Setenta y ocho.

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El jueves no tenía clases, también tenía ese día libre en el trabajo y tendría que estar en casa y soportar al fastidioso de Nathan y, también, a Sam. Bajé aún en pijama para ver sí había desayuno. Aún olía a que había desayuno, espero que si.

-Buenos días.-Dije viendo a los chicos en la sala, ellos no respondieron y me di cuenta de que estaban dormidos.

Bueno, parecía que estaban muertos.

Pasé de largo a la cocina, Stew y mi madre seguían ahí. Stew se estaba terminando de comer un sándwich y mi mamá preparaba tostadas con mantequilla.

-Hola, hija.-Saludó mamá, Stew me hizo un movimiento con la cabeza saludandome.

-Hola, a los dos.-Abrí el refrigerador y le di un vistazo panorámico a toda la comida que había.-Veo que alguien hizo la despensa.-Le dije a mi madre.

-Si, Sam fue muy lindo en comprar comida.-Stew se burló de mi, pues yo le decía a mi madre.-Te compró un pastel, también. Es ese.-Dijo como si supiera cual era el pastel.

-No sabía que nuestra despensa dependía del dinero de Sam.-Le dije a mi madre con algo de molestia, ella me volteó a ver.

-No dependemos del bolsillo de Sam, es sólo que él quizo comprarlo como agradecimiento ya que se quedará aquí una semana, Camila.-Mi madre se enojó.

-Como sea mamá, ya no tengo hambre.-Le dije, escuché que Stew se aclaró la garganta.

-Mira Camila, no sé que problemas tengas con Sam, pero no tienes que actuar así y mucho menos hablarme de esa forma, señorita.-Genial, ahora por la culpa de Sam tenía problemas con mi madre.

-Mamá no es por mis problemas con Sam o con el mundo, es sólo que ya no tengo hambre.-Le expliqué tratando de calmar mi enojo y bajando mi tono de voz.

-Tengo que irme al trabajo, vámonos.-Le dijo a mi hermano pequeño, él asintió y se fue. Mamá se acercó a mi y susurró.-Tú y yo hablaremos después.-Ni siquiera se despidió de mi con un beso en la mejilla o un 'te quiero, hija', ella se había enojado y mucho.

Me tuve que preparar un desayuno, pues mi madre no me había dejado de las tostadas que ella se estaba preparando y no se preocupo de hacerme un desayuno decente. Vaya doñita menopausica.

Al terminar mi desayuno, volví a abrir el refrigerador para buscar el pastel que 'Sam me había comprado'. Había un pastel de puro chocolate muy escondido, lo tomé entre mis manos y saqué un plato para servirme un poco. Tomé el plato, un tenedor y salí de la cocina para subir a mi habitación de nuevo, pero cuando pase por la sala, Sam se estaba despertando.

-Camila.-Dijo con la voz adolorida, rasposa y cortada.

-¿Te sientes mal?.-Le pregunté, me acerqué hasta él y dejé el plato en la mesa, me senté a su lado, él sonrió.

-No, quiero ir al baño, ¿me podrías ayudar a caminar hasta ahí?.-Asentí, me levanté del sillón y le tendi mi mano.-Gracias, puedes tomar esa muleta, si quieres.

Pasamos cerca de la muleta, le di una para que se recargara sobre ella en el otro brazo. Llevaba uno de sus brazos sobre mis hombros y me di cuenta de cuanto extrañaba los abrazos de Sam.

Él entró solo al baño, obviamente, mientras que yo estaba enseguida de la puerta para esperar a que él saliera y ayudarlo de nuevo a ir hasta la sala.

¿Han escuchado eso de que los hombres son muy rápidos para orinar? Pues es verdad, salió muy rápido del baño.

-¿Aún duele tu pierna?.-Le pregunté, él miró su yeso y negó con una sonrisa tierna.

-Te ves bien hoy, me gusta tu peinado.-Me dijo tocando mi cabeza, que estaba en un perfecto molote.

-Gracias.-Sonreí, él también lo hizo aún más.-¿Te gusto el pastel?.-Me preguntó, dejé de mirarlo y vi al suelo.

-Si, gracias.-Le dije, lo ayudé a sentarse de nuevo y me senté junto a él.-¿Quieres?.-Le pregunté mostrándole mi pastel.

-Si, por favor.-Abrió la boca, reí. ¿Quería que le diera en la boca?.

Reí, partí un pedazo de pastel con el tenedor y lo llevé hasta su boca, él lo comió con una risa. Tomé un poco de mi pastel y me lo llevé a mi boca, después repetí lo de antes con Sam; le di nuevamente pastel en su boca.

El teléfono de Nate comenzó a sonar, eso hizo que me asustara un poco y se me cayera el pedazo de pastel que iba a la boca de Sam encima de su rezago. Nate se levantó, miró su teléfono, nos miró a nosotros, y volvió a pegar su cabeza a la almohada. Sam y yo nos miramos y después soltamos una carcajada silenciosa.

-¿Quieres otro pedazo?.-Le pregunté, ya se había terminado el pastel de mi plato, él asintió como un niño pequeño.

Caminé hasta la cocina y tomé otro pedazo, llevé un trozo a mi boca y después volví con Sam a la sala. En cuanto me senté él tomó el tenedor, cortó un pedazo e hizo como que me lo iba a dar, pero no, se lo comió él.

-Eso es trampa.-Reí, él también río y me mostró el pedazo de pastel de chocolate en su boca.

-Está bien, te daré.-Dijo con picardía y me guiñó un ojo, me quedé seria.-Pastel, ¿qué pensabas?.-Corrigió, reí. No pude evitar reír.

-Jajaja.-Le dije imitando su risa, él me miró serio.

Tomó un poco de pastel con uno de sus dedos y se lo pasó por los labios, lo miré raro y después se acercó, y sin dejarme en reaccionar junto sus labios con sabor a chocolate a los míos.

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A que no adivinan la travesura que hice..
Capítulo dedicado a la bella de;
@wilkftcaniff espero te haya gustado baby
¡Ya casi es viernes! Tengan lindo jueves

Flyin' high, touchin' the sky | Sammy WilkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora