Una pequeña historia (One Piece X Reader) ONE-SHOTS

Sabo x Reader

Pedido de Irene-Zoe

Observo el mar, sin despegar la vista de su horizonte con la esperanza de encontrar algo más que el vasto manto azul... Un barco, un brillo, un punto... Alguna señal que esta larga espera está por acabar... Suspiro con algo de pesadez, pensando en volver adentro de la base y ver si alguien necesita ayuda o si Dragón tiene decidida la próxima misión que deberé cumplir.

—¿Impaciente?— Doy un pequeño salto en mi lugar, dándome la vuelta y encontrándome con Dragon caminando hacia mi.

—¡Dragon-san!— Exclamo su nombre por la sorpresa, disculpándome al mismo tiempo para retirarme.

—No necesitas irte, ___. No vine a regañarte ni dar ordenes.— Se detiene a mi lado, también mirando a la lontananza, sólo que en otra dirección... Siempre hacia el East Blue.— Estás preocupada, ¿no?

—¿Tan obvia soy...?— Suspiro, volviendo a observar el horizonte.

—Cuando se trata de Sabo, sí. Sabes que él es el tipo en quien más confío en ese tipo de misiones, ___. ¿Por qué te preocupa? Tú misma has sido testigo de su fuerza monstruosa.— Bajo la mirada, recordando aquel día, hace casi tres años...

—Nunca lo vi enojado ni triste, desde que nos conocimos... Siempre seguro de sí mismo y sereno... Hasta ese día...— Puedo notar la mirada de Dragon sobre mi.

—Cuando recuperó la memoria...— Asiento, aún sin mirarlo.

—Yo no estaba aquí para apoyarlo... No pude hacer nada para ayudar a mi esposo...— Muerdo mi labio inferior, intentando no llorar.— Él estaba pasando por un infierno y no hice nada para ayudarlo.

—Estabas cumpliendo con tu deber en otro país, ___. Con el gobierno mundial expectante a Shirohige, tuvimos que tomar esa oportunidad única. Además, nadie hubiera imaginado todo lo que ocurriría una vez que él llegase a Marineford.

Nos quedamos en silencio, aún observando el mar sin nada más que decir. Hace unas semanas Sabo debió partir a Dressrosa por órdenes de Dragon junto a Hack y Koala mientras yo... Bueno, debí quedarme por orden del hombre que juramos seguir... Solo dos personas saben que pronto dejaré el ejército revolucionario... Tal vez por un tiempo... Tal vez por siempre.

—Se demorarán varias semanas, ¿no es así?— Suspiro, sin saber qué hacer.

—Es posible que vuelvan pronto.— Responde, cruzándose de brazos mientras observa el mar.

—¿Cuándo?— Pregunto, aún sin observarlo.

—Anoche.— Oigo una voz a mis espaldas y mi corazón da un vuelco.

Rápidamente me doy vuelta, encontrándome con ese hombre en la entrada del balcón... Esas botas negras como el carbón... Pantalones celestes como el mar... Camisa azul como cielo nocturno... Esos cabellos rubios brillando intensamente cada vez que la luz del sol acaricia sus hebras... Esa cicatriz en su ojo izquierdo, recordatorio del inicio de su vida como parte de los revolucionarios... Y esa hermosa sonrisa de amor... Aquella que siempre me dedica.

—¡Sabo!— Corro hacia él y lo abrazo con fuerza, recibiendo uno también por su parte, al igual que un suave beso en mi cabeza.

—También te extrañe, mi tesoro.— Susurra con esa voz suave que tiene... Una voz calmada como el mar después de la tormenta...

—¿Cómo es que llegaste anoche? ¿Por qué no me dijiste?— Lo miro, preocupada y algo molesta.

—Cuando entré a la habitación, estabas dormida. No iba a despertarte por nada en el mundo... Sabes que amo ver tu rostro cuando duermes.— Siento mis mejillas arder.— Dormí en una de las habitaciones vacías, desperté hace un rato.