Capítulo 63. Mentiras y amores sin culpa

शुरू से प्रारंभ करें:
                                    

-Nuestra política siempre ha sido muy abierta y aceptamos...

-No lo digo por ustedes.- Interrumpe Jingbo a Kayak, sorprendiendo a todos. –Lo digo más por el pueblo, que no acepta el amor que profeso por... por mi novio. Sé que se pueden hacer leyes de respeto, de matrimonio igualitario e incluso de poder adoptar, y esas cosas, pero de igual forma el odio y el asco, de los ciudadanos más conservadores, seguirá ahí.

-Creí que tu mayor sueño era vivir en el Templo Aire del Este, y que por eso te ibas.- Le dice Sokka, bajando la mirada. –Lamento que te vayas por esto, Jingbo...

-Yo también lo lamento, pero por otro lado no. En verdad vivir en el Templo Aire del Este me va a enseñar muchas cosas. Uno de mis objetivos de pequeño siempre fue meditar y meditar en esos hermosos jardines, con todas esas estatuas y... en fin, eh, ser iluminado. Quizá la cosa se complique un poco ahora que tengo un amor distinto al que el mundo dicta pero...

-La energía del universo no te discriminará ni odiará por a quien ames, Jingbo, tenlo seguro.

-Gracias.- Le dice Jingbo a Sokka, con quien más apego tiene en todo el Concejo. –No quisiera molestarlos mucho más. Vine para presentar formalmente mi renuncia, y decir que me voy.

-Ven aquí.- Le dice finalmente Sokka, poniéndose en pie y abriendo sus brazos.

De inmediato Jingbo corre hasta el Presidente de la Sala, refugiándose en un gran abrazo que el resto de Concejales admiran desde la lejanía. Dando una vuelta y dándole la mano a todos sus compañeros, Jingbo termina por llegar hasta las puertas por las que entró, viendo aquella banca que por tantos años ocupó, aquel lugar en el que el mismísimo Avatar decidió ponerle. Todo ello le ha formado, le ha enseñado... y ahora se va, para aprender mucho más.

Tras un eterno viaje en tranvía y otro más en barco de vela, Jingbo por fin ha llegado a la Isla del Templo del Aire, allí en donde pasa de todo y de todos, llegando hasta los dormitorios de chicos, en donde camina por los pasillos saludando a algunos de sus antiguos compañeros. Al llegar a su habitación, sonríe plenamente al encontrarse acostado en su cama a Haku. Parece estar dormido, lo que no le extraña cuando aún no ha llegado ni el mediodía.

-Haku... oye, amorcito.- Le susurra, dándole pequeños empujoncitos. –Oye, cariño...

-Mm...- Murmura el Maestro Tierra, dándose la vuelta contra la pared.

-No me ignores. Oye, vamos. Despiértate para mí.- Le pide Jingbo, acariciando su cabello que, poco a poco está volviendo a crecer, volviéndose una gran melena. -¡Despierta!- Termina por gritarle, logrando que reaccione. –Agh, parecías un bebé bisonte durmiendo...

-¿Qué, qué pasó? Oh, eres solo tú... ven a dormir.- Le balbucea Haku.

-¿Disculpa? ¿Sólo yo? Ah, debería ofenderme por eso.- Le dice Jingbo, cruzándose de brazos, cuando entonces es jalado de un brazo para acostarse junto a su novio.

-Me gusta que te enojes.- Le dice Haku, besando su frente. -¿A dónde fuiste?

-Presenté mi renuncia formal como Concejal.

-¿Y cómo te sientes con eso?- Le pregunta Haku, acomodándose un poco a su lado.

-Nunca esperé ser Concejal. Fue algo que llegó de repente. Aang me eligió y fue un gran día. Viví grandes años ahí, aprendí mucho... pero es momento de cambiar de aires, y de amarte.

-No sabes cuán feliz me hace oír eso, cariño.- Le dice Haku, besando sus labios, su mejilla y luego su cuello. -¿Sabes? No sé cómo vayan a ser las cosas en el Templo Aire del Este, pero me gustaría que esta cama se quede con las ganas de tenernos a los dos, desnudos... entonces...

Avatar. Siempre Juntosजहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें