Law x Male!Reader +18

Start from the beginning
                                    

—(No te creo, Law...)

—Si no me crees... Ese "algo" está escondido debajo de mi mesa de noche. Golpea un poco la madera para apartarla, es una especie de "pared falsa".— ¿Qué clase de tontería habrá guardado allí adentro como para esconderlo tanto?

Lentamente me levanto, caminando hacia su velador y arrodillándome ante éste. Con mi mano doy algunos golpes en la madera y me sorprendo ligeramente al sentir que ésta comienza a moverse según dónde toque. Tras unos segundos, logro apartarla lo suficiente como para poder meter mis dedos en una pequeña abertura y quitarla de en medio, encontrándome con una pequeña bolsa de género negro.

—Se suponía que te lo daría en dos meses... Pero con la situación actual, es mejor quitarte cualquier duda.— Vuelvo a oír su voz.

Abro la bolsa, adentrando la mano en su interior y al tomar lo de su interior, me llevo una gran sorpresa. ¡Es una caja pequeña forrada en terciopelo! Al destaparla, siento que mis ojos se llenan de lágrimas... No de tristeza, esta vez... Sino la más absoluta dicha. Me levanto, tambaleante y me dirijo a la puerta.

—Siempre hablabas de tu animal favorito... Así que Doflamingo, su esposa, Cora-san y yo estuvimos buscando como locos uno que lo tuviera. Ayer lo encontraron y de inmediato fui a comprarlo.

Abro con cuidado la puerta, al ver a Law ponerse de pie, la abro totalmente. Se me queda observando con preocupación y tristeza... No puedo dejar de llorar, sintiéndome feliz y un verdadero idiota al mismo tiempo, abrazando contra mi pecho la cajita con su contenido. Lentamente se acerca a mí y me rodea con sus brazos, desprendiendo su amor y calor que tanto me tranquiliza...

—Lo siento...— Susurro llorando, disculpándome una y otra vez por mi estúpida actitud.

—Hey, mi ___-ya... No te disculpes... Fue mi culpa por haber estado comportándome de esa forma... Ahora que lo pienso, realmente se veía como una supuesta infidelidad.— Con sus pulgares quita mis lágrimas.— ¿Entonces qué dices? ¿Quieres casarte conmigo?

No le respondo con palabras, sino con un beso desesperado, en búsqueda de su cariño y amor infinito. Sus brazos me rodean y poco a poco ese beso de necesidad va convirtiéndose en uno de deseo y pasión irrefrenables. Retrocedemos hasta tropezar y caer sobre la cama, él sobre mi cuerpo, aún sin despegarse de mis labios.

—¿Sabes que es lo único bueno de nuestras discusiones, ___-ya? El reconciliarnos teniendo sexo.— Me estremezco al oírle susurrar en mi oído.

Doy un leve jadeo al sentir sus dientes mordiendo con suavidad mi oreja y sus manos comenzando a acariciar mi cintura. ¿Cuándo fue la última vez que lo hicimos? No podría asegurarlo, pues entre sus extensos turnos en el hospital y sus salidas para pedirle consejo a Doflamingo y Rosinante terminaban por dejarlo totalmente agotado.

—Te me estás desconcentrando, ___-ya.— No puedo evitar soltar un leve gemido al sentir una de sus manos comenzando a acariciar y apretar mi miembro ya endurecido por sobre los pantalones.

Puede estar agotado, con sueño e incluso sin ganas de nada... Pero si le dan ganas de tener relaciones, todo eso quedará de lado y se volverá alguien extremadamente dominante... No hay forma de negar que eso me encanta. ¿Cómo no hacerlo? Si cuando habla, es difícil no tener un maldito orgasmo. Doy otro gemido cuando hinca sus dientes en mi cuello mientras una de sus manos aprieta con fuerza mi posterior.

—No sabes cómo me vuelves loco...— No necesito un espejo para saber que me ha vuelto a marcar. Siento su lengua recorrer las anteriores cicatrices... Sí, le encanta dejarme marcas, como si le gritase al mundo que soy de él y de nadie más.

Una pequeña historia (One Piece X Reader) ONE-SHOTSWhere stories live. Discover now