Las manos de Will se posan en mi cintura cuando entramos a la discoteca. Vamos todas las chicas juntas, buscando un lugar entre tanta gente.
Hasta que llegamos a un lugar donde hay un poco de hueco entre tantas personas y Carol llama a un camarero el cuál nos trae a nuestra mesa una bandeja con dieciséis copas.
Veo que Will hace una mueca cuando le ofrecen la copa pero aún así la toma para no hacerle el feo.
El chico moreno se va con la bandeja vacía.
—¿No la quieres?
Cathy le señala la copa que Will sostiene entre las manos.
—No, la verdad es que no me gusta el alcohol.
Cathy asiente y le pide si le puede dar la copa. Will asiente y se la da.
—Perfecto, gracias.
–le sonríe y Will se la devuelve.
—¿Para qué crees que la querrá?
—Es capaz de beberse las dos copas, pero se la va a dar a su novio. Se ha ido con él.
Will asiente.
—Esta canción es genial –dice moviendo su pie– Hoy estuvo bien la comida, podríamos repetir otro día. Mi tía me dijo ayer que fueramos a su casa algún día, vive sola junto a Ron, es un perro encantador.
Vaya, quién no supiera que somos amigos y vecinos, pensaría que somos pareja.
Cuando estoy con él es como si nos conocieramos de toda la vida. Hay confianza y estamos cómodos uno con el otro.
—Sería un placer ir algún día de estos. Me gustaría conocer a Ron.
–sonrío.
—Es buen perro, te caerá bien. Y seguro que tú a él también.
–ríe y me guiña un ojo.
[...]
La noche transcurre normal y divertida.
Después de una media hora hablando sobre temas diversos y bailar un poco, Cathy ha venido junto con Jake y nos han llevado a arrastras hacia la pista de baile. Y como nos apetecia bailar, nos hemos quedado.
Bailamos los cuatro juntos al ritmo de la música mientras que reímos y hablamos, o más bien, gritamos por encima de la música para poder entendernos.
Siento una manos en mi cintura que hacen que me sobresalte en el momento. Will se pega a mi.
Coloco las manos alrededor del cuello de Will, mientras que nos miramos a los ojos bailamos la canción que está sonando ahora mismo. Es algo movida.
—Me gustan tus ojos.
–dice mirándome mientras que sonríe.
Mis mejillas como ya de costumbre toma ese color rojizo.
Una de sus manos se apartan de mi cintura y se eleva hacia mi rostro, acariciando mi mejilla con su pulgar mientras que sus ojos están perdidos en los míos.
Estoy embobada mirando esos ojos esmeralda, son realmente preciosos.
Siento la música a gran volumen, la gente gritar y cantar. Pero sigo perdida en sus ojos, cuando veo su rostro acercarse muy lentamente hacia el mío.
¿Va a besarme?
Va a besarme.
Sonríe y sigue acortando distancia.
Cuando su nariz está apunto de rozar la mia, siento como una fuerza mayor a mi me empuja hacia atrás y siento unos labios gruesos y a la misma vez suaves chocar contra los míos.
No son los de Will, él los tiene finos. En cambio, siento un leve sabor a cigarrillos muy familiar.
Me quedo paralizada, sin saber qué hacer.
Unas fuertes manos agarran mis caderas pegándome a él y cuando llevo mis manos a su pecho, algo de metal da contra el lado de mi mano. Un collar.
Sabor a cigarrillos y menta. Un collar de cadena fino y ese olor tan familiar. Es Hayes.
Justamente cuando sus labios se despegan de los míos, al abrir los ojos lo primero que veo son unos ojos grisáceos a pocos centímetros.
Y obviamente, es él.
Frunzo el ceño a la vez que mis mejillas arden y se ponen coloradas.
¿Por qué ha aparecido a si de la nada y nos ha interrumpido?
Cuando voy a mirar detrás de Hayes para ver si sigue ahí Will, no está.
Como era de esperar, no se iba a quedar viendo la escena de como me beso con otro tipo cuando antes de que Hayes apareciera nos ibamos a besar.
—Oh, vaya, ¿os he interrumpido?
–hayes ríe con suficiencia.
—Eres un gilipollas.
–golpeo su pecho y le empujo hacia atrás con la poca fuerza con la que puedo hacerlo.
Hayes solamente ríe cuando golpeo su pecho.
No le estoy haciendo daño, ni tampoco es que quiera hacerlo. Pero me molesta que nos haya interrumpido de esta manera.
Aunque yo también haya tenido gran parte de la culpa por no haberle apartado en su tiempo.
—Shhh nena, cállate.
–se acerca a mi y me toma el rostro por la barbilla.
Niego con la cabeza y le vuelvo a empujar.
Aunque no consigo nada, ya que no lo muevo ni si quiera un solo centímetro. Sigue en el mismo lugar.
Sus enormes manos vuelven a tomarme por las caderas, pegando su cuerpo al mío. Una de sus manos, esconde un mechón de mi cabello tras mi oreja y aparta el cabello que cae por mi hombro dejándolo hacia atrás. Y dos segundos después siento húmedos besos por mi cuello, que consiguen causarme escalofríos y que la piel se me erize.
—Hayes, para.
Tomo su rostro y lo aparto, pero él hace fuerza y deja un beso corto en mis labios que me toma por sorpresa. Hayes ríe.
Se lleva a los labios la copa que sostiene en una de sus manos y da un trago, su mirada vuelve hacia mi clavándose sobre la mía.
—Creo que tu nueva conquista se ha ido cabreado.
Se gira hacia atrás y vuelve hacia mi sonriéndome con suficiencia, orgulloso de lo que ha hecho.
De haber hecho que Will se marchara.
Frunzo el ceño y lefulmino con la mirada, girando sobre mis talones y caminando hacia el lugar donde antes estábamos, quizá Will esté ahí.
Por suerte Hayes no me detiene. Solo se escucha una carcajada de su parte. Y lo ignoro.
Tal y como suponía, Will está sentado en el sofá a un lado de las chicas. Mientras que mueve un vaso con un licor morado y mira hacia el suelo.
Cuando me ve llegar sube la mirada hacia mi y se levanta del sofá quedando a mi altura.
—No sabía que tenías novio –suelta– ¿Por qué no me lo habías dicho? No había ningún problema...
Niego con la cabeza repetidas veces.
Se está equivocando y se está haciendo una idea de lo que no es.
—Hayes no es mi novio, es un idiota que... –suelto un suspiro– no voy a darle protagonismo ni hablar de él.
—Entonces, ¿Por qué ha interrumpido así? Menudo imbécil.
–suelta frunciendo el ceño.
Asiento con la cabeza dándole la razón.
—Lo es. No sé por qué ha hecho eso, fue inoportuno de su parte. Solo somos.. en verdad, ni amigos somos. Conocidos tal vez.
—Déjame decirte, que es gilipollas.
Sofoco un grito cuando veo a Hayes detrás de él frotándose los puños y con esa sonrisa de suficiencia de antes.
Le toca el hombro y dice; —¿A quién le dices, qué?
Y de repente veo el puño de Hayes volar hacia el rostro de Will y estamparse contra él.
Quien tambalea hacia atrás perdiendo el equilibrio por el gran golpe que Hayes le ha propinado.
El cuál sonríe orgulloso de lo que ha hecho.
¡Holaaaa!
Uuuh se puso intensa la cosa entre esos dos, Hayes es un poco.. ¿agresivo? Jajaja..
¿Team Hayes o Team Will?
Comentad, siempre os leo y respondo!!
¡Nos leemos!
❤❤❤❤❤
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