Capítulo 85. Esperanza

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El Sol asciende lentamente en el horizonte, y todo el Palacio Real toma vida. Las cortinas se mueven con la suave brisa de aquella primavera y se oye el cantar de los pájaros. En uno de sus pasillos más amplios allí en donde se ubican las grandes pinturas de los antiguos Señores del Fuego, Zuko va caminando rodeado por al menos 10 de sus sirvientes.

Dos de ellos le están terminando de atar su armadura, mientras que otro corre atrás cargando su capa. Otro más sostiene su Corona y otro le alista el cabello. Hay dos que sostienen varios libros y uno que le está terminando de peinar. Por último, uno lleva un bote de frutos secos que Zuko va tomando de vez en cuando, y el último va leyendo un pergamino.

-Luego de saludar a sus seguidores en el puerto un dirigible le llevará hasta el Ayuntamiento, en donde se reunirá con el Concejo y dará una ronda de prensa junto a su Presidente. Luego se reunirá en la Sala Mayor con la Jefa de Policía y tratarán el tema Yakone, y ya cuando la noche caiga irá a la inauguración de la Estación de Trenes y la estatua en su honor. ¿Entendió?

-Sí, charla aburrida, ronda aburrida, reunión aburrida sobre un tema impactante, luego una ceremonia aburrida con mi discurso... ah, ¿y luego ya podré ir con Aang y los niños?

-Sí, Majestad. Luego se quedará dos días en el Hotel "Cuatro Elementos".- Le informa quien parece ser su secretario. –Reina Mai y Princesa Izumi le esperan en el dirigible que le llevará al puerto, desde donde partirá su acorazado rumbo a Bahía Yue.

-¿Estás seguro de que podrás con el Trono? Jeje. No me importaría llamar a mi tío y...

-No, no te molestes. Todo estará bien, Rey Zuko. Usted vaya con calma.- Le dice el caballero de unos 50 años de edad, muy delgado y voz sumamente chistosa. –Buen viaje.

-Muchas gracias.- Termina por despedirse Zuko, cuando llegan a las Puertas Principales del Palacio y ya lleva su armadura lista, su larga túnica encima y su corona.

Llevándose la última mora a la boca, Zuko sube a su carruaje impulsado por rinocerontes de komodo y espera pacientemente. Una vez se abren las grandes puertas se oye un enorme y hasta ensordecedor griterío por parte de todos sus fans, quienes le siguen por toda Ciudad Capital y bajan por todo el balcón, llegando hasta las playas de la Plaza Central.

Saludando con la mano y reuniéndose con su amada esposa y su tierna hija, Zuko sube al gran acorazado junto a ellas y desde allí saludan a todos los que les despiden en el puerto. El viaje inicia. Uno que será de mediodía pero que por sus múltiples paradas apenas llegará mañana al amanecer, a la República Unida de Naciones. A Zuko le espera, sin dudas, un gran día...


~*~*~


Y tal y como su secretario y Rey Interino se lo dictó, Zuko lo vivió.

Cuando el Acorazado asomó su proa en los límites de la Bahía Yue, todos en Ciudad República se alteraron. Para bien, claro. Desde el Templo Aire de la Isla, Bumi y Kya fueron los primeros en subir a la Torre Mayor, allí desde donde miraban asombrados el gigantesco barco, en lo que Aang, Katara y Tenzin venían desde un poco más atrás, los tres con grandes sonrisas.

El recibimiento a la Familia Real del Fuego fue inigualable. Gritos, cantos, banderas, globos y fuegos artificiales. Los encargados de darle la bienvenida fueron el Concejal Sokka y la Jefa Toph Beifong, del Departamento de Policía. Tras algunas palabras de aliento a sus seguidores presentes y muchas fotografías hechas por los principales periódicos del país, partieron.

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