Setenta y dos.

3.1K 238 25
                                    

Maratón 2/2

Después de unas canciones, estaba cansada y caminé junto con la chica desconocida y Johnson hacía afuera donde Nate se encontraba.

-¿Te la estás pasando bien?.-Le pregunté a mi hermano, él asintió.

-¿Quieres uno?.-Me preguntó mostrando su cigarro de marihuana.

-¿Lo enrollas por mi?.-Asintió y sacó una bolsa de su chaqueta.

-Le di uno a Sam, a puesto a que no se sabe ni su nombre, no aguanta.-Dijo riendo, reí.

-Ya lo sé, de por si es un gran tonto, ahora imagínate con marihuana en su cerebro de ardilla.-Reí a carcajadas junto con él.

Después de terminar mi cigarrro, bajé con Nate en busca de los chicos, ya eran casi las tres de la mañana y teníamos que irnos.

En cuanto salimos directamente nos fuimos al jardín, ahí estaba Gilinsky esperándonos, nos subimos al auto de Johnson y nos fuimos a casa.

Lo que no recuerdo es haber visto a Sam subir con nosotros.

Mi cabeza se sentía pesada y me dolía más fuerte que nunca. Abrí mis ojos con una gran lentitud y estaba en una habitación diferente a donde dormir. Me levanté con mucha lentitud, pues si lo hacía rápido me dolería más la cabeza y no quería eso.

Seguía con mi ropa puesta, a excepción de que traía una sudadera de Sam encima, me levanté y me senté en la cama, Gilinsky estaba dormido en el suelo del cuarto y Johnson a mi lado, en la cama.

Me quité las zapatillas y coloqué mis pies en el frío y duro suelo de la habitación desconocida. Me paré y salí del cuarto.

Caminé por el pasillo que dejaba ver unas escaleras, en la pared del pasillo había algunas fotografías colgando de la pared; era la casa de Sam. ¿Cómo es que llegamos todos aquí?.

Bajé las escaleras, podía escuchar la risa de Nate y a Sam gritando algunas cosas, y también la televisión. En cierto punto de las escaleras podía ver la sala y la espalda de ambos chicos. ¿Por qué la espalda de Sam estaba roja?.

-Hola.-Dije con la voz temblorosa y ellos se giraron a verme, Nate miró a Sam y se acercó.

-Iré a darme una ducha.-Dijo a mi lado y subió las escaleras.

-¿Qué demonios te pasó en la espalda?.-Le pregunté dando la vuelta y observándolo.

-¿No lo recuerdas?.-Preguntó, lo miré incrédula.

-Yo no hice esto, Sam.-Le dije, eran algo así como...¿aruñazos?.

-Ayer después de...-No lo dejé seguir, tenía ganas de besarlo y así lo hice.

Pasé mis manos por su cuello y sentí algo frío y delgado, abrí mis ojos y bajé mi mirada hasta su cuello.

-¿Y esto?.-Pregunté, bajó la mirada hasta su cuello y vio la cadenita con sorpresa.

-Te lo compré, es la S, de Sam.-Dijo, sonreí y lo abracé.

-Gracias, eres el mejor novio.-Él me volvió a besar y me abrazó.

-De nada, te amo, jamás lo olvides.-Pidió, asintió.

-También te amo, Sammy.-Le dije, él río.

-Nadie podrá separarnos, nunca.-Dijo más desesperado, me soeprendí un poco.

-No, nadie, ni Andrew, ni Stella, ni mi padre.-Él asintió.-Sam, ¿estás bien?.-Le pregunté, él asintió.

-Si, ¿por qué lo preguntas?.-Me preguntó tratando de sonar normal.

-Te noto extraño, asustado.-Le dije, él comenzó a quitarse la cadena para ponerla en mi cuello.

-Tu sigues muy borracha.-Dijo riendo y colocando la pequeña cadenita de oro en mi cuello.

-No, ya no lo estoy.-Dije con algo de shock en mí.-¿Quién te hizo eso?.-Le pregunté ahora más firme.

-Hay muchos mosquitos.-Se encogió de hombros y se tiró al sillón.

-Samuel.-Dije con un tono de madre queriendo saber la verdad.-Está bien, yo misma lo investigare.-Le dije, él abrió los ojos.

-Cami, yo...

-Chicos,-Lo interrumpió Gilinsky quien iba bajando las escaleras.-me duele mucho la cabeza, ¿tienes algo para el dolor?.-Le preguntó a Sam.

Dejé a los dos chicos en la planta de abajo y volví a subir, entré al baño y me mire al espejo. La medalla se me hacía conocida, pero no recuedo muy bien donde la había visto.

••••
Algo aburrido y corto, pero es que estoy muy ocupada en asuntos de escuela, y les quería subir el maratón.. Trataré de subir otro cap más noche y hacer otro maratón en la semana que viene...

Cuidense mucho, las amo♥♡

Flyin' high, touchin' the sky | Sammy WilkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora