Capítulo 66: Koalas, canguros y pingüinos.

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La Luna de Miel de Mireia, Jordi, Leticia y Daniel empieza con un vuelo en Barcelona a las 15 de la tarde tras una noche movidita para ambas parejas. Un vuelo de 6 horas hasta Doha, una escala de hora y cuarto y otro vuelo de 14 horas hasta Melbourne. 21 horas de viaje en vuelos y escalas. No hace falta decir que llegan casi muertos del cansancio y esa primera noche, porque llegan a las 20:50 al aeropuerto, más recoger las maletas y coger un taxi al hotel. Una vez en el hotel registrarse, subir a la habitación y allí mismo cayeron en brazos de Morfeo los 4.

Llevan varios días ya en la isla del continente oceánico. Hoy van a ir a ver koalas, canguros y a ver si pueden ver también pingüinos. Los más ilusionados con esa idea son Daniel y Leticia. A esos dos les encanta Australia y su fauna autóctona. Sobre todo, los koalas y los pingüinos. Mireia y Jordi son más de playa o de aprovechar el día con otras cosas. Aunque les parece bonito ir a ver koalas y canguros. Además, ver a sus dos acompañantes tan ilusionados es otra motivación extra.

Ya llevan toda la tarde viendo a los animalitos. Han visto cientos de canguros con algo de miedo de que les pudieran dar algún golpe al acercarse demasiado, aunque muriendo de amor con las crías. También han visto decenas de koalas, muriendo de amor nuevamente con las pequeñas crías de los animales. Y ahora están visitando pingüinos. Inicialmente Mireia y Leti se han vuelto locas viendo los pingüinitos, torpones a la hora de caminar, y adorables. Muy adorables. Bonitos, torpones, pequeñitos y únicos. Una experiencia inolvidable e irrepetible. Se alegran de haber venido tan lejos de Luna de Miel. Están viendo y descubriendo cosas maravillosas.

Daniel y Leticia quieren apadrinar uno o dos koalas. Saben que no pueden llevarse uno a Cervera, pero pueden hacer eso. Quieren formar parte de la forma que pueda ser de uno o varios koalas. Esos animalitos son muy buenos, y están en peligro de extinción. Quedan muy pocos. Hay que cuidar mucho de los pocos que quedan. Mireia recuerda que el año en que nació ella comenzó con un incendió monumental en toda Australia y muchos koalas y otros animales murieron en ellos. Aunque de eso han pasado ya 23 años. Muchos años.

Aunque le encanta ver y estar con los animalitos, la pequeña de los Márquez empieza a aburrirse y le pregunta a Jordi si quiere irse ya de vuelta al hotel. El hijo de Quartararo ya se ha cansado también de tanta fauna autóctona y le responde que sí. Quiere ir a coger sol a la playa con su mujer.

-Leti, Dani. Nos vamos.
-¿Ya? ¿Y nosotros como volvemos?
-Os dejamos el coche. Volvemos en taxi. Luego nos vemos. Jordi ya está aburrido y quiere ir a la playa.
-Vale. Luego nos vemos prima.

Las dos parejas se separan y despiden. Mireia y Jordi cogen un taxi que los lleva al hotel. Suben a la habitación con la intención de cambiarse de ropa, ponerse biquini y bañador y salir de nuevo en busca de la playa. Pero la intención se queda solo en eso. En cuanto Jordi empieza a ver como Mireia empieza a hacer llover su ropa por los aires y por el suelo, cambia de opinión en muy poco tiempo. Se acerca a ella, la hace girar hacia él y la besa sin descanso hasta que ambos necesitan despegarse para poder respirar un poco. Los planes han cambiado por completo.

(Mireia)
Cuando los labios de Jordi se alejan de los míos ya no quiero ir a la playa. Quiero quedarme en la habitación con mi marido sucumbiendo a nuestros deseos más primarios.

Jordi se separa lo justo para que pueda ver cómo se quita la camiseta dejando al descubierto su torso desnudo en el que se pueden ver sus músculos como esculpidos por un artista. Pero no detengo mucho la mirada en sus trabajados abdominales, sino que mi marido ya se ha quitado los pantalones y puedo ver como su gran erección asoma por el elástico de sus apretados bóxers.

No puedo esperar más y lo beso con tanto deseo que me coge en brazos y pone contra la pared. Nuestros cuerpos desprenden mucho calor. Mis pechos están pegados a su torso desnudo y nuestros pezones se rozan por fricción de nuestros cuerpos al moverse. Los cuatro se convierten en botones tan sensibles que son un portal al placer. Pero, de momento, no les prestamos mucha atención.

Un Verdadero Márquez (MLLP 3)Where stories live. Discover now