—¡___!— Gritó el nombre de la joven en voz baja, provocando que ella se girase para verlo.

La joven no pudo evitar sorprenderse al ver al yonkö Akagami. De todos los lugares en los cuales se lo podía encontrar, jamás se le había pasado por la cabeza que pudiera ser en la tierra santa. Rápidamente se escabulleron hasta un espacio cubierto que les permitiría hablar sin ser vistos desde el castillo.

—¡¿Qué demonios haces aquí, Akagami?!— Preguntó en voz baja, observando al emperador.

—Tuve que venir a resolver ciertos asuntos personales que requerían de mi presencia... ¿Qué hace el ejército revolucionario en este lugar?— Preguntó el pelirrojo mientras observaba los ojos ___ (c/o) de la joven.

—¿Tú en este lugar con asuntos personales?— Preguntó la joven mientras levantaba una ceja, sonriendo con burla ante la respuesta del mayor. —¿Es que acaso eres un descendiente de Tenryübito, Akagami?

El pelirrojo no pudo evitar reír ante la pregunta de la joven, quien imitó su actuar. No era la primera vez que la joven y el mayor coincidían en alguna isla o en pleno mar, pero no era algo precisamente esperable encontrarse en un lugar tan imponente y peligroso como Mary Geoise. Tras unos segundos, el pirata sonrió de lado, observando a ___.

—¿En serio seguirás llamándome "Akagami", ___? Me rompes el corazón, amiga mía.

—Bueno...—Dijo mientras se cruzaba de brazos, haciendo que su prominente busto se viera aún más grande ante los ojos del pelirrojo. —Las cosas han cambiado mucho desde ese entonces, Shanks. Tú eres un emperador del mar y yo soy una revolucionaria... Nuestros títulos y nivel de peligrosidad ante el gobierno mundial nos ha cambiado bastante.

—Sólo ha cambiado la fuerza y cómo nos llama el mundo, ___. No nos cambia a nosotros. ¿Acaso olvidaste todo lo que pasamos juntos en ese entonces?— La joven suspiró.

—Jamás podría olvidar esa aventura... Ser pirata fue sin duda una gran experiencia, especialmente de tu tripulación cuando apenas estabas empezando... Pero no puedo aceptar la forma en la que quieres cambiar este mundo, Shanks... Hacerlo todo no es la solución.

Ambos se quedaron en silencio. Aún recordaban con cariño aquellos tiempos en los cuales disfrutaban la amistosa compañía del otro, navegando juntos un enorme mar de sorpresas cuando apenas acababan de llegar al Red Line... Esperaban poder mantenerse juntos durante mucho más tiempo, hasta el momento de convertir al pelirrojo en el próximo rey pirata... Pero luego comenzaron las interacciones con la marina y las acciones de Shanks comenzaron a provocar dudas en la chica.

—Me enteré que esa akuma no mi que robamos al gobierno mundial terminó siendo consumida por el hijo de Dragón... ¿Qué es lo que planeas, Shanks? Te lanzaste en contra de un barco del Cipher Pol y luego diste tu brazo por ese niño...

—El consumo de esa fruta fue sólo coincidencia, ___... Y lo de mi brazo... Fue una apuesta hacia el futuro.— Respondió mientras apretaba su muñón con la mano.

—Shanks... Esa Akuma no mi fue mi última aventura de pirata... Te importó más conseguirla que yo renunciara a la tripulación...

Aún podían recordar aquella tarde... Tras asaltar y robar aquel tesoro del Cipher Pol, ___ decidió que no podía seguir confiando en las acciones de su gran amigo... Aquella vida de pirata donde cada día era una nueva aventura había desaparecido, convirtiéndose en un juego de gato y ratón en el cual el pelirrojo buscaba constantemente información sobre el gobierno mundial... Como si estuviera obsesionado con éste.
Esa misma noche desembarcó en la isla más cercana y no volvió a mirar atrás. Poco tiempo después se unió al ejército revolucionario.

Una pequeña historia (One Piece X Reader) ONE-SHOTSWhere stories live. Discover now