Una pequeña historia (One Piece X Reader) ONE-SHOTS

Ace x Reader

Pedido de laro_80 (Anotado como pedido el: 29/05/2020. Siento la demora.)

Ha pasado mucho tiempo desde que hablé contigo por última vez... Me atrevería a decir incluso que fue una eternidad. Podría disculparme, poniendo excusas... Como si estuviera ocupada o aún culpándote por todo... Pero sería una mala novia si lo hiciera... Creo que la última vez que te dirigí la palabra fue cuando aún seguías a mi lado, sonriendo con esa alegría tuya...

Pero te fuiste hace tanto... Y tan poco a la vez. Cuatro años que he sufrido en silencio, navegando en solitario, siguiendo una pequeña e inalcanzable luz que cada vez se aleja más de este túnel en el cual me encuentro atrapada... Encerrada en la oscuridad, ahogándome en el vacío de mi corazón y viviendo el pasado de mis memorias, en lugar de disfrutar este presente.

Aún recuerdo el día en que te conocí... Ni siquiera tenías una tripulación propia, sino un amigo que hiciste en camino de volverte un gran pirata y una pequeña barca que utilizaban para moverse por el mar con rapidez. Llegaron a la isla donde vivía; yo era alguien sin pasado ni futuro, sobreviviendo en los rincones de la sociedad, apenas manteniéndome gracias a la basura de otros... Te rogué que me dejaras acompañarte en tu viaje, no había siquiera una sola razón para aceptarme... Y aún así me diste la bienvenida.

Antes que pudiera darme cuenta, la tripulación creció y poco a poco comencé a abrirme ante el mundo, permitiéndome experimentar todo aquello que se me había privado desde mi nacimiento... La luz del sol acariciando mi rostro, mis ojos inundándose de las lágrimas del cielo y de mi propio cuerpo, mi nariz sintiendo el delicioso olor de la madera húmeda, mi boca llenándose del aire salado del océano, mi cabello ondeándose ante la brisa de la libertad.

Fui testigo de tus primeras recompensas, así como la de la tripulación... Vi nacer la banda de los "Piratas Spade", me diste la fruta que me otorgó mis poderes, me ayudaste a entrenar, me tendiste tu mano cuando, a pesar de tanto tiempo estando a tu lado, seguía apartándome de todos... Me alejaste de aquel solitario rincón, integrándome a la fiesta que hizo la tripulación después de mi primera recompensa... Me hiciste sentir feliz por primera vez en mi vida.

Recuerdo ese día, cuando vimos nuestra primera y aplastante derrota... Todos en el suelo, apenas capaces de levantar la mirada... Sangrabas y estabas agotado, pero aún así te mantenías de pie ante ese hombre que alguna vez llegamos a considerar un monstruo y demonio... Nos exigiste escapar, pero no nos iríamos sin nuestro querido capitán... Yo no podía dejar al hombre que le dio sentido a mi vida...

Perdimos la batalla... Desperté en ese gran barco. Me dolía hasta el alma tras esa batalla, pero aún así comencé a correr por todo el navío, buscándote desesperadamente... Rezando porque aún estuvieras conmigo... Que aún estuvieras allí para iluminar mi mundo... Y te encontré. Estabas herido, tanto físicamente como de forma espiritual... No me atreví a hablarte, sabía que necesitabas estar solo... Y aún así me mantuve ahí, acompañándote en la distancia, observándote en silencio, rezando porque volvieras a ser aquel alegre chico que me hacía sonreír.

Me dolía verte... Cada día y noche intentando matar a quien nos había derrotado para terminar recibiendo una paliza por su parte... Podía sentir tu sufrimiento y aún así no logré hacer nada... Desde el día en que me uní a tu tripulación, juré por mi vida que no volvería a rogarle a nadie, no volvería a bajar mi cabeza ante ninguna persona, sin importar lo que sucediera... Y una de esas noches, terminé rompiendo mi promesa.

Una tarde, cuando te hallabas solo, sentado junto al barandal y un plato de comida, fui a la parte frontal del barco, donde se encontraba aquel asiento que utilizaba ese gigante. Allí se encontraba él, junto a varios miembros de su tripulación. Recuerdo que me miró desafiante, sabiendo que yo podía intentar seguir tus mismos pasos... Pero no lo hice.