Sesenta y tres.

3.9K 260 18
                                    

-Te veo un poco desanimada.-Drew estaba conmigo en la pequeña oficina que me habían dado, más bien era algo así como un cubículo.

-Estoy cansada.-Le dije mirando de nuevo las fotos e inspeccionando que no hubiera ningún error.

-Oye, ¿y qué pasó ayer con Sam?.-Me preguntó, que sin vergüenza.

-Disculpa, pero no te incumbe.-Le dije de la manera más amable posible.

-Sólo trataba de sacar un tema de conversación.-Se hizo el inocente y se sentó en un mini sillón que tenía mi ‘oficina’.

-Como sea, Sam está bien.-Mi tono frío era muy obvio pero él parecía no entenderlo.

-Me alegra escuchar eso, ¿te dijeron que iremos al concierto de Kalin y Myles?.-Me preguntó, volteé a verlo con los ojos abiertos.

Yo pensaba ir a ese concierto con Sam y Nate, no con Andrew. ¡Me reuso! ¡Me reuso!.

-No, pero no pienso ir, no me gustan los conciertos.-Le dije tratando de sonar muy natural, pero rogaba con el alma ir a ese concierto.

-Oh, que lástima, podrías sacar muy buenas fotos, y sus conciertos son los mejores.-Dijo persuadiendome para ir con él al concierto, me quería reír, pero sonaría muy obvia y se vería raro.

-Le diré a Sam, entonces.-Su sonrisa cambio drásticamente a una leve mueca.

-Se supone que es de trabajo.-Inquirió, me encogi de hombros.

-Sam puede ser el amigo gay que me acompaña a todos lados.-Le dije, él río.

-¿También a tus citas?.-Me preguntó con una ceja levantada.

-Mira Andrew, no iré contigo a ese tonto concierto. Es más, no pienso ir.-Eleve un poco mi tono de voz, él sólo asintió algo asustado.-Ahora por favor, vete, estoy muy ocupada.-Le señalé la puerta, él asintió y salió de ahí.

Odiaba ser así con las personas. Jamás era así, nunca lo había sido, pero Andrew había sobrepasado mis límites de paciencia, me estaba cayendo realmente mal día a día.

Terminé de ver todas las fotos, las revisé de nuevo. Así me lo había pedido Chris. Y llamé a casa para que vinieran a recogerme.

Mi papá me dijo que irían los chicos, pues me tenían una sorpresa, sonreí. Me despedí de mi padre, y salí del edificio para esperar afuera a los chicos.

Después de un raro, una suburban se paró delante de mi, bajaron el vidrio y pude ver a Nate con una sonrisa.

-¿Y éste auto?.-Le pregunté levantándome de mi asiento, él sonrió.

-Es para ti, te lo regalo.-Dijo, rodé el auto para subirme al asiento de copiloto, pues no había nadie en éste.

-No gracias, me gustan más los Mini Cooper.-Le dije con mi voz de chica amable y sarcástica.

-Como sea, ¿me podrías pasar los papeles que están en el asiento trasero?.-Arrancó el auto, asentí y me medio volteé para tomar los papeles y en eso..

-¡SORPRESA!.-Grité un poco, esos gritos de niña que uno da cuando ve una fea araña, pues así grité.

Andrea, Kenny, Cameron y Nash se encontraban en los asientos de hasta el fondo. Después de que mi susto pasara, los cinco comenzamos a reír.

-Los he extrañado tanto.-Tomé la mano de Andrea, como que la saludaba y después también la de los chicos.

-Nosotros a ti, Cami.-Agregó Cameron, agradecí con una sonrisa.

-¿No viene Hayes?.-Pregunté, para sacar un tema de conversación.

-No, el enano se quedó en Carolina.-Me respondió Nash.

-¿Y Sam?.-Esa pregunta era para mi hermano.

-En casa, de hecho te presentaremos a más amigos, sólo que ellos quisieron arruinar la sorpresa.-Me señaló a las cuatro personas en el asiento de atrás.

-Es una gran sorpresa.-Les dije, el camino fue muy divertido. Cantábamos canciones que pasaban por la radio, hablábamos de cualquier cosa que se nos viniera a la mente y así fue como llegamos a la casa de Sam.

Nate me dejó pasar primero, después de que saludara a los chicos con un abrazo.
Había muchos chicos, demasiados, todos me miraron y después salió de Sam de algún lado.

-Chicos, Camila Maloley, mi chica.-Me rodeó con su brazo, yo sólo sonreí.

Me presentó ante todos, todos eran muy lindos y algunos traían a sus novias. Una de las chicas se acercó a Andrea y a mi, su nombre era Maggie. Una chica muy agradable, comenzamos a conversar hasta que llegó Sam interrumpiendo nuestra platica para llevarme a algún lugar.

-¿A dónde vamos?.-Le pregunté, él sonrió.

-Ya verás.-Dijo aún con la sonrisa en su rostro. Íbamos a salir al patio, pero esa melena rubia teñida la conocería donde sea.

-¿Esa es la tonta de Stella?.-Le pregunté parandome en seco.

-Si, camina.-Pidió, negué.

-¿Qué hace ella en tu casa?.-Le pregunté soltandome de su agarre y cruzando mis brazos.

-Gilinsky la invitó.-Si, los Jacks andaban aquí.-Y no quiero que te molestes por ella, linda, sabes que yo te quiero a ti.-Se puso frente a mi, y se agachó hasta estar a mi altura.

-Está bien Sam, mientras no se te acerqué más de dos metros, por mi está bien.-Le dije un poco menos molesta, pues la verdad si confiaba en Sam.

Salimos al patio, Nash, Cameron, Matt y dos chicos, que no sabía quienes eran porque estaban de espaldas, se encontraban conversando ahí.

-Kalin, Myles, ella es mi chica.-Los dos se giraron a la llamada de Sam, me llevé las manos a la boca.

¡Oh por Dios! ¡Estoy conociéndolos! ¡Estoy tan emocionada! ¡Sam es el mejor!.

-Hola Camila, hemos escuchado mucho de ti.-Me dijo Myles extendiendo su mano hacía mi.

-Hola chicos, una gusto conocerlos.-Le dije tomando su mano y luego imitando el acto con Kalin.

Todos y cada uno de los chicos eran muy divertidos. Me la pasé muy bien en la reunión que organizaron, sólo que ver a Gilinsky y a Stella, me desanimó un poco.

-¿Te gustó la sorpresa?.-Me preguntó mientras caminábamos alrededor de la alberca tomados de la mano.

-Me encantó, eres el mejor novio de todos, gracias.-Le dije dándole un beso en la mejilla, él sonrió.

-Y tú la novia más hermosa de todas.-Él me robó un beso, pero de los labios.

-Hace algo de frío, iré por un suéter.-Él asintió y entré a la casa. Después de tomar el suéter, de Sam, entré a la cocina por un vaso de agua.

-Que buen actor es Sam, ¿no crees?.-La tonta y fea voz de Stella me hizo girarme hacía atrás.

-No lo sé, nunca ha actuado frente a mi, a mi si me quiere.-Le dije tomando lo último que quedaba en mi vaso.

-No seas ingenua Camila, pensé que no eras tan tonta.-Se subió a la barra de la cocina y cruzó sus piernas.-Sam no te quiere, no quiero que después andes llorando porque a tu noviecito le gustan más las mujeres como yo.-Se señaló.

-Se supone que estás con Gilisnky.-Stella era una zorra, una zorra de primera.

-Gilinsky es un buen polvo.-Se encogió de hombros.

-Aquí la tonta eres tu.-Le dije.-Jugar con dos chicos a la vez, bueno, eso son lo que saben.-Le dije inocente.

-Se le llama disfrutar de la vida.-No quería seguir escuchando a Stella, así que sólo salí de la cocina dejándola hablando sola.

No creía ni una sola palabra de esa rubia fea, le creía a Sam, pero las palabras de Stella se habían quedado en mi cabeza haciéndome muchas preguntas.

Flyin' high, touchin' the sky | Sammy WilkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora