Capítulo 104. Relación Tóxica

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Todo en Ciudad República no podría ir mejor. Por más que la partida del tan querido, respetado y admirado Concejal Sokka dolió un poco, eso le ha dado una gran oportunidad de renovación al Consejo de la República Unida, el cual ya comenzaba a quedarse bastante atrás en cuestiones sociales, pero que con la suma de un nuevo Concejal por la Tribu del Sur, se actualizó mucho.

Ahora han pasado dos años desde que Sokka y Suki dejaron Ciudad República, y un total de siete desde la partida de Toph Beifong. Si algo se ha aprendido, es que todo es transitorio, inclusive los héroes. El Avatar aún reside en la Ciudad, pero con 59 años de edad bien contados ya se ha retirado un poco de la acción, lo que ha llevado a que el crimen aumente un poco.

Pero aunque la mismísima Toph Beifong no está pateando traseros criminales, sí lo hace quien dejó en el puesto, y no es nadie menos que su propia hija Lin. La joven adulta de ahora 30 años se ha ganado gran fama en las calles por encerrar a todo aquel que atenta contra la paz y contra el orden, llevando con orgullo la placa allá por donde va y claro, su apellido.

Lejos de volver victoriosa a casa, saltando de emoción una vez termina de detener el atraco a un banco o el robo a una pobre ancianita, Lin llega a casa en las noches sumamente agotada, y en los fines de semana su llegada a casa es un poco más larga pues debe esperar a que su novio pase por ella en la Bahía Yue, lo que sólo sucede una vez él termina su sesión de meditación.

No es que le moleste que medite, pero algunas veces incluso prefiere pagar a un velero para que la alcance hasta el Templo Aire de la Isla. Lin algunas veces piensa que Tenzin se mete en ese mágico mundo espiritual y se queda jugando por horas y horas con esas criaturas tan... irreales. Pero no le importa, mientras él esté con ella en las noches y le tranquilice...

Ha pasado mucho tiempo desde que Suyin abandonó Ciudad República, y aunque al principio aquello significó un gran respiro para Lin, en cuanto recibió el cargo de Jefa de Policía y todo el peso que aquello conllevaba cayó sobre sus hombros, su vida no pudo ir de mal a peor.

A veces recuerda cuando era niña y su tío Sokka le contaba viejas historias en donde él y su madre eran los protagonistas, y en donde junto al Avatar estafaban pueblos de la Nación del Fuego a la vez que le pateaban el trasero a un tal "Chispiante Hombre Bomba". Cuando Lin vio a su madre aparecer tanto en las noticias, creía que aquellas aventuras, Toph las repetía pero siendo más adulta, sin embargo no tenía ni idea de a lo que se enfrentaba su madre día a día.

El caos en Ciudad República no era sólo por ladrones o matones que buscaban dominar en los distintos distritos... A veces el caos era dado por los propios ciudadanos "pacíficos" del país. Cuando habían marchas multitudinarias, cuando hacían piquetes, o cuando un llamado de una supuesta emergencia era porque el gato de una señora había trepado hasta lo alto de un árbol.

Fuese lo que fuese, Lin tenía la obligación de ayudar. Ese era su trabajo, y había aceptado que sería su forma en la que buscaría enorgullecer a su madre, aunque ésta se fue apenas dejó su cargo como Jefa y ya no volvió a saber de ella... Toph no había buscado contactarla, y ella no le iba a dar el gusto a la anciana de ser ella quien busque hablarle.

A pesar del paso de los años, Lin aún sentía un poderoso rencor por lo que hizo su madre. Por cómo encubrió a Suyin y cómo no le importó que aquello acabase con su carrera. No le importó dejar todo de lado, no le importó dejarla a ella de lado. Simplemente tomó sus cosas y se largó. Así había hecho siempre Toph, así que no entiende del todo qué le sorprendía.

Ahora, lo único que Lin tenía para conectarse a tierra, por más que de por sí fuese una Maestra Tierra, era Tenzin. Ellos habían comenzado una relación hacía algunos años y hasta ahora la vienen llevando bien. Han tenido sus baches, pero ¿qué relación no los tiene? Lo que más importa es que han superado todo obstáculo y siguen juntos, siendo felices.

Avatar. Siempre JuntosWhere stories live. Discover now