Capítulo 75: Noticias desde Andorra y Barcelona.

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Semanas después de la mudanza todos están a lo suyo. Cada uno en su trabajo y con sus cosas. Joel con su consulta, Dani con el hotel, Leti desde casa con sus pequeños, Alejandro y Adrián con su consulta de fisioterapia, Mireia en el bufete, Mellea con su trabajo en la farmacia, y Luka y Didac en el taller de mecánica dónde trabajan después de terminar hace 2 años el ciclo medio de mecánica. Leonardo está buscando trabajo aún tras mudarse a Andorra con su padre, y Odette acaba de acabar la carrera de Bellas Artes así que tampoco hace nada por ahora. Más tiempo para ellos. Al igual que Mellea y Joel han estado años separados sin casi verse. Y ahora van a aprovechar el tiempo que no han tenido en los últimos años.

Mellea, está en la farmacia trabajando. Tranquilamente. Lleva unas horas ya allí. Normalmente no se cansa en ningún momento. O no solía hacerlo en Milán. Aquí en Andorra ya le ha pasado alguna vez más. Le queda media jornada por delante. Y aunque está sentada atendiendo a los clientes que mayormente vienen a por los medicamentos de la receta electrónica no cree que aguante hoy hasta el final del día.

Una arcada le avisa de que debe cogerse unos minutos de descanso. Avisa a una compañera de que va un momento al baño y corre a este. Llega por los pelos al baño donde echa todo el desayuno de esta mañana y no después de eso se siente mejor. Si fuera por su estómago seguiría echando hasta la bilis. Cuando parece que ya ha parado vuelve a su sitio y sigue con su trabajo. Aunque la encargada que a la que no le parece que le caiga muy bien se acerca enseguida a echarle la bronca por irse al baño sin avisarla a ella directamente, y por las pintas que tiene tras volver de allí.

Mellea se muerde la lengua. Ella tiene mucha mejor formación que esa. Pero es la nueva y bastante tiene con tener trabajo. Así que mejor no buscarle las cosquillas a su superior si no quiere irse de patitas a la calle. Aunque le cuesta mucho. Si tenía que ir al baño, tenía que ir. ¿O era preferible echarlo todo al lado de la pila de cajas de condones? Anda que manda huevos. Si tiene una urgencia, tiene una urgencia.

-¿No estarás embarazada? Porque entonces ya puedes estar recogiendo y yéndote a tu casa. De forma indefinida.

Mellea no responde. Normalmente le soltaría que no puede echarla porque ella es la encargada, no la dueña, y que, aunque fuera esta última que tampoco podría echarla si ese fuera su caso. Pero no lo ha hecho. Está dándole vueltas. El cansancio de los últimos días, los vómitos de hace un momento, y... Y no le ha bajado la regla desde hace ya ha perdido la cuenta. Entre la mudanza, buscar trabajo, y tal y cual. Se ha olvidado de todo. Pero no puede decir nada hasta que se asegure. Y menos a esa incompetente.

-Claro que no.- es lo único que es capaz de decir.
-Más te vale.

Sigue trabajando como puede. Y cuando ve que no hay clientes esperando y que la encargada se ha ido, va a la zona donde están los test de embarazo y le pide a una de sus compañeras que se lo cobré sin decirle nada a la otra.

-Yo no digo nada. Te lo prometo.
-Gracias. Te debo una.

Se mete el test en el bolso y cuando llega su hora para comer aprovecha para hacerse el test. No tiene hambre. Y los nervios no le pueden ir ya a más. No quiere perder el trabajo, pero tener un pequeño de Joel... Sería lo mejor que podría pasarle. Ya se lo puede imaginar. Un pequeño bebé morenito adorable y achuchable con el que se le caiga la baba.

La espera tras hacer el test hasta que sale el resultado es horrible. Los nervios se multiplican por 1000. Y va a darle un infarto como no salga pronto el resultado. 3 minutos eternos para ver la confirmación de su mayor miedo y sueño a la vez. Es un bonito positivo.

 Es un bonito positivo

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Un Verdadero Márquez (MLLP 3)Where stories live. Discover now