Capítulo 15: Pitorreos.

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La relación de amistad entre el mayor de los hijos de los Márquez, Joel y la hija mayor de Locatelli, Mellea, va viento en popa. No puede irles mejor. Joel ha recobrado las ganas de estudiar y de volver los fines de semana a casa sin problemas de sentirse mal y queriendo impedir que le vieran decaído. Aunque las ganas que le impone Mellea para volver a casa tras 5 días de clases intensas, se las quita Mireia de golpe nada más llegar cada vez que se pone a tomarle el pelo sobre todo el tiempo que se pega hablando con la italiana en su tiempo libre. Adora a su hermana, es su hermana y la quiere mucho, pero no aguanta los pitorreos de la chica por mucho tiempo sin decirle que se vaya a la mierda pronto. Aunque muchas veces se tiene que contener porque delante de Ares no pueden decirse cosas malas para que el niño no las repita, y no quiere cabrear a su padre antes de su última carrera en el Mundial de MotoGP.

-¿Te traigo un baberito Joel? Estás babeando por lo que te estén contando o lo que estés viendo en ese móvil.
-Muy graciosa Mireia, no necesito un...- y se para cuando ve a Ares corriendo hacia él con babero en mano.

El pequeño de la familia ha oído a su hermana mayor que su otro hermano mayor necesitaba un babero y ha venido a traerle uno suyo que estaba merendando ahora.

-Toma Joel, un babero.
-Gracias Ares.

Le coge el babero a su hermanito pequeño y este último sale corriendo de nuevo a dar con su padre que acaba de llegar de entrenar con Marc.

-¡Papá! La próxima vez avisa que vas a irte a entrenar.
-Mañana vienes con nosotros. Y tú también campeón.- le dice por último al enanito de 4 años que está mirándole con cara de corderito.
-¡BIEN!- dicen a la vez los dos a hijos más pequeños de Àlex y Marta, es decir, Mireia y Ares.

Joel niega con la cabeza y se va a su habitación aún con el babero de Ares en la mano. Lo suelta en la mesilla de noche y se mete en el ordenador. Una vez encendido abre el Skype y llama a Mellea. Habían quedado para hablar por videollamada. Está loco por ver a la morena frente a la pantalla del ordenador. Aunque se sorprende al ver que acepta la llamada y aparece en pijama.

-¿No tenemos la misma hora en España que en Italia?
-Técnicamente hablando... Canarias es España y no tenemos la misma hora.
-Vale, pero yo no estoy en Canarias sino en Lleida. ¿Se puede saber qué haces en pijama un viernes a las 16:00 de la tarde?
-Llevo así desde esta mañana. Hoy no tuve clase y tenía baguitis aguda para vestirme para no hacer nada.- dice y se ríe justo detrás.

La risa de la chica le hace sonreír como un bobo. Es adictiva. Ya no sabe si podría vivir sin saber de esta chica un poquito cada día. No hace falta que se vean, pero hablar hablan todos los días.

-Yo acabo de llegar a casa de mis padres.
-Es verdad, que vives solo entre semana.
-Sí. Es más cómodo así. No tengo que madrugar tanto.
-¿Qué tal la universidad?
-Bien. Me gustan mucho las clases.
-¿Y qué tal los compañeros? ¿Cómo son los universitarios?
-Son... Más infantiles de lo que había imaginado. Aunque para cuando lleguéis Mireia y tú lo serán aún más. Cada generación llega más inmadura a la siguiente etapa.
-Eso no te lo niego. Tienes mucha razón.

Joel y Mellea se quedan callados un instante, y luego siguen con su conversación.

-La próxima semana es Valencia...
-Sí.
-¿Sigues viniendo?
-Claro. No me pierdo Valencia nunca.
-Yo tampoco.
-Que ganas de verte, aunque tendremos que tener cuidado, si nos ven las cámaras...
-Se liara una buena. Lo sé. Y más cuando vea las imágenes tu padre.
-Sí. Hablando de él... Mejor terminamos la conversación por hoy. Si viene a buscarme se va a armar una buena.
-Sí, claro. Hablamos más tarde.
-Adiós Mellea.
-Adiós Joel.

Joel se queda remoloneando un poco más por la habitación y luego baja al salón con sus padres y sus hermanos. Todo va genial hasta que Mireia le va dejando indirectas de sobre qué hacía y con quién. Le está cansando la paciencia ya su hermana. La bromita estaba bien para un rato, pero, ya tanto pitorreo, cansa demasiado.

Le pone mala cara cuando sus padres y Ares no miran, pero ella no para. Sigue con sus puntas de flecha y sus ironías y sarcasmos. Al final se va a pelear con ella sin quererlo de verdad.

Se disculpa de sus padres y se las arregla para llevarse a Mireia a otra parte para poder hablar con ella, si no habla con ella le va a acabar gritando delante de sus padres y de Ares. Y no quiere asustar a Ares ni tener que decirle a su padre lo que no quiere que sepa.

-Deja ya las puntas Mireia. Solo somos amigos. No es para tanto. Yo no me reía de ti cuando Dani venía a casa antes de empezar a salir con Leti.
-Lo siento. No quería hacerte sentir mal. Solo me hacía gracia el saberlo solo yo y no me he podido contener. Lo siento mucho, Joel.
-Te quiero mucho, hermanita. Mucho.
-Y yo a ti. Mucho más.
-Mi hermanita bobita.

Joel y Mireia vuelven a ir hasta donde están los demás y ya se quedan allí hasta la noche. Hablando, jugando con Ares y luego cenando todos juntos. Le encanta cuando pueden estar todos juntos en casa sin que su padre vaya a entrenar o esté en la otra punta del mundo. Y eso será algo normal después de Valencia. Será el último Gran Premio para Àlex y se acabarán por fin las complicaciones y las lejanías entre los miembros de la familia. Joel seguirá viviendo entre semana en Lleida, pero estarán todos mucho más cerca.

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Nuevo capítulo por Navidad. Espero que os guste. El próximo:

Un Verdadero Márquez (MLLP 3)Where stories live. Discover now