Capítulo 104. Relación Tóxica

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Llegando hasta el Templo Aire de la Isla, Lin levanta la mirada y ve la Torre Principal brillando en el centro de la isla. En lo que el velero abandona aquel pequeño muelle, la joven Lin avanza cargando un pequeño bolso verde. Es fin de semana, por lo que hasta la próxima semana no va a regresar a la Ciudad. Serán dos días enteramente dedicados a su relación.

Subiendo todas las escalinatas hasta el centro de la Isla, Lin camina un poco firmemente hasta que oye una voz familiar. Se trata de una mujer y parece estar hablando con alguien, pero no con otras personas, sino con animales, quizá. Su voz está modificada, pero de igual forma le ha podido reconocer. Entrando en un enorme huerto, Lin le ve en el fondo trasplantando flores.

-¡Katara, soy yo!- Exclama Lin, alzando la mano en señal de saludo.

Llevando un sombrero de heno marrón, Katara levanta un poco la vista y saluda a su nuera con una gran sonrisa. Está trasplantando varios tulipanes y es acompañada por tres lémures alados de cola anillada. Respirando aquel aire fresco y sintiendo el olor de las verduras bajo la tierra, Lin se relaja un poco. Ha sido otro largo día en la Estación de Policía y aquella Isla, con su aroma y su esencia, siempre le calma muchísimo.

-Si quieres entra en el comedor, allí están Aang y Tenzin jugando Pai Sho.- Le indica Katara.

-Sí, eso haré. Gracias Katara.- Le dice Lin, despidiéndose y marchándose de vuelta al camino.

Dejando atrás el huerto, Lin se reincorpora en el camino principal de la Isla, llegando tras un minuto hasta uno de sus edificios centrales. Antes de entrar ve por la ventana a Aang y Tenzin muy concentrados en su partida de Pai Sho. Sabiendo bien que no suele ser bueno interrumpir a Tenzin en aquellas sesiones, pues en la mayoría Aang le vence fácilmente, decide retroceder y dirigirse antes a las habitaciones. Ya le verá durante la cena.

Una vez ha llegado a su habitación Lin acomoda sus cosas, dejando su ropa en el armario. No le es necesario hacer espacio pues Tenzin siempre tiene toda su ropa muy bien ordenada, además de que ésta ocupa apenas un tercio de todo el espacio del armario. Moviendo un poco sus perchas con sus túnicas de gala, Lin deja su armadura metálica así como sus botas.

Después de cambiarse a ropa un poco más hogareña, Lin se cubre aquel pijama con una gran bata verde agua, y una vez ata el listón sale de las habitaciones, chocándose con alguien más y tambaleándose, algo muy anormal en ella. Terminando estampada contra la pared, Lin se queda perpleja unos segundos, y en cuanto aclara su vista ve que aquella persona ya se ha ido.

-Deberían enseñarle a los acólitos a no ser tan tímidos.- Murmura Lin, siguiendo con su salida.

Llegando hasta el gran comedor, Lin ve a varios grupos de acólitos distribuidos por todo el lugar hablando y riendo entre sí, viendo en el fondo a Aang y Katara abrazados en el extremo de una mesa y a Tenzin mirándolos con una pequeña sonrisa. En cuanto oye sus pasos por el piso de madera, Tenzin se voltea y aumenta el tamaño de su sonrisa.

-Mamá me dijo que habías llegado, ¿cómo estás cariño?- Le recibe Tenzin, dándole un fugaz abrazo y un beso en la mejilla.

-Ya sabes... un día más en la Estación de Policía.- Responde Lin sin muchos ánimos.

-Jaja, no dejes que ese lugar absorba todas tus energías Lin, o terminarás tan gruñona como tu madre.- Le dice el gran Aang de 60 años, bebiendo un poco de su vaso.

-Aang, ¿qué estás bebiendo? No me digas que es...

-¡Sí! Jugo de banana y cebolla, ¡con el tiempo le tomas el gusto!- Exclama el adulto mayor, riendo un poco. -¿Quieres?- Le ofrece a su amada de aquel vaso de madera.

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