Capítulo 40. Ruptura

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-¡Entonces cambiemos las cosas, Suki! Si me amas, y yo te amo, esto no tiene que terminar. Si lo nuestro va por mal camino, volvamos a encender las llamas del amor. Solo mira esta casa, Suki, en un principio la quería para vivir contigo, y esa idea sigue en mi cabeza. Puedes venir y vivir conmigo, nos casaremos y tendremos un hermoso hijo... por favor.

-Sokka, yo no puedo... lo siento, pero no.- Se niega ella de inmediato, retrocediendo.

-¿Pero por qué? No me estás dando ninguna razón lógica, yo quiero saber qué hice mal. ¿Acaso es porque esta casa no es lo suficientemente lujosa como en Palacio Real? ¿Acaso te gusta vivir en la Nación del Fuego? ¡Ya está! Dejo mi trabajo y me mudo ahí, seguro conseguiré algo, yo...

-¡Sokka, Sokka!- Le interrumpe Suki, acercándose precipitadamente y terminando con su cara a centímetros de la del Guerrero del Sur. –No eres tú el problema, soy solo yo... Yo...

Sokka hace silencio absoluto, en lo que Suki sorbe sus mocos e intenta buscar la mejor forma de cómo decirle la verdad, pero es una tarea casi imposible con él viéndola fijamente.

-Vamos Suki, sin miedo. ¿Por qué lo nuestro no puede continuar?- Insiste él. –Lo entenderé.

-No, no entenderás. Me odiarás.- Se apresura en decir Suki, cubriéndose la cara. –Perdón...

La expresión de confusión plantada en Sokka cambia drásticamente a una de sorpresa y susto cuando ella le cuenta su verdad, y aquellas palabras demoledoras... "Hay alguien más".


~*~*~


Sus ojos, abiertos, enrojecidos y húmedos, perdidos en algún punto del jardín. Sentado en un banco de piedra en la parte trasera de la casa. Frente a él, Suki le observa, también sentada en un banco de piedra a su lado, y con sus ojos perdidos en Sokka. La verdad ha sido contada hace ya una hora, y tras ello el Guerrero del Sur no ha hecho más que escapar y sentarse ahí, intentando asimilar todo lo que la joven le ha dicho en tan pocos segundos.

-Sokka, yo... iba a decírtelo, pero tenía mucho miedo.- Le dice ella, avergonzada. –Sé que mis palabras de disculpa no valen nada ahora mismo, de alguna forma te he traicionado.

Él se mantiene en su lugar, sin decir absolutamente nada. Tras unos segundos una lágrima se escapa de su ojo derecho, en el perfil que Suki no puede ver debido a su posición.

-Dijiste que lo entenderías, pero no se puede entender por qué he sido tan... malvada. Solo te pido que no me odies, porque yo te quiero mucho y no quiero que lo nuestro se arruine.

En eso Suki se equivocaba. Todo entre ellos comenzó a deteriorarse en los últimos años, y ese día ella lo había terminado de destruir. Había terminado de destruir a Sokka...

Aquel joven que tanto sonreía, que tantas bromas hacía... que con solo su presencia iluminaba el día de todos, y a todos. Ese joven ya hecho un hombre de 28 años, había sido vencido.

En la mente de Sokka había tantas preguntas sin respuesta alguna... o al menos él no podía ver ninguna solución a todos sus conflictos mentales que le estaban consumiendo. Pero había una que sabía tenía respuesta, que sabía que ella tendría una respuesta clara...

-¿Quién?- Rompe el hielo Sokka, dirigiendo su mirada a Suki. -¿Quién me ganó?

-Él no te ganó nada, ni siquiera sabe que lo quiero.- Se apresura en decir Suki, bajando la vista. –Por favor, prométeme que no lo odiarás, que no te molestarás con él, no ha hecho nada para enamorarme o alejarme de ti. De hecho él es muy feliz sin mí...

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