Capítulo 111. SIEMPRE JUNTOS

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El Sol se levanta por el horizonte y su luz entra por las ventanas de la habitación, en uno de los más alejados y privados edificios en la Isla. Abriendo lentamente sus ojos, Katara no tarda ni un segundo más en sentarse, viendo a su amado durmiendo a su lado y sonriendo. Mientras suelta un pequeño bostezo, sale de la cama y se pone sus pantuflas, caminando hacia el baño.

Su rutina en la mañana no es demasiado diferente a la de cualquier otro ciudadano que madruga en la República Unida. Es despertar, asearse, vestirse y prepararse para un nuevo día, aunque su situación es un poco distinta al resto pues en los últimos meses, la cosa ha cambiado al estar Aang cada vez más y más debilitado, ahora con la imposibilidad de levantarse solo.

Aquello ya lleva varias semanas, y ambos se han acostumbrado. Katara despierta a Aang de un beso en la mejilla y le empuja hacia adelante. Le alcanza su bastón y con un poco de fuerza de parte de los dos, el Avatar de la tercera edad se pone en pie y es guiado hacia el baño, allí en donde hace exactamente lo mismo que hizo su amada antes, aunque con cierta ayuda.

La preparación cuesta y tarda un poco más, sí, pero al final Aang está listo para vivir un día más. Ya se encuentra sentado en el mismo sillón de anoche, mirando a través de la ventana todo fuera húmedo y frío. Hubo tormenta toda la noche, sin embargo ya se ha despejado y el Sol brilla con toda su fuerza e ilumina el cielo azul que se presenta, al parecer, para todo el día.

-Aang, hoy viene el doctor.- Le dice Katara, sirviendo sobre la mesita la bandeja con el té.

Aang no dice absolutamente nada, sin embargo se dirige con la mirada hacia su amada y asiente. Parece que todavía está enojado por lo que sucederá, pero al menos ahora sabe que no por ello debe de abandonarse, pues puede herir mucho a sus seres queridos. Está dispuesto a disfrutar de la vida y a vivir plenamente junto a su familia durante el tiempo que quede.

Cuando llegó la tarde, llegó el doctor. Tenzin estaba presente en la Isla, se había tomado el día libre del Ayuntamiento y podía estar presente junto a su madre, esperando en el banquillo del pasillo fuera de la habitación. Aang ha preferido que le haga los análisis en privado y le diga lo que le tenga que decir, también, en privado. Sin embargo, ahí fuera ya suponen...

-¿Papá sabe que si esto continúa empeorando, podría...?- Le pregunta Tenzin a su madre.

-Tu padre sabe bien qué riesgos hay en cuanto a su condición, y está dispuesto a enfrentarlos con todo lo que tenga.- Le responde Katara, en lo que continúan esperando.

-Yo... espero que no se enfade, pero llamé a Bumi y Kya.- Dice Tenzin, dejando sorprendida a la anciana Maestra del Agua.

-¿Que tú qué?- Reacciona la gran mujer, sabiendo bien que Aang no quería ese tipo de cosas.

-Creo que si yo puedo estar presente, ellos tienen el mismo derecho.- Le dice Tenzin, hasta que finalmente Katara asiente, apoyando su cabeza en el hombro de su hijo y suspirando. –Además, nos iban a odiar para siempre si los omitíamos de algo así.

-Eso es cierto.- Le dice Katara, sonriendo un poco, aunque está muy desanimada. –Pero me entristece que solo por algo así nuestra familia vuelva a reunirse, aquí en Ciudad República.

Tenzin está a punto de decir algo más cuando de repente las puertas corredizas del cuarto se separan de par en par, con el doctor saliendo a los pasillos y cerrando tras su salida. Apenas en el fondo se logra ver a Aang recostado en la cama, pero al instante ya no. Poniéndose en pie, los dos familiares presentes esperan a que el hombre de bata blanca y cabello negro hable.

-¿Y bien?- Termina por preguntarle Tenzin, quien al ser un Maestro Aire debería ser alguien paciente y calmado, pero que tras unos pocos segundos ya no pudo soportarlo.

Avatar. Siempre Juntosحيث تعيش القصص. اكتشف الآن