Capítulo 36. Nuevos habitantes en la Isla

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Después de la rápida salida de Aang de Ciudad República con motivo del triste fallecimiento de su gran viejo amigo, el Rey Bumi, han llegado al acuerdo de que Toph permanecería junto a Katara, en el Templo Aire de la Isla, con tal de ayudarla en todo lo posible. Sokka ha tenido una agenda un tanto ocupada en las últimas horas, sin embargo se ha hecho un tiempo temprano y ha ido a visitar a su hermana, lo que le da lástima es que Toph se haya comprometido tanto a quedarse, ya han pasado 48 horas desde que Aang se fue y probablemente se tarde más.

Pero por su lado Sokka no podría estar más que cómodo con su trabajo, él se ha vuelto uno de los nuevos Concejales de la República, electos en las Elecciones que se llamaron hace ya unos meses con tal de reemplazar a Kori Morishita y renovar todo el Gobierno. Lo peor es que aún no han reunido pruebas suficientes como para detener y arrestar a Kori, pero Sokka sabe bien que algún día podrán hacerlo y ella sufrirá tras las rejas, de momento sigue libre y cobrando por todos sus años de servicio a la República. Si tan solo supiesen la verdad...

Ese día, tras tantos meses de papeleo, el Concejal de la Tribu Agua del Sur por fin se muda a su nueva casa en los suburbios, en el Distrito Foca-León. Aquella hermosa y gran casa que vio de mano de Richard Sato, quien resultó ser un criminal que escapó y del cual nunca más supieron nada, más allá de que perdió varias propiedades por sus nefastos abogados, entre todas esas la que ese día se convertirá en su nuevo refugio, su nueva casa, su nuevo hogar.

-Muy bien, con todo firmado, solo queda...

-¡Mi llave, llave, llave, LLAVEEEE!- Grita Sokka muy emocionado, arrebatándole el manojo de llaves metálicas al anciano gordo y corriendo para abrir la puerta. -¡Esto es genial!

-Jajaja, eres el primer comprador que conozco que está tan emocionado.- Admite el sujeto de una notable calva y un diente de oro, además de portar un traje verde súper elegante.

-¡Gracias, gracias, gracias! Realmente amaré vivir en esta hermosa casa.- Dice Sokka, en lo que abraza una de las columnas del pórtico y el dueño le ve confundido.

-Bueno, ¡eso es todo por aquí! Disfruta tu casa, Sokka.- Se despide el señor, marchándose.

-En ti tendrán lugar incontables fiestas amiga, ¡serás mi leal compañera por el resto de mi vida y ya te amo!- Exclama Sokka dándole pequeños besitos a la misma columna.

-Bueno, ¿debería ponerme celosa?- Oye una voz detrás, reconociéndola.

-¡Toph! Jajaja, creí que no vendrías.- Dice Sokka completamente ruborizado.

-Me hice un espacio en mi ocupado día, ahora en un rato tengo que ir a firmar los papeles para mi nuevo departamento.- Dice Toph cruzándose de brazos.

-¡Te acompaño!- Exclama Sokka, saltando de la alegría. –Aún tengo que esperar a que lleguen los camiones con los nuevos muebles y las decoraciones que le pedí al Centro Cultural de la Tribu Agua del Sur, pero pueden dejarme las cosas en mi patio. Puedo ir, ¿cierto?

-Me temo que no me queda de otra. Eres insoportable pero no quiero ir sola.- Suspira Toph.

-¡Genial, hoy es día de mudanzas para todo el Equipo Avatar!- Exclama Sokka, muy feliz.

Una vez ya han dejado la nueva casa de Sokka atrás, el mismo y Toph ya van subidos en uno de los tranvías de la Ciudad. Toph va sentada con la cabeza echada atrás, en lo que Sokka se ha quedado parado mirando por las ventanas, a lo lejos, el Templo Aire de la Isla.

-Y, ¿cómo van las cosas en la Estación? ¿Muchos criminales por atrapar?

-Meh, lo de siempre.- Dice Toph, en lo que escarba en su nariz. –Me alegra decir que han caído muchos de los Tejones Topo últimamente, estamos cada vez más cerca de Sato.

Avatar. Siempre JuntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora