Capítulo 95. Sueño Cumplido

402 17 12
                                    

Nacido en el año 11 después del fin de la Guerra de los 100 Años, Bumi se perfiló como el primogénito del Avatar Aang y la Maestra Katara. Naciendo como un no maestro, Bumi se convirtió en la mayor ilusión de Aang incluso antes de nacer, y su mayor decepción una vez se oyó su llanto en aquella habitación en la que Katara le concibió.

Pero aquello no fue un impedimento para que sus padres no lo amaran igual. Años más tarde, sin embargo, sí que significó una gran diferencia que su propio padre se ocupara de marcar una diferencia entre Bumi y su hermano menor, Tenzin, la cual perduró cuando el pequeño que sí había resultado Maestro Aire crecía... pero que Bumi decidió ignorar.

No ignoró la situación porque no le importara, sino porque no había mucho que hacer. Su padre era el Avatar, y como tal estaba siempre ocupado combatiendo villanos y luchando no solo por mantener el equilibrio en Ciudad República, sino también en todo el mundo. A una muy corta edad, Bumi comprendió que no siempre se puede tener todo lo que quiere.

Desde muy joven, Bumi fue muy apasionado a la idea de salir al campo de batalla y darlo todo en un épico combate de armas que termine con ambos lados desarmados, debiendo utilizar nada más que sus manos e ingenio para ganar el duelo. Tomando ramas del suelo y agitándolas de aquí hacia allá, se hizo un ferviente fan del arte de la espada.

En sus comienzos, Bumi no puede decir que lo tuvo sencillo. Viniendo de una familia llena de monjes o Maestras Agua pacíficas, que él saliese queriendo guerra, una diversión más salvaje y prácticamente ir tras el peligro por el mundo, no cayó para nada bien. Su padre, el Avatar y un conservador empedernido, fue el primero en decirle que no, sin embargo más tarde también fue el primero en darle todo su apoyo y aprobar su naturaleza guerrera.

Durante su infancia Bumi jugaba a pelear en las grandes guerras en las extensas praderas del Templo Aire de la Isla, sin embargo en su adolescencia su gusto fue madurando y quiso adquirir el conocimiento necesario para que cuando llegue su gran día, estuviese listo para liderar, para comandar. Por ello, no dudó en estudiar las mil guerras que el mundo había vivido y por supuesto su favorita, por mucho, era la de los 100 Años.

Por sobre la historia general, en la que se decía en grandes letras que el Avatar Aang había puesto fin a 100 años de crueldad al vencer al Señor del Fuego Ozai, Bumi se interesaba por el otro lado de la página. Ese lado en el que se contaba en extensos párrafos cómo su propio tío Sokka había inhabilitado toda una flota de aeronaves de invasión aérea masiva.

Bumi se quedaba maravillado al leer cada historia de la que su familia o sus amigos cercanos formaban parte, cuando entonces recordaba cosas que su madre le contaba a él y a sus hermanos cuando él era pequeño. Algunas cosas coincidían, y otras no, sin embargo sabía que aquellas que no encajaban era porque eran aventuras de sus padres y tíos que no se habían develado nunca, o que quizá fueron muy personales e íntimas.

Si algo había aprendido Bumi de los libros de historia, es que no todo lo que aquellos libros dictan es la realidad de lo que sucedido, sino que te da una guía para que tú mismo veas hacia el pasado y tomes un punto de vista único e inigualable. Bumi había aprendido eso y cada vez que veía una oportunidad, comparaba varias historias, algunos mitos, y buscaba relacionarlos con las viejas historias contadas por sus padres, buscando descubrir si había algún secreto, si había alguna clave, si algo se había escapado, y lo lograba.

Finalmente toda aquella etapa de querer conocer la historia del mundo, su mundo, se dio por acabada. Bumi había crecido y se había convertido en un jovencito apuesto, brillante y muy ingenioso. Quería hacer aquello que anhelaba desde que era un infante: salvar y proteger al mundo... Nadie le dijo, sin embargo, que sería algo fácil.

Faltaban solo unos días para que cumpla 23 cuando su padre apareció en su habitación con una túnica de monje y una máquina de afeitar. ¿La palabra de Aang? "Has vivido mucho tiempo encerrado en tus propios pensamientos. Es tiempo de que veas más allá de ti mismo y te enlistes como un defensor más de mi gran legado". Eso sólo significaba una cosa, y es que todo lo que había aprendido no le serviría para nada.

Avatar. Siempre Juntosजहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें