Capítulo 67. ¡Como roca!

Start from the beginning
                                    

Este dúo no ha perdido la oportunidad de aconsejar de la mejor forma posible al joven Kanto, quien a pesar de tener sus 30 años bien contados, a veces no sabe cómo lidiar con la Jefa de Policía, quien puede llegar a ser muy molesta cuando no se cumple con lo que ella dicta. No es que sea una mandona o una inmadura, sino que se toma muy en serio su trabajo de hacer que las leyes se cumplan, y bajo su techo forma sus propias leyes que Kanto debe seguir sí o sí.

Por su lado, Sokka y Aang buscan apoyar a Kanto en todo lo posible. Ellos conocen a Toph de mucho antes que él y saben cómo es ella, saben cómo se la debe tratar y saben bien qué es lo que le puede agradar a su vieja amiga o no. Un día, por ejemplo, Kanto planeaba llevarle un ramo de flores a su novia, sin embargo Sokka le detuvo diciéndole que mejor la lleve a comer fuera por un buen trozo de carne o que vayan a ver una lucha de boxeo, algo así.

El tema central en todo ello es que Kanto y Toph se aman mutuamente muchísimo, y cada día están más y más cerca. Sokka, su mejor amigo está muy atento siempre a estos. A veces hasta organiza citas dobles. Él con su esposa Suki, y Toph y Kanto. Claro que no pierde oportunidad para saber cómo les va y qué tal va todo en el departamento. Suki ha pensado a veces que es un poco extraño que se quiera meter tanto, pero según Sokka "solo la estoy cuidando".

Hoy es un día más en la vida de todos nuestros héroes, quienes se dirigen a cumplir con sus distintos proyectos, actividades u horas laborales. Después de toda una mañana dando mil y una órdenes y sobretodo comiendo y comiendo, Toph se encuentra en su despacho, cuando un fuerte dolor le toma por sorpresa y le hace retorcerse. En ese momento, tocan a la puerta...

-Diga.- Dice Toph, con gran esfuerzo en lo que sostiene en sus manos su estómago.

-¡Hola Toph! ¡Soy Kanto, te traje rosquillas de arroz!- Exclama alguien muy animado desde el otro lado de la puerta. Al parecer es su amado, quien suele llegarse en el mediodía.

-Oh, Kanto... eh, eh... ¡Yo voy al baño, tú entra tranquilo!- Exclama Toph, saltando de su silla y corriendo hasta encerrarse tras la pequeña habitación adjunta, que no es otra que el baño.

Oyendo la puerta abrirse, Toph se pone cada vez más y más nerviosa. El dolor no disminuye pero no tiene ganas de cumplir con sus necesidades. Es otro tipo de dolor, uno más interno y que le asusta. Oyendo a Kanto tararear en su despacho, cierra los ojos y frunce el ceño.

-Eh, ¿amor? Si estás muy ocupada, vuelvo más tarde.- Le dice Kanto.

-Eh, ¡no, no! Ya voy.- Dice Toph, abriendo la puerta y saliendo lentamente. –Hola...

-Hola...- Le saluda Kanto, levantándose del sillón en donde se sentó y caminando hasta su amada, abrazándola y besando su mejilla. Toph se retuerce ante el abrazo. -¿Todo bien?

-Eh, s-sí, sí... sólo un poco de d-dolor.- Le dice Toph con gran dificultad. -¡AHH!

-¡Amor! ¿Qué te pasa?- Le pregunta Kanto ahora asustado, sosteniendo a Toph.

-Estoy... eh, mareada...- Le dice Toph débilmente, cuando finalmente cae rendida en los brazos de su novio, quien le atrapa y abraza.

-¡Cariño! Despierta... Toph...- Le intenta hacer reaccionar Kanto, llevándola hasta un sillón de dos lugares y dejándola ahí. –Vamos Toph... eh, ¿cariño?

Ya ha pasado una hora desde que Toph cayó inconsciente en los brazos de Kanto, quien al no lograr que esta reaccione, le ha dejado descansar sobre el sillón en lo que llamó a sus amigos. Sabe que lo correcto sería llevarla al Hospital, pero él solo no puede cargar con Toph por más de dos metros sin que se asombren o pregunten qué le pasó, o qué le hizo, a la Jefa de Policía.

Avatar. Siempre JuntosWhere stories live. Discover now