Nuestro tercer año de secundaria terminó después de una cansada semana de exámenes. Sabíamos que estábamos aprobados en todos los cursos, por eso el último día de clases mi mejor amigo Max, Cristal, Clara y yo, nos fuimos al parque cercano para tirarnos sobre el pasto. Luego de tres meses daríamos inicio a nuestro cuarto año de secundaria y pronto el quinto año.
—El tiempo vuela —dijo Clara incrustando hojitas de pasto en el cabello de Cristal.
—Adiós tercer año y pronto adiós al cuarto de secundaria y quinto—Cristal dramatizó
—Ni siquiera empezamos cuarto año y ya están terminando el quinto —las regaño Max.
—Sí, pero el tiempo súper vuela. Cuando menos nos demos cuenta estaremos graduándonos en la universidad, después trabajaremos como esclavos y pagaremos nuestras cuentas nosotros mismos—Clara también dramatizó.
—No piensen en el futuro. Si viven bien su presente, su futuro será el mejor —Max insistió—. Somos demasiado jóvenes como para preocuparnos por el futuro. Yo no me preocupo, porque sé que voy a conseguir todo lo que quiero.
Las chicas abuchearon a Max. Le tiraron una considerable cantidad de pasto sobre su ropa y cabello sin piedad. Max se veía gracioso con tantas hojitas sobre él.
Clara levantó las manos emocionadas y dio palmaditas con efusión.
— ¿Ya pensaron que hacer luego del colegio? —preguntó muy interesada.
Yo nunca había pensado en la vida después del colegio. Hasta entonces mis únicas preocupaciones solo fueron las tareas escolares, los exámenes y terminar cada año con buenas notas. Pensar en un futuro fuera del colegio me desconcertó un poco, pero creí que mientras estuviera junto a las personas que amaba todo iba a estar bien.
—Papa quiere que sea médico. Es una carrera muy difícil, y más si postulo a la San Marcos. Escuché que la competencia es brava —dijo Clara.
—Pero... —cristal hizo unos movimientos con sus manos como si tuviera baquetas.
—Pero quiero ser doctora veterinaria como papá. Mis dos perros, mis cuatro gatos y el techero que nos visita todas las noches, necesitarán de mi atención profesional.
—Esa carrera tampoco es fácil. Tendrás que estudiar mucho si quieres ganar una vacante en la San Marcos —le dijo Max.
—Me voy a esforzar mucho —Clara dijo decidida—. Max, que harás tú, cuéntanos— clara se mostró muy interesada.
—Aun no pienso que voy a estudiar. Recién entraremos en cuarto, no quiero pensar en quinto ni en el final del colegio —Las chicas lo regañaron. Clara y Cristal le tiraron otra gran cantidad de hojitas como protesta por su desinterés en el tema.
—Cuéntanos, queremos saber —Clara insistió.
—Mamá quiere que me vaya a vivir a Inglaterra con mi tía. Ella quiere que estudie allí, que conozca a una inglesa, me casé y tenga hijos gringos.
— ¿En serio?—Cristal y Clara se mostraron asombradas.
—Tu mamá lo tiene bien claro, Max. Que terrible. Papá siempre mira feo a los chicos que vienen a verme a mi casa, pero a ti tu mamá te imagina hasta con hijos —dijo Clara.
—Max, tu mamá es la muerte —Agregó Cristal.
Max se rio.
—No, chicas, es broma, pero es verdad que si quiere que viva en Inglaterra.
—Así que dentro de dos años te vas del país—Clara se mostró desalentada por la noticia.
—No me voy a ir, me voy a quedar aunque mamá haga berrinche.
—No soportas ni los berrinches de tu mamá, que cruel —Clara lo fastidio.
—No te niegues, Max, si puedes viajar, ¡hazlo! Cómo me gustaría estar en tus zapatos. Si mamá me dijera: "Cristal, te vas del país", yo me iría sin pensarlo. Sería genial conocer otra cultura. Creo que tienes una gran oportunidad. Lamentablemente yo no tengo familia en el extranjero, pero eso no me va a detener. Voy a viajar por todos los países, visitaré todas las maravillas y regresaré con recuerdos de cada lugar que visite. La vida es una sola. Creo que hay que vivir cada momento, para poder irnos felices sin ningún arrepentimiento —Cristal se puso de pie como si se hubiese iluminado—. Lo tengo, ya sé que estudiaré. Desde hace poco se me ocurrió estudiar Matemática pura, pero desde este momento pienso seriamente en ser piloto de avión.
Todos nos sorprendimos. Piloto de avión me parecía una carrera increíble, una carrera que sólo existía en las películas. No estaba seguro si una carrera así existía en nuestro país, pero sin duda los aviones eran pilotados por personas, así que aplaudí el maravilloso sueño de Cristal.
—Serás una gran piloto —dije para animarla.
—No creo que las personas viajen seguros si Cristal pilota un avión —Max trató de molestarla.
— ¡Viajes gratis!—Clara celebró.
—Para ustedes primera clase —Cristal parecía convencida.
Nuestros planes del futuro parecían lejanos e imposible de realizarse, porque éramos adolescentes eternos, que nunca creceríamos, que siempre usaríamos el uniforme escolar y nos reuniríamos felices por siempre en el parque cercano al colegio.
Éramos inmortales, adolescentes joviales que los adultos observaban e envidiaban por la frescura de nuestras sonrisas y belleza. Éramos inmortales, teníamos sueños, metas que no planeábamos, pero con el pasar del tiempo íbamos a planear con alegría. Éramos inmortales, adolescentes con todas las ganas de vivir, con ganas de experimentar cada etapa. Éramos inmortales, porque la muerte no podía ser cruel con nosotros, porque éramos niños con mucho que vivir, con mucho que conocer, que disfrutar; pero...la muerte nos demostró lo equivocado que estábamos porque Cristal desapareció con todos sus sueños y nuestros sueños.
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Fin.
Lo gracioso de este libro es que se podría decir que el último capítulo en el orden cronológico es FOTOS, el cual finalicé con un FIN.
Gracias por leer este segundo libro. Si la vida me lo permite, puede que escriba el tercer libro, pero actualmente este es el fin.
Al principio pensé que no podría alcanzar los noventa y tantos capítulos en este segundo libro, pero graciosamente me falto capítulos que escribir. Aún hay capítulos antes y después de viaje de los chicos.
Muchas gracias por sus comentarios, estrellas, recomendaciones, etc. Besotes!!!
Gracias por leer LSDC.!!!