Cuarenta y dos.

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-¿Estás lista?.-Preguntó con egocentrismo, rodé los ojos.

-De hecho no, fue una muy mala idea hacer la apuesta.-Le dije riendo y recargándome en el marco de la puerta.

-Tienes muy mala suerte, nena.-Reí un poco por su tono y que decía la verdad.

-Tu tienes demasiada suerte, que es diferente.-Lo señalé, me miró tan diferente, se veía tierno y ardiente al mismo tiempo. Era tan raro.

-Lo sé, entonces ¿iremos a las pizzas?.-Preguntó de nuevo. No quería salir con él, pero había ganado la apuesta.

-No lo sé,-Me encantaba hacerme del rogar.-no tengo ganas de salir ahora.-Me encogí de hombros, él sonrió.

-Podríamos ver algunas de tus series favoritas.-Si hubiera sido otro; enserio que me caso, pero no; era Sam.

-No lo creo, ¿recuerdas? no somos esa clase de amigos.-Había recordado todo lo que paso.

-Mila, por favor.-Negué, él bufó.-Al menos ir por una nieve.-Pidió.

-No tengo ganas.-Le dije y mentía, sólo quería saber hasta donde era Sam capaz de llegar por invitarme a salir.

-Gané una apuesta, tienes que hacerlo.-Agregó, tenía razón.-Será una salida de amigos.-Eso lo arruino todo.

-Mejor no, he decidido no participar en apuestas contigo.-Lo señalé, él río.

-¿Hay alguien en casa?.-Preguntó, fruncí el ceño.

-Stew, ¿por qué?.-Pregunté, él paso a mi sala como si nada.

-No quieres salir, vamos a ver series o algo que las niñas raras como tu hacen.-Se encogió de hombros y abrí la boca sorprendida.

-Tu no sabes lo que las niñas como yo hacemos.-Le guiñé un ojo, elevo un ceja.-Así que largo, no saldré contigo, perdiste tu oportunidad.-Le dije sin más, él bufo y se tallo la cara con sus manos desesperado.

-Quizás quiera otra oportunidad.-Me dijo, reí sarcástica.

-No sé quien crees que soy Sam, no soy todas las chicas con las que sales, entiende eso.-Le dije, me miró fijamente. Él estaba planeando algo.

-Camila, hay veces en las que no te entiendo.-Dijo negando, ¿ahora era él el que no me entendía?.

-¿Crees que yo si?.-Le pregunté, él se acercó, pero la verdad no me importo.

-Yo creo que necesitas conocerme bien.-Opinó muy cerca de mi y en eso el timbre sonó, por primera vez me alegro tanto que algo nos haya interrumpido.

-Debe de ser mi cita.-Le dije, él me miro y caminé hasta la puerta.

Abrí la puerta, Nate junto con Dylan estaban ahí, les sonreí y los deje pasar.

-¿Tu cita?.-Preguntó Sam bajito para que Dylan no escuchara.

-Si, saldremos todos hoy.-Le dije apuntando a los dos chicos que acababan de entrar.

-Pearson, yo te gané la apuesta, ¿qué haces aquí?.-Le preguntó Sam con enojo, Dylan lo observó de arriba a abajo.

-Hiciste trampa.-Le dijo Dylan, ambos se veían con ganas, y no ganas de la buena, ganas de golpearse.

-Bueno, no importa, ¿nos vamos?.-Les pregunté colocándome entre ambos, ellos sin dejar de verse asintieron.

No estaba muy segura que era lo que Nate estaba planeando, pero al él decirme que juntaría a Sam y a Dylan en una tarde solo significaba que esto no me iba a gustar para nada. Nate nos llevo a un puesto de hamburguesas, nos sentamos todos en una mesa junto a la ventana.

-¿Qué demonios hacemos aquí?.-Estaba sentada frente a Nate, Sam había ido al baño y Dylan estaba pidiendo las ordenes.

-El pendejo ese es mi mejor amigo, tu eres mi hermana, odio a Dylan y quiero verte feliz sólo con Sam.-Rodé los ojos, Nate no sabía nada.

-Nathan él y yo terminamos, ¿no entiendes eso?.-Le dije, era obvio que Nate no entendía porque no sabía que había pasado.

-Si tan sólo me dijeras porque terminaron, lo entendería.-No quería decirle, no quería que por mi culpa Nate se enojara con Gilinsky.

-Olvídalo.-Estaba a punto de inventarle algo, pero en ese momento los dos chicos llegaron.

Mientras comíamos Sam y Nate intercambiaban palabras, Dylan y yo sólo comíamos con la conversación de fondo de ellos dos.

-Y dime, Camila, ¿qué edad tienes?.-Preguntó Dylan para romper la tensión entre nosotros dos.

-Diecinueve.-En eso dos chicas se acercaron, al principio pensé que eran fans de los chicos pues venían muy emocionadas, pero no, no eran fans.

-¿Quien es ella, Sammy?.-Una de las rubias se sentó en las piernas de Sam, miré a Nate y éste también tenía a la otra rubia en sus piernas.

-Soy Camila Maloley, un gusto.-Le dije con asco, ella lo noto y me miro mal.

-¿Y qué haces aquí, Camila?.-Me preguntó la chica que estaba con mi hermano, ella se veía más amable y menos estúpida.

-Viene a nuestra cita doble, con su novio.-Dijo Nate señalando a Dylan.

-¿Dylan es su novio?.-Preguntó la rubia que estaba con Sam.

-Si, así es Mags.-Le dijo Dylan pasando su brazo por mis hombros.

-No es verdad, sólo son amigos.-Le dijo Sam.

-¿Tu que sabes, Wilkinson?.-Le dijo Dylan algo enojado, por un acto inconsciente puse mi mano sobre el muslo de Dylan y Sam me miro con enojo, lo aparte rápidamente, pero creo que era mejor que la hubiera dejado ahí.

-Dylan, deberías de enseñarme a jugar basket.-Le dije, él desvió su mirada de Sam y me miró tierno. Dylan era un chico muy apuesto y se podía ver que era un buen chico.

-Claro, preciosa.-Parecía que Dylan también quería darle celos a Sam o a alguna de las chicas, o era así de coqueto.




Flyin' high, touchin' the sky | Sammy WilkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora