Capítulo 3. Reflexiones

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El día anterior simplemente ha sido un desastre. Con toda la preparación que hubo por detrás y que llevó meses formar, Zuko jamás se imaginó que una fiesta acabaría con una invasión terrorista, el regreso de su hermana, y el casi "escape" de los líderes de su país. Eso para él era lo peor, no podía creer que había permitido que se fuesen así de rápido.

Tendría que haber alzado la voz, intentado explicar las cosas, pero no había nada que decir, no había cómo defenderse. Azula y esos rebeldes les habían tomado por sorpresa, y les habían jugado una mala pasada, pero Zuko no lo veía como una simple broma, lo que sucedió fue un ataque, todo un ataque muy bien organizado y pensado.

Los líderes... ah, esa es otra historia. No notó molestia por parte de los Jefes de las Tribus del Agua, y el Nuevo Rey de Omashu no parecía muy desanimado, pero Kuei. Kuei era su verdadero problema. El hombre incluso se detuvo para enfrentarle de cara, echarle en tal todos sus errores y, dicho sea de paso, rompió las relaciones economías con el país.

Ahora el Reino Tierra y la Nación del Fuego sólo compartían algo en común: Yu Dao. En parte agradecía que esta ciudad existiese, ya que esto forjó hace años que las naciones en el mundo se vean más conectadas y puedan negociar de una manera más sencilla, aunque los negocios a parte continuaron, y los que él mantenía con Kuei, anoche se rompieron.

No sólo acaba de perder dinero, lo cual ya es mucho para su país que está un tanto escaso de tal, sino que también siente que ha perdido la credibilidad ante el resto del mundo. Y no es para menos, ¡pues atacaron el Palacio Real! Su hogar, su casa. Zuko invitó a los líderes mundiales, ¡sí, mundiales! A estar tras las puertas de su casa, y no supo protegerlos.

En ningún momento debió apartarse e irse con Aang. En ningún momento debió siquiera pensar que Azula ya se rendiría tras aquel cruce que tuvieron hace dos años, pero estaba equivocado. Estaba equivocado en todo lo que había hecho. Le había fallado a su Nación y, por consecuente, a sus amigos y su familia.

Eso era lo peor, ¿cómo miraría a su madre? Él le prometió que nunca jamás le haría enfrentarse a Azula, y en cierta parte no sucedió, pues Ursa se adentró en el Palacio apenas pudo evitando chocar miradas con su propia hija, pero no puede dejar de sentir que lo ha hecho mal. Ha fallado, ¡y ha cometido un inmenso error!

Un error que no pasará desapercibido por nadie, y su primer obstáculo es el Congreso. Sí, hace aproximadamente cuatro años un grupo de ancianos, entre los que destacaban los Sabios del Fuego, se unieron formando lo que llamaron Primera Junta. Un nombre extraño para lo que Zuko pensaba que harían, pero que tenía, para ellos, su significado.

Esta "Primera Junta" se ocupó de debatir sobre los problemas económicos y políticos por los cuales la Nación del Fuego, aquella súper potencia mundial que durante tantos años se había visto en la cima de los Imperios más estables, estaba atravesando.

Y no eran pocos, a decir verdad. Desde que tuvo ese enfrentamiento con los Kemurikage en donde supo que su "líder espíritu" no era nadie más ni nadie menos que su hermano, Zuko ya no podía dormir. El sólo pensar que lo que le dijo ella ese día en el cementerio de la Familia Real era verdad le estremecía.

¿Realmente él era una marioneta de Azula? ¿Ella era la verdadera Señor del Fuego, en lugar de él? No lo supo hasta que comenzó a cometer un error tras otro, y este grupo de viejos decidieron crear un puesto político que ayudase a la Corona a dirigir al país, ya que según las "estadísticas" estaríamos en la quiebre en un par de años más.

Fue ahí cuando Ur, un hombre de unos sesenta años se apareció, cargando en su espalda con más de diez títulos universitarios y mucha experiencia en el ámbito político. Trabajó con Ozai y fue aprendiz de Azulón. No era un General o un Comandante, él tenía un cargo mayor que dejaba a todos impactados al oírlo: era un Ministro.

Avatar. Siempre JuntosWhere stories live. Discover now