La lluvia golpea la ventana y miles gotas pequeñas se deslizan por ella, los truenos y relámpagos son evidentes y atormentan la ciudad.
Dejo de observar la ventana y de contar las gotas que van a empezando a caer por el cristal, cuando un relámpago alumbra el cielo y siento un escalofrío recorrerme el cuerpo.
Doy un trago al chocolate caliente y desvío mi mirada hacia la televisión, están echando una película que parece interesante aunque no la estoy atendiendo, tengo la mente puesta en otra cosa o mejor dicho... en alguien.
El nombre de Hayes aparece en mi mente y pienso en que estará haciendo ahora, en un día como este.
No me ha llamado, ni si quiera lo he visto desde hace dos días, cuando discutimos y se fué.
(Flashback)
Hayes introduce las llaves del coche y cierra la puerta bruscamente cuando entra.
Pisando el suelo firmamente y enfadada, abro la puerta del copiloto y entro al coche de mala gana deslizándome por el asiento de piloto.
Está dando golpecitos con los dedos en el volante, su mirada está fija en la carretera y su ceño está fruncido.
—Ten más cuidado.
–murmura sin mirarme.
Tiene la mandíbula tensa, el ceño bastante fruncido, más de lo normal. Y los nudillos de sus manos están comenzando a ponerse blancuzcos por el aprieto del volante.
Ruedo los ojos y miro por la ventanilla, cuando el coche arranca y comienza a ir con rápidez.
—No vayas tan rápido, podemos chocarnos.
–susurro sin ganas.
La verdad, no tengo ganas a penas ni de hablar. Pero no piendo dejar que tengamos un accidente porque esté cabreado, cuando la que debería estarlo aquí soy yo.
—No puedo creer que te hayas comportado de esa manera.
–murmuro.
—Si no quieres que tengamos un jodido accidente, cállate. Bastante cabreado estoy ya.
Refunfuño un «imbécil» en voz a penas audible y sigo mirando por la ventanilla el paisaje pasar y las personas que pasan por las calles.
Después de unos veinte minutos llegamos a casa, a mi casa. Él entra primero que yo, ha venido simplemente a coger su chaqueta la cuál se la olvidó aquí antes de irnos a la comida de amigos y que se supone, que era para hacer las paces él y Adi.
Mi hermano se negó a hacer las paces con Hayes, asi que lo dejé pasar. Pero Adi accedió, lo hizo por mí. Ambos accedieron por mí, pero las cosas han salido mal como eran de esperar. Sólamente han habido gritos, discusión y golpes; otra vez.
Le agarro del brazo cuando pasa por mi lado para salir por la puerta y marcharse. Éste se gira bruscamente y me fulmina con la mirada; todavía tiene la mandíbula y el ceño fruncido.
—¿Te vas a ir así sin más?
–pregunto plantándole cara.
—¿Qué cojones quieres que haga ahora? Tengo que irme, déjame en paz.
Abro la boca y elevo ambas cejas mirándolo asombrada. Otra vez aparece ese lado que odio de Hayes.
—¿Qué? Me parece que tenemos que hablar de algo, por si no te has dado cuenta.
—No, no hay nada de que hablar.
Vuelve a dar pasos hacia la puerta y lo agarro del borde de la camiseta tirando de él. Hayes gruñe y se gira de nuevo, de la misma manera bruta de antes y cierra la puerta, la cuál había abierto para irse.
—¡¿Qué mierda quieres?!
–dice en tono elevado y lleno de rabia.
—¿Qué mierda quiero? ¡Quiero hablar! ¿Cómo eres tan ignorante y pasota de todo? Tenemos que hablar de lo que ha pasado, de lo que has hecho tú.
Suelta carcajadas secas y se cruza de brazos en frente de mí, con la barbilla elevada y mirada desafiante.
—¿Yo? También ha sido culpa de ese subnormal. La próxima vez que cierre la puta boca antes de que vuelva a partírsela.
Frunzo los labios en una fina línea recta y aprieto el puño derecho. ¿Cómo puede ser tan imbécil?
—No vas a partirle nada a nadie y mucho menos a Adi. ¿Por qué mierda lo has hecho? Él solo quería hablar, ¡pero claro! El señor solo sabe solucionar las cosas golpeando a las demás personas. Es la única manera en la que sabes hacerlo.
—Solo dices gilipolleces. No tengo nada más que hablar, ¿lo prefieres a él antes que a tu jodido novio? ¡Pues bien! Ve con él y follatelo, que seguro lo has tenido que hacer más veces.
No puedo retener la rabia que invade mi cuerpo y mi mano involuntariamente se alza hasta golpear su mejilla con dureza. Tan fuerte que, su mejilla se pone roja y mi mano queda marcada en ella. A pesar de su piel levemente bronceada se le nota bastante.
Su cuerpo se mueve unos centímetros hacía mi y sus manos se colocan en mis hombros empujándome hacia la pared más cercana y pegando su cuerpo al mío.
—Te dije una vez que no lo volvieras hacer y lo has hecho.
–gruñe con fuerza.
Estampa el puño cerrado a un lado de mi cabeza y cierro los ojos sobresaltandome. Pero vuelvo los vuelvo a abrir encontrándome con sus ojos grisáceos puesto sobre los míos. Tiene los ojos llenos de ira, la mandíbula demasiado apretada y tengo miedo, aunque sé que no es capaz de hacerme nada.
—Pégame, si vas hacerlo, hazlo ya –murmuro con los ojos cerrados– es a lo que estás acostumbrado, así solucionas las cosas siempre ¿no? Pues venga, hazlo.
Sé que no va hacerlo, que no es capaz de ello.
Siento su dura respiración agitada, da un golpe contra la pared demasiado fuerte, tanto, que un cuadro ha sobresaltado y se ha caído al suelo.
Por suerte, es de tela y no se ha roto.
Refunfuña algunas palabras que a penas puedo escuchar y abre la puerta bruscamente chocando contra la pared y después de salir la cierra bruscamente.
Cierro los ojos cuando el estruendo horrible se escucha y suelto un suspiro seguido de algunas lágrimas sueltas por impotencia y enfado.
No me gusta estar así con Hayes, no me gustan estos momentos de enfados y que estemos separados uno del otro.
Me siento mal y por alguna razón, solo me apetece llorar.
(FIN FLASHBACK)
Dejo la taza de chocolate caliente sobre la mesa de centro, limpio mi boca con una servilleta y me acuesto en el sofá tapándome las piernas con una manta delgada. Hoy también ha sido un día bastante fresco.
Después de dos horas la lluvia parece cesar, los truenos y relámpagos dejan de aparecer y todo se tranquiliza, aunque el fresco y el cielo grisáceo con nubes oscuras no se aclara.
Me coloco unos vaqueros junto a una camiseta de media manga y una chaqueta vaquera. Agarro las llaves de casa junto a mi móvil y salgo de casa, hacia la de Adi. Ya que me ha mandado un mensaje diciendo si podía ir a su casa, ya que él está enfermo y no puede venir.
Y ahora que se ha parado el diluvio, voy a aprovechar para poder ir. No está tan lejos de casa, solo a algunas manzanas. Aunque si hay un buen camino.
Tengo el paraguas preparado en una bolsa de plástico mientras que camino a paso ligero por la acera para llegar cuanto antes a casa de Adi.
Cuado siento que choco contra algo blando pero duro a la vez. Pido disculpas y sigo mi camino, cuando siento una mano tapar mi boca y un fuerte brazo tomarme por la cintura llevándome hacia la pared del costado de una tienda y en ese rinconcito me suelta.
Cuando voy a gritar, la enorme mano vuelve a tomar mi rostro tapándome la boca. En ese momento abro los ojos para ver al individuo que me ha cogido de esa manera, pero no puedo verlo ya que estoy espaldas a él. Pero lo escucho reírse, escucho sus carcajadas.. demasiado familiares.. tanto que...
¡¡Holaaaa!!
Lo sé, soy mala y os dejo con la intriga hasta el siguiente que capítulo jajaja...
Na, es broma. Pronto subiré el siguiente capítulo y se sabrá quien ha sido.. (;
¿Quién será?
Comentad, os leo siempre!!
¡Nos leemos!
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