Capítulo 36: Reconciliación en Montmeló.

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Joel volvió a Lleida, puso los codos, las ganas y la vida entera en estudiar para esos exámenes que se le están atragantando uno por uno. No ha atendido nada en estos meses por culpa de tener siempre en la cabeza a Mellea. Y ahora no sabe ni lo que tiene delante. Pero estudia y estudia y no deja de estudiar todo el día. Se presenta a los exámenes, los hace lo mejor que puede y una vez pasa por los 5 exámenes de ese cuatrimestre sólo le toca esperar las notas y ahora sí, relajarme mientras, o al menos intentarlo, en Montmeló. Ir a ver como Marc sigue encima de la moto haciendo las locuras de siempre. Y, sobre todo, intentar que esta vez no se le escape Mellea. Piensa volverla loca hasta que le escuche, y hasta que consiga volver con ella. Sabe por su "suegro" que Mellea está bien. Y que más o menos parece que va entrando en razón respecto a que lo que le dijo era verdad, y que sentía mucho haber sido un cobarde y haberla dejado con tal de no tener que decirle a Àlex que estaba con la hija de Andrea Locatelli. Y, sobre todo, tenerla que dejar tras decirle que no a hacerlo con ella. Lleva desde los 16 sin pareja y este diciembre, en 6 meses, cumplirá 20 años. Nadie más que él tenía más ganas de que pasara, pero si dejaba que ocurriera habría sido peor.

Durante los días entre el último examen y el jueves del GP de Montmeló; porque, aunque Àlex ya no esté en la competición, ellos se van a quedar allí desde el jueves por la tarde; a Joel le llegan algunas notas de los exámenes. No las tiene todas aún al llegar al circuito, pero las que tiene ya no son malas del todo. Tiene dos 7 y un 8'5. Para no haber atendido en clase en 4 meses, no le ha ido nada mal. Aunque aún le faltan dos notas y podrían no estar tan bien, incluso estar suspendidas.

El jueves la familia Márquez al completo, incluidos los dos yernos de Marc, Daniel y Alejandro, dan una vuelta por el circuito en familia. Aunque Marta se ve obligada a alejarse del grupo junto a su hijo pequeño Ares, que se pone pesado queriendo ver a la pequeña Laia Vierge, la hija de Xavi Vierge. Mireia y Joel se miran como diciéndose uno a la otra que ya saben quién será su cuñada en el futuro. Leticia y Adrián van a su rollo hablando y lo que no es hablando también con sus novios, Marc y Àlex caminan y hablan juntos recordando momentos de hace 23 años, y los dos hermanos hijos del pequeño de los Márquez van juntos hablando de cómo reconquistar a la italiana. Almudena se ha tenido que quedar con Luka en el Motorhome que se sentía mal. Aunque el adolescente de 14 años podría haberse quedado sólo perfectamente.

El viernes se levantan todos temprano, Marc tiene entrenos. Aunque a Joel le importa poco como quede su tío en los entrenos y empieza a buscar desde temprano a Mellea por todo el circuito, pero no la encuentra en toda la mañana. No está en el box de Loka, no está por el paddock, no está en ninguna parte. Está dispuesto a tirar la toalla ya pensando que Mellea no ha venido al GP cuando aparece Loka por detrás y llama su atención.

-¿Ha venido?
-Sí. Está allí.- dice señalando a una morena con cara de mala leche.- Yo tengo que volver a pista pronto, pero tú puedes hablar con ella.
-Gracias.

Joel espera a que Loka desaparezca y entonces se acerca a la italiana que está de mala ostia, y que lo estará aún más cuando le vea.

-Pensé que no habías venido.
-No he venido a verte a ti precisamente.
-¿Podemos hablar?
-No. No tengo nada que hablar con ningún Márquez.
-Cabezota.
-Eso lo serás tú. Ya te dije en Milán que no quería saber de ti.
-Me equivoqué, lo sé. Decidí mal. Yo mismo estaba fatal cuando me fui de esa manera. No quería dejarte, pero lo hice por miedo a que mi padre viera mal nuestra relación y tuviera que romperla por su culpa. No quería tener que echarle la culpa de nada a mi padre, y entonces la cargué yo mismo. Debí decirle desde el principio que estábamos saliendo y que seguiría siendo así le gustase o no, pero solo conseguí que yo mismo pensase que nuestra relación no iba a ninguna parte y que era mejor dejarlo. Por favor, perdóname. Déjanos continuar nuestra historia.
-No.
-Sé que sientes lo mismo que yo Mellea. Sé que quieres volver. Seguir con lo que teníamos.
-No, no quiero.
-Vas a conseguir que me arrepienta de lo que voy a hacer... Pero ya es lo único que me queda por hacer.
-¿El qué vas a...?- y la callo con un beso.

Un Verdadero Márquez (MLLP 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora