Uno.

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-¿Puedo ir?.-Le pregunté observando como él buscaba ropa en su armario.

-No.-Respondió cortante y sin mirarme.

-¿Por qué no?.-Pregunté alargando las palabras, ya estaba harta de escuchar la misma respuesta.

-Porque irán puros chicos.-Se dio la vuelta y me miró serio, le saqué la lengua y él río.

-Irá Stew.-Le dije seria, pero comencé a reír, pues lo seria no se me da.

-Es un chico.-Me arrojó la camiseta que tenía entre las manos y cayó justo en mi cara.

-Pero es menor que tu, incluso menor que yo.-Le dije aventándole la camiseta.

-Eso no le quita lo que cuelga de su entre pierna.-Tomó la camise del piso y se dio la media vuelta para volver a ver su armario.

-Eres un enfadoso.-Salí molesta de su habitación y di un portazo al final.

Bajé las escaleras tranquila pensando en algo que hacer. Malditas vacaciones. No tenía nada que hacer. Llegué a la planta baja y observé la TV encendida, caminé a la sala y me senté en el sillón más largo.

Estaba a punto de terminar de ver The Walking Dead, cuando a alguien se le ocurre tocar la puerta. Molesta rodé los ojos y me levanté del sillón.

-Te prometo que si es Sam, lo golpearé.-Le comenté a Nate al ver que bajó y si él bajó es porque Sam venía a verlo.

-Puedes golpearlo todo lo que quieras.-Dijo con una sonrisa y abriendo la puerta dejando ver a Sam.

-Hola.-Sam saludó alegre, sólo sonreí.-¿Qué ocurre?.-Preguntó al ver mi expresión hacía él.

-Interrumpiste su serie favorita, para venir a abrir.-Le respondió mi hermano mayor.

-Debes amarme demasiado.-Bromeó y sentí que me sonroje levemente.

-Sueñas.-Le dije, me di la vuelta y de nuevo fui a la sala a terminar de ver los capítulos de la serie.

-Muy buena serie, a mi también me gusta.-Se sentó en el sillón para dos personas junto a donde estaba yo.

-¿Enserio? No sabía eso.-Le dije y volteé a verlo; entretenido con la TV.

-Si, algún día te invitaré a verla.-Asentí feliz.-¿Irás al DiGi?.-Preguntó de la nada, negué.

-Nate no quiere llevarme.-Le dije haciendo puchero, Sam era como mi hermano mayor y tal vez él podría convencer a Nate de que me llevara.

-Que mal.-Dijo haciendo un sonidito de desaprobación.

-Pero como tu eres tan buena persona se que convenceras a Nate de que me lleve, ¿verdad?.-De nuevo hice puchero y pestañe varias veces.

-Quizás.-Río y me guiñó un ojo.

-¿Quizás? ¿Qué quieres?.-Le pregunté alzando una ceja.

-Lo que quiero no te lo debo decir.-Sonrió, rodé los ojos. ¿Por qué todos tenían que ser iguales?.

-Acabas de arruinar mi noche.-Le dije disgustada y me levanté del sillón para subir a mi habitación.

-¡Oye! Estaba bromeando.-Se levantó del sillón y caminó hasta mi.

-¿Qué ocurre aquí?.-Nate preguntó al ver que Sam estaba tomando mi mano para que no me fuera.

-Nada amigo, sólo jugábamos y Cami se molesto.-Excusas, excusas.

-Si, como solía ser antes.-Le dije, los tres sonreímos; siempre jugábamos cuando eramos pequeños.

-Viejos tiempos, pero Sam, debemos de irnos.-Nate me dio un beso en la cabeza y después sacó a Sam de la casa.

Subí a mi habitación y me lancé a la cama, ¿por qué me tenía que gustar Sam, por qué?. Siempre lo vi como un hermano, malditas hormonas. ¿Por qué tenía que ser tan tonto? Pero así tonto lo amaba más que a nada. Observé a ni habitación; estaba realmente desordenada y comencé a limpiarla. Ordené mi armario, hice mi cama, barrí el piso y al figarme debajo de la cama encontré una foto. Una foto que le había tomado a Sam hace tiempo. Sonreí al recordar aquél día. Recuerdo que se veía muy lindo con una de las camisetas de promoción de Skate. Seguí en lo mío y después tocaron la puerta de mi habitación.

-¿Qué?.-Le pregunté a Nate.

-Empaca tus cosas, te vas con nosotros.-Me dijo con una sonrisa, sonreí como el mismo gato en Alicia en el país de las Maravillas.

-¿Enserio? Eres el mejor.-Salté a sus brazos y lo abracé.

-Pero tengo regla: primero; cuidarás a Stew, segundo; no puedes coquetear con alguno y tercero; lleva tu cámara; serás una de las fotógrafas especial.-Asentí a todo, aunque lo primero y segundo no me agrado mucho.

-¿Fotógrafa? Puedo con ello.-Él asintió y sonrió.

Volví a encerrarme en mi habitación, saqué la maleta de mi armario y comencé a meter la ropa que más me gustaba, algunas cosas personales, el cargador de mi teléfono, mi computadora y más cosas así.

"Samuel: Me debes algo por convencer a tu hermano de que te llevemos al tour.."

El mensaje de Sam hizo que sonriera y rodará los ojos. Por algo estoy enamorada de él, sin duda.

Flyin' high, touchin' the sky | Sammy WilkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora