Treinta.

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-Hola muchachos.-Saludó mi amiga muy alegre, como era típico todos estaban reunidos en una habitación haciendo payasadas y demás.

-Smurfy.-Habló Johnson, pues era el único que me decía así.-Bryant quiere hablar contigo, está en su habitación.-Asentí y me di la media vuelta para salir en busca de Bryant.

Salí de la habitación y me caminé de nuevo a la mía, lo más seguro es que Bryant quiera hablar sobre fotos o algo así, y pues tenía que ir preparada con mi cámara.

Entré a la habitación y pude oler un olor distinto a mi perfume o al de Andrea, era un delicioso olor. Un olor embriagante.
Caminé hasta mi maleta y me hinque para poder abrirla y sacar la cámara.

-¿Vas a tomar algunas fotos?.-Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, su voz sonaba firma y ronca al mismo tiempo.

-No, yo, sólo...-No podía formar ninguna palabra coherente. Me levanté con la cámara en las manos y quedé frente a él.

-¿Y por qué venías por tu cámara?.-La señaló, miré la cámara algo nerviosa.

-Bryant me llamó, para lo de las fotos.-Me encogí de hombros repitiendo lo que Jack Johnson me había dicho.

-Interesante.-Se tocó la barbilla, lo que me hizo reír un poco.

-¿Qué haces aquí?.-Ya no estaba tan en shock de que él estuviera aquí, de la nada.

-Te quise visitar.-Se encogió de hombros, eleve una ceja.

-¿Visitarme?.-Pregunté riendo, él se acercó un poco.-¿Por qué de ésta forma?.-Quitó la cámara de mis manos y la colocó en la cama.

-Me gusta visitar a las personas en privado, de hecho me gusta visitarte a ti en privado.-Una de sus manos tomaron una de las mías y bajé la mirada hasta mi mano con la suya.

-¿Enserio?.-Pregunté, él no respondió.-Yo debo de ir con Bryant.-Dije saliendo de su maldito hipnotismo.

Me safe de su mano y lo esquivé tomando mi cámara, él me tomó de la mano e hizo que me acercará.

-Bryant no te espera, Johnson es un gran secuas.-Dijo riéndose. ¿Esto lo habían inventado?.

-¿Entonces qué quieres, Samuel?.-Le pregunté, él volvió a quitar la cámara de mis manos y elevó su mirada hasta la mía.

-A ti.-Se encogió de hombros inocente, reí de los nervios.-¿No me crees?.-Preguntó.

-No.-Contesté, aunque si le creía.

-Te lo puedo demostrar.-Dijo, acercó su rostro y atrapó mis labios.

Dio algunos pasos hacia a un lado y sentí en mi espalda el tocador chocar, cerré mis ojos por inercia y sentí como él acariciaba mi cadera con sus manos.

Tenía mis manos en sus muñecas y solas fueron subiendo hasta quedar en su cuello. Él me hizo que subiera al tocador y él quedó entre mis piernas, quité su gorra me estorbaba para poder besarlo bien.

Acarició mi muslo por encima de mi pantalón, y mis manos no me pidieron permiso para bajar hasta el primer botón de su camisola.

-Sam..-Susurré, algo agitada.

-Puedes quitarla, si quieres.-Me dijo con una sonrisa.

Lo veía a los ojos, él también lo hacía. Justo en la misma posición sólo que mirándonos detenidamente. Uno al otro.

-¿Puedo?.-Pregunté con los dedos sobre el botón, él asintió.

-Claro que si.-Respondió, quité el botón y me acerqué para besarlo, estaba apenada y si lo besaba él no podría ver mi rostro totalmente rojo.

Sus manos curiosas comenzaron a subir por mis costados, mi pier se erizaba con cada uno de sus toques y me estaba sintiendo acalorada.

Enrolle mis piernas en su cadera, mi mente ya no estaba siendo controlada por mi, actuaba por si sola. Él colocó sus manos en mis muslos y después de sentir como dábamos la vuelta sentí la cómoda textura de la cama.

Sus besos pasaron a mi cuello, tomé aire y terminé de quitar su camisola. Él comenzó a moverme más hacía atrás y yo acariciaba su cabello.

-Sam.-Él paró en seco y me miró, algo preocupado.

-¿Si?.-Preguntó, sentí mucho calor y ganas de volver a besarlo.

-Dime que esto no es por la apuesta.-Los dos reímos.

-Claro que no, jamás.-Respondió, sus labios volvieron a los míos.-Es porque te amo.-Lo dijo cerca de mi oído cuando sus besos bajaron a mi cuello.

De la nada la ropa fue sobrando, la cama estaba realmente desordenada y yo con la cabeza en su pecho y su camiseta puesta, sólo mis bragas y su camiseta eran mi vestuario.

-Tengo hambre, ¿no hay show hoy?.-Le dije algo preocupada, veía que se estaba oscureciendo y él no se preocupaba en el show.

-No tenemos día libre, por eso la reunión de hoy.-Asentí.-¿Tienes hambre?.-Volví a asentir.

-Hay que alistarnos para bajar a comer, apresurate.-Me levanté y quité la sábana que me cubría. Él llevaba sus boxers puestos, no estábamos completamente desnudos.

-Oye.-Yo estaba a punto de entrar al baño para vestirme con mi ropa en la mano y él hizo que me volteara a verlo.-Ese outfit te queda genial.-Me guiñó un ojo y reí.

Entre al baño, aún no podía creer lo que había hecho y lo que menos podía creer era con ¡quien lo había hecho!. Me sentía feliz, pero rara a la vez.

Una sonrisa se dibujo en mi cara al escuchar a Sam silbar desde el otro lado de la puerta. Había cometido un gran pecado, uno de los mejores pecados de mi vida.

Flyin' high, touchin' the sky | Sammy WilkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora