Crocodile x Reader

Start from the beginning
                                    

—(Debe ser el capitán...) —Trago seco.

—No te di permiso para golpear a esta bella chica, imbécil. —Cierro los ojos con fuerza cuando comienza a pisotear el cuerpo de su subordinado.

Siento que algo frío se apoya bajo mi mentón, obligándome a levantar el rostro y a abrir los ojos al dar la orden. Observo que en su otra mano ahora lleva desenvainada una espada, con la cual me apunta al cuello, mientras que guarda su arma de fuego en uno de los grandes bolsillos de su abrigo rojo de capitán.

—Sin duda eres una preciosidad. Ven conmigo. —Intento negarme, pero apenas logro abrir la boca cuando su voz me interrumpe. —Si intentas negarte, te cortaré ese delicado cuello que tienes.

Siento que me toma fuertemente del brazo, hasta el punto de dolerme su agarre. Me pongo de pie apenas tira, provocando que me queje de dolor, pero ese hombre ignora completamente mi sonido. Me quedo en silencio durante unos minutos, observando asustada a sus subordinados que siguen llevándose las joyas y dinero de los clientes del casino... Cuando mi jefe llegue, estará furioso...

—(¿Me salvará...?) —Aquella pregunta ronda por mi cabeza.

—¡Ya tenemos suficiente, bastardos! —Grita el capitán, sonriendo mientras aprieta su agarre, provocando que vuelva a quejarme. —¡Tenemos un gran botín y una buena mujer para hacernos compañía en nuestro viaje!

Intento tirar de mi brazo, pero siento nuevamente la espada en mi cuello. Miro con terror al hombre que me tiene agarrada... Me mira con desprecio, como si dijera "Una vez más que intentes soltarte y no dudaré en matarte como a un perro". Me estremezco y finalmente me rindo, sabiendo que ya no tengo escapatoria a mi terrible destino.

—Si aparece ese perro del gobierno mundial... —Siento que un sentimiento de ira me invade al oír cómo se refiere a mi jefe. —Llenémoslo de plomo. No hay nadie que pueda salvarse de una buena ronda de balas.

—(Mi jefe es fuerte. No podrán hacerle nada.) —A pesar de saberlo, no puedo evitar sentirme preocupada por él.

Soy arrastrada con fuerza hacia la salida, lágrimas caen de mis ojos por el dolor y miedo que siento en este momento... Puedo oír a mis compañeras gritando mi nombre desesperadamente, como si ello pudiera protegerme de estos piratas. Comienzo a despedirme de todo lo que me rodea, así como de la gente que llegué a conocer y apreciar en esta vida...

—¡¿Qué demonios?! ¡¿Una tormenta de arena aquí?! ¡Nos dijeron que no habían tormentas de arena en Rain Base! —Oigo exclamar al capitán.

Abro mis ojos un poco y me sorprendo al notar que hay un gran tornado de arena que se acerca cada vez más a nosotros. Siento que el capitán retrocede unos pasos, aún sin soltarme; entramos nuevamente al casino. Oigo gritos de exclamación cuando la arena comienza a entrar en el establecimiento, rodeándonos por completo.

—(Esta arena... Sólo puede ser controlada por una persona...) —Mi corazón se llena de dicha y alivio al saber que, finalmente, mi jefe ha llegado para poner las cosas en orden.

La arena comienza a juntarse a la entrada del casino, creando un pequeño torbellino de arena que termina por tomar la forma del hombre que tanto admiro y de quien me he enamorado... El dueño de este casino y de mi corazón... El salvador de Arabasta y la persona a quien le confiaría mi vida...

—¿Qué está pasando aquí? —Oigo esa voz rasposa y gruesa que me encanta.

—Crocodile-sama... —Susurro. El hombre que me tiene tomada del brazo logra oírme.

—¡Cállate, maldita perra! —Grito de dolor al sentir que se hace más fuerte su agarre.

Cierro los ojos con fuerza, sintiendo que lágrimas comienzan a brotar de mis ojos por el dolor. Estoy segura que está a punto de romperme el brazo... Y el dolor de mi mejilla aún es bastante latente, hasta el punto de saber que está aún sangrando un poco por aquel golpe. De repente, un susurro llega a mis oídos... Es esa voz.

Una pequeña historia (One Piece X Reader) ONE-SHOTSWhere stories live. Discover now