Capítulo 59. Un momento para recordar...

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Últimamente no se ha sabido mucho de Sokka y Toph por el Templo Aire de la Isla, pero Aang y Katara entienden que lo más seguro es que estén muy ocupados. Katara ha comentado que Toph está conociendo y acercándose bastante a un joven de la Ciudad, mientras que Sokka ha tenido que lidiar con el regreso de Suki, cosa que su hermana y cuñado aún no saben.

No tiene idea de cómo vayan a ser las reacciones de su hermana y su cuñado, en especial de su hermana tras todo lo mal que habló de Suki; pero Sokka mantiene la mente abierta a que no intentará ahogar a la Guerrera Kyoshi que, hace tan solo unos días se ha instalado en su casa. Aún no le ha podido avisar a ninguno de sus amigos o familia del regreso de la guerra, mucho menos de que ahora están comprometidos y planean casarse en cuestión de semanas.

Con cada uno por su lado, Aang ve con nostalgia aquellos tiempos en los que eran los Cuatro Temerarios o el Equipo Avatar, viajando por el mundo y ayudando a los más necesitados y en donde hubiese caos y desbalance. Todos esos años, formándose como grandes héroes, ya han quedado atrás. Ahora están casados, tienen familias, hijos por los cuales velar... Ya no pueden volver a esos tiempos, por más que uno quiera. Aunque nunca faltan las ganas.

-¿En qué piensas, cariño?- Le pregunta Katara, llegando hasta su lado.

Aang se encuentra apoyado en el barandal del pabellón de meditación, observando el mar y el horizonte. El Sol desciende y sus rayos chocan con el agua, haciéndola ver anaranjada.

-En todo. Me gusta pensar que estamos viviendo años mágicos.- Le dice él, rodeándola con su brazo y besando su mejilla. –Tú, Bumi, Kya... nuestro futuro hijo. Todo es tan perfecto.

-Lo es... pero a mí me parece que hay algo más.- Le dice Katara, mirándole.

-Me conoces demasiado.- Dice Aang, bajando la mirada avergonzado. –T-tú... oíste lo que dijo el joven, ¿no? Lo de que... lo de que veía a un poderoso Maestro Aire venir. ¿Q-qué tal si no es verdad, o sí se equivocó?- Le dice el joven Avatar a su amada. –No soportaría otra decepción.

-Claro que soportarías algo así, cariño, eres más fuerte que cualquier ilusión o predicción con la que te puedan llenar la cabeza. No pienses en eso, por favor. Sólo disfrutemos del momento y que sea lo que el destino quiera. Mira a Bumi y Kya. No resultaron Maestros Aire, pero aun así los amamos muchísimo y son nuestro orgullo.- Le dice Katara, sonriendo.

Sin responder, Aang vuelve a mirar al horizonte...

-Avatar Aang, Maestra Katara... el Concejal Sokka ha llegado a la Isla.- Les avisa un acólito, llegando hasta ellos e inclinándose en señal de respeto.

-Eso sí que es una sorpresa.- Dice Katara, sonriendo. –Iremos por los niños, que nos espere en los comedores.- Le indica de inmediato al acólito, quien se marcha rápidamente.

-¿Dónde están ellos?- Le pregunta Aang, en lo que van saliendo del pabellón.

-Los dejé durmiendo la siesta hace un momento. Seguro estarán encantados de saber que los despertamos por su tío.- Le dice Katara, en lo que ambos se dirigen a las habitaciones.

-Ellos tienen una gran conexión con Sokka.- Le dice Aang, siguiéndola hasta el edificio donde su familia duerme y pasa la mayor parte del día.

Después de haber ido en busca de sus dos pequeños, Aang y Katara caminan hacia el edificio de los comedores muy contentos. Katara va de la mano de Bumi, mientras que Aang carga a su hermosa Kya, quien aún está un poco adormilada con su cabecita escondida en el hombro de su padre. Finalmente llegan hasta los comedores, encontrándose con quien fue anunciado...

Avatar. Siempre JuntosWhere stories live. Discover now