama lo que hizo que algo cayera justo en mi pinchi ojo.
-No lo sé, algo cayó en mi ojo y duele.-Dije, escuché que él bajaba y después sentía sus manos sobre mis mejillas.
-Dejame ayudarte, abre el ojo.-Negué.
-No puedo.-Él usó sus pulgares para abrir mi ojo lentamente y lo miré de cerca.
-Tienes muy bonitos ojos.-Mis ojos eran un poco más claros que los de Nate, muy usuales.-No llores.-Una lágrima descendió de mi ojo, gracias a la basurita.
-No estoy llorando.-Le dije riendo.
-Las princesas no lloran.-Estábamos tan cerca y los centímetros que teníamos cerca él se encargó de deshacerlos dándome un beso. Un beso tienro.
-Jack, yo no...-Dije separando nuestros labios.
-Me gustaría salir contigo, ¿aceptas?.-¿Qué le respondo?.
Se sincera, me dijo el corazón. Lo que tu quieras, habló la conciencia. Todo a tu conveniencia, no podía faltar aquella vocesita de mal.
-Intentemoslo.-Juro que su sonrisa era más grande y deslumbrante que nunca.
¿Qué había hecho? ¿Por qué no se decir ‘no’?.