Capítulo 99. Internas Familiares

Start from the beginning
                                    

-¡Déjalos en paz!- Oye de repente, girando su mirada al carro y desfrunciendo el ceño al ver a una chica bajar del auto, del asiento del conductor.

-¿Su?- Reacciona Lin, sin poder creer lo que ve. A quién ve.


Golpeando el auto que acaba de detener, Lin luce realmente enfadada.

-¿Así que ahora robas tiendas con la Pandilla Tierra?- Le pregunta, en lo que los otros dos esperan sentados en un cordón atados por los cables metálicos.

-Yo no robé nada, sólo conduje el auto.- Responde Su, con su dulce y aguda voz. –Les debía un favor. No es gran cosa.- Dice, haciendo menor aquella situación.

-No dejaré que te salgas con la tuya.- Le dice Lin seriamente.

-Jajaja, ¿y qué va a hacer oficial? ¿Arrestarme?- Le pregunta Su en tono burlesco. Lanzando su mano en tono de broma hacia el frente, Su se voltea y comienza su salida del lugar.

-¡Ni siquiera pienses en dar un paso más!- Exclama Lin, sorprendiendo a Su.

Sin embargo, la sorpresa de Su no dura mucho pues rápidamente vuelve su expresión desafiante y continúa alejándose. Muy molesta, Lin se prepara y lanza uno de sus cables hacia su hermana, atrapando así su antebrazo derecho y deteniéndola.

Enfadándose por esto, Su convierte uno de sus brazaletes en una afilada cuchilla metálica y se libera del cable metálico, el cual se corta y vuela directo a Lin. La misma no ve venir aquella punta cuando su rostro queda expuesto... Lin grita de dolor, y Su no lo puede creer.


~*~*~


Sentadas una junto a la otra, Lin observa son absoluto desprecio a su hermana Suyin, quien se encuentra de brazos cruzados aunque no peor que su hermana mayor, quien tiene todo un vendaje que cubre su mejilla derecha. Se encuentran en una oficina frente a un escritorio, cuando de repente la Jefa Toph Beifong aparece con el ceño fruncido.

-¿Qué estabas pensando?- Dice, señalando a Su. -¿Y qué estabas tú pensando?- Agrega, ahora dirigiéndose a Lin. – ¡Ustedes me han puesto en una situación muy difícil!

-¿Te enojas conmigo?- Le responde en forma de pregunta Lin. -¡Ella fue la que huía con criminales!- Exclama, dirigiéndose con repudio a Su.

-¡Todo esto es tu culpa!- Se descarga la joven de 16 años.

-¡Yo sólo hacía mi trabajo!- Le contesta Lin.

-¡Suficiente, ya basta!- Les detiene Toph, llevando su mano izquierda a su rostro. La gran Jefa de Policía luce realmente cansada y estresada. Su trabajo no debe ser sencillo, y sobre eso también debe lidiar con sus hijas. –Esto es lo que haremos. Su, deberás dejar la ciudad lo más pronto posible.

-¡¿Qué?! ¿Y a dónde se supone que vaya?- Le pregunta Su, sin entender nada.

-Te quedarás con tus abuelos.- Le responde Toph, con Su suspirando en su lugar y mirando al techo. –Lin, dame el informe de arresto.

Tomando en sus manos el archivo, Toph lo rompe por la mitad y luego varias veces, con la mirada y reacción estupefacta de su hija mayor, quien se queda boquiabierta incluso.

-¡Mamá! ¿Qué estás haciendo? No puedes encubrirlo.- Le dice Lin. –Hay testigos.

-¡Soy la Jefa de Policía! No puedo tener una hija en prisión.- Les dice Toph.

-Una vez más, Su puede hacer todo lo que quiera sin ninguna consecuencia.- Remarca Lin, teniendo a Su mirándole con gran molestia a su lado.

-Ah...- Suspira Toph, llevándose las manos a la cabeza y apoyándose en el escritorio por los codos. –Esta es nuestra única opción.


~*~*~


A los pocos días de haber entregado su "veredicto", Toph despidió a su hija menor, Suyin. La misma se marchaba a Gaoling para vivir una temporada con sus abuelos. Toph estaba esperanzada en que aquello cambiase un poco a la joven, aunque ella hubiese deseado irse dejando a sus dos terremotos ahí. Ahora le tocaba quedarse con Lin.

Y no era algo sencillo, pues Lin era muy firme y estructurada. Aún estaba ofendida por el encubrimiento a su hermana y se encargaba de lanzar todo tipo de indirectas, ignorando quizá que a Toph no le había agradado nada haber hecho lo que hizo. Pero no había otra forma de resolver la situación. Tener una hija en prisión... No, aquello nunca podría ser.

Toph era la Jefa de Policía desde hacía más de 30 años, y durante todo ese tiempo había dado forma a una carrera impecable. Que sí, tuvo alguna que otra falla, pero Toph siempre supo salir adelante, deteniendo a todos aquellos que buscaban causar desorden en su ciudad. Toda una vida enfrentándose al crimen, buscando limpiar las calles.

¿Había servido de algo todo ello? No. Si algo aprendió Toph es que los nombres cambian, pero las calles siguen siendo las mismas. Era duro aceptarlo, pero era la triste realidad. Al Avatar le sucedía lo mismo. No importase cuánta guerra detuviese, al fin y al cabo luego aparecía otro villano más, o quizá tenía problemas con sus hijos... quién sabe.

La vida está llena de cambios, y para Toph aquellos cambios no traían otra cosa más que mucho estrés y dolor de cabeza. Sin Suyin en la ciudad, Toph podría haber pensado que tenía un peso menos, pero no era así. De hecho, el problema se había vuelto aún mayor y apenas podía cargar con él. Su vida se había tornado mucho más oscura, fría y solitaria.

El haber enviado a su propia hija lejos, y el hecho de que tuvo que renunciar a sus propios principios y mentir con tal de salvar más su reputación que a Suyin, comenzó a hacer que Toph madure mentalmente, y le dio una actitud más adulta y pensativa. En otras palabras, una vida peor. Entre muchos suspiros y alguna que otra copa, Toph tenía algo seguro...

Nada volvería a ser igual.


~*~*~


Nota: Espero que este capítulo les haya gustado, ¡y ahora uno más! :D -Nico.

Avatar. Siempre JuntosWhere stories live. Discover now