Hayes
Verla sonreír, verla feliz lo es todo para mi. ¿Cómo mierda he tardado tanto en encontrarla?
La tengo pegada a mi, sentada encima de mi regazo mientras me habla sobre algo a lo que no le estoy prestando ninguna atención porque estoy observándola como un jodido enamorado.
Todavía sus ojos están brillosos por las lágrimas de antes, su nariz está levemente roja pero no demasiado notable. La enorme sonrisa que ocupa su rostro consigue acabar con todo. Y eso estoy haciendo precisamente ahora, como un jodido loco enamorado mirando su rostro, su perfecto rostro.
Sus labios rosados se mueven cuando hablan y me pierdo en ellos, cuando de entre ellos escapa mi nombre en un leve susurro de lo más jodido sensual y no hay hora para cogerla y llevarla hacia otro lugar donde estemos a solas. Pero no puedo hacerlo ahora.
—...y ha sido precioso, no pensaba que tuvieras ese lado romántico...
—Soy una caja llena de sorpresas, princesa.
–le guiño un ojo y puedo ver sus mejillas colorarse.
Jamás pensé llamar a nadie de esa forma. Aunque bueno, sinceramente, jamás pensé enamorarme perdidamente ni de perder la cabeza por nadie. Tengo claro que por ella haría cualquier cosa.
Hasta lo más loco.
—No tenías por qué haber hecho todo esto, aunque ha sido un gesto bastante bonito.. te debe de haber costado una fortuna...
—El dinero no es ningún problema para mi, no te preocupes. Solo quería darte una sorpresa, joder... enseñarte que puedo ser bueno para ti, te mereces todo lo mejor y esto tampoco ha sido nada mas allá.
—¿Cómo que no? Cualquier chica de esta fiesta y cualquiera, hubiera deseado que su novio le hiciera esto –ríe y se muerde el labio inferior– eres increíble.
Y cuando digo que daría todo por ver esa sonrisa siempre, lo haría.
El Hayes del pasado se asustaría y se descojonaria del de ahora, tan cursi y enamorado hasta la mierda.
—Lo sé. Pensaba que lo sabías de antes.
–me encojo de hombros y siento una palmada en mi brazo izquierdo.
Me mira con una mirada fulminante pero termina riendo a carcajadas y yo le acompaño.
Joder, soy un maldito cursi de mierda pero.. cómo amo verla reír, cómo amo escucharla hacerlo.
Acaricio su mejilla y la atraigo para besarla. Haría esto cada minuto de mi vida.
—Eres un creído, ah, y un idiota también.
Me encojo de hombros. —No te digo que no.
Leah ríe y deja un beso en mi mejilla.
—Te quiero.
—Yo también, cómo no te haces una maldita idea. Oye, ¿y si nos vamos y mandamos esto a la mierda?
Eleva una ceja y me mira esperando una respuesta. Tuerce los labios y mira a su alrededor y después devuelve su mirada hacia mi.
—No se si sería buena idea...
—Vamos Leah, está a punto de acabar.. son casi las dos de la madrugada, no creo que esto dure mucho más tiempo.
Se toma su tiempo en pensar hasta que finalmente asiente con la cabeza y se levanta para ir hacia donde esta Cathy para avisarle de que nos vamos.
Veo como su perfecto cuerpo se mueve y sus caderas se mueven de forma demasiado sexy. Me quedo observándola con una maldita sonrisa de enamorado en el rostro, hasta que a los minutos vuelve hacia mi sonriéndome.
[...]
—¿Y bien?
Se deja caer en el sofá y me mira desde abajo, quitándose los tacones y dejándolos en un lado del pie del sofá. Hago lo mismo pero con la chaqueta, dejándola sobre el respaldo del sofá y caminando hacia ella ofreciéndole mi mano y levantándola.
La adhiero a mi cuerpo pasando mi brazo por su cintura y con mi otra mano le agarro por la barbilla y yendo hacia su rostro y nuca, sosteniendo su mirada sobre la mía. Miro sus labios detenidamente y me lanzo hacia ellos sin esperar por mucho más tiempo.
Acaricio su cintura y su espalda con las yemas de mis dedos y bajo más atrayéndola hacia mi, tomándola por los muslos hasta subirla a mi cintura.
Camino con ella acuestas hacia la escalera para llegar a la habitación y dejarla sobre la cama lentamente. Mis manos recorren cada trozo de piel, sin dejar un solo lugar sin tocarlo.
—Joder, te he echado de menos tanto...
Tiene los párpados cerrados y la respiración agitada, su pecho sube y baja y se muerde el labio inferior levemente. Sonrío y le beso de nuevo.
Echaba de menos todo esto.
Le echaba de menos a ella.
Agarro el borde del vestido y lo estiro hacia arriba dejando liberado su cuerpo. Trago saliva duramente mientras que mis ojos lo analizan. Tiro el trozo de tela en alguna parte de la habitación y paseo mis manos con más libertad por su cuerpo y por su piel.
—Te deseo, mierda, no sabes cuántos jodidos días y semanas llevo sin esto...
Para ser exactos, desde la última vez que lo hicimos. Desde hace un maldito mes que no la toco, que no siento su piel contra la mía. Que no he tenido nada con nada ni nadie, porque la esperaba a ella.. porque es ella y nadie más.
[...]
Siento algo húmedo y blando besar toda mi cara, pelo rozar en mi mejilla y algo pesado sobre mi cuerpo.
Abro los ojos y veo a Leah encima de mi, dando besos por toda mi cara y sonriendo. Sonríe ampliamente cuando me ve despertarme y antes de que consiga levantarse, la tomo por las caderas acostándola en el colchón y subiéndome encima de ella.
—Buenos días, mi amor.
–susurra riendo.
Hundo mi rostro en la curva de su cuello y entre su pelo. Dejo mi peso en mis codos para no aplastarla, pero estoy apretado contra ella. Suspiro contra su cuello y cierro los ojos disfrutando.
—Me gusta esa manera de darme los buenos días.
–murmuro contra su cuello, causándole escalofríos.
Levanto mi cabeza y le miro a los ojos. Me sonríe, sonrío y aplasto mis labios sobre los suyos.
—¿Qué quieres desayunar?
–pregunto rozando mis labios contra los suyos intencionadamente– por que yo tengo ganas de una Leah bien calentita.
Sonríe y arruga la nariz negando con la cabeza.
Rueda por el lado de la cama libre escapando de debajo de mi cuerpo y colocándose de pie.
Caminando desnuda dejándome contemplar su cuerpo, ese cuerpo que dios le ha dado y que, es todo mío. Se acerca hacía las cortinas y las abre entrando la luz del sol por la ventana y dejándome jodidamente ciego.
Hundo la cabeza en la almohada.
—Joder Leah, haber avisado.
–gruño en la almohada.
—Lo siento. Sabes que te quiero.
–ríe.
A los minutos la veo salir del baño sólamente con la braga y con mi camiseta puesta. Me va a volver jodidamente loco.
Leah
Siento unos fuertes brazos rodearme la cintura y algo chocar contra mi espalda.
Sonrío cuando Hayes deja varios besos contra mi cuello y murmura un: «te quiero» en mi oído causándome escalofríos.
Sus manos se cuelan debajo de la camiseta, rozando con las yemas de sus dedos mi cintura y mi abdomen lentamente. La piel se me eriza y siento mi corazón palpitar fuertemente contra mi pecho.
Nunca dejaré de sentirme así con Hayes.
—¿No te importa que me haya puesto tu camiseta, verdad? No quería ponerme otra vez el vestido... es bastante incómodo.
Me doy la vuelta quedando frente a Hayes. Él niega y desvía su mirada hacia mis labios, pasando su lengua lentamente por los suyos mojándoselos.
—Claro que no, de hecho.. te queda mejor que a mí. Estás jodidamente sexy.
Rio levemente y rodeo su cuello con mis brazos.
Sus manos trazan círculos en mi abdomen y su rostro se acerca al mío, besándome lentamente.
Un beso puede transmitir muchos sentimientos, demasiados.
¡Holaaa!
Aquí os traigo un capítulo bastante cargadito de amor y pasión.. :)
Ya estaba deseando volver a verlos de esta manera, insisto: son muuy aaww.
¿Los echabais de menos?
Comentad que os leo siempre!
¡Nos leemos!
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