4. "Confiar en ti"

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Maldije otra vez. ¿Quién diablos era a esta hora? ¿Por qué Monica no se ocupaba esta vez? El sonido volvió a aparecer. Y otra vez, y de nuevo. Maldición.

Me incorporé y salí de mi habitación, con cuidado de no caer de bruces contra el suelo por la escasa vista que tenía por esa oscuridad. El sonido se volvió diez veces más insistente y corrí cabreada a atender. El suelo perdió sentido bajo mis pies, y fue precisamente el café de sus ojos lo que me arrebató de una el sueño. "¿Michael?" le llamé, pero mi voz no hacía presencia alguna. No podía creerlo, no podía ser la realidad, no era posible que él estuviese varado en mi puerta en este preciso momento; pero fuese cual fuese la razón, no quería que se esfumara. Volví a llamarle, pero ahora con deseo de que por fin terminara de acercarse hacia mí. Me miró, y de repente podía encontrar calma en sus ojos, podía sentirme liviana, podía olvidarme de cada error, de los retazos e inapetencias, sus ojos eran mi abrigo para esta soledad. Se fue acercando poco a poco hasta que nuestras pieles se tocaron, nos miramos a los ojos, y sin darme cuenta sentí su mano invadiendo mi nuca, y su mirada descender a la altura de mis labios. Y ni por poco, me iba a atrever a detenerle.

Abrí los ojos, y mi sueño se desvaneció con la mañana.

Perfecto, una cosa más que agregar a mi –enorme– lista de problemas. Había visto –sin quererlo, la mayoría de las veces–, ese sueño una y otra y otra y otra y otra vez. Quizá incluso más veces. La verdad, tuve que dejar de contar luego de la tercer noche seguida en la que se había proyectado en mi mente. Y si aquello parecía ya bastante problemático, después aparecía otro par de ojos en mi mente. Inmediatamente después de haber repasado aquel sueño, los enfurruñados, molestos e inseguros ojos de Ross invadían mis pensamientos. Se levantaba el telón y aparecía entonces la culpa.

Todo era un desastre dentro de mí.

Esta mañana había sucedido de nuevo; Michael, Ross en mi mente, y un pequeño detalle –insignificante, en realidad–, que me recordó que tenía que trabajar. Y la idea de dejar la calidez de aquella cama y dirigirme a Central Perk para "trabajar", no me resultaba en absoluto atractiva. Pero, en fin. Quizá, si alguien en el Cielo se compadecía de mí, un meteorito gigante destruiría Central Perk en su totalidad... pero tampoco tenía tanta suerte.

Circulé por enésima vez el lugar, sosteniendo una jarra cafetera entre mis manos y buscando por personas que deseaban tomar más café, pero lo único que llamaba mi atención eran mis amigos cotilleando y dejando escapar carcajadas que resonaban por todo el lugar, sentados por supuesto en el mismo sofá viejo de siempre.

—...Oh, pero la parte más genial ha sido cuando él y yo...

—¡Oh, Phoebe...!—en coro interrumpieron a Phoebe con su discurso y el gesto pícaro que llevaba en la cara—. Ya fue demasiado.

Me acerqué a la barra de servicio para ajustar mi delantal. ¿De qué estaban hablando?

—Bien, creo que ahora me toca a...

—¡Sigues, Monica!—Phoebe vociferó luego de reír. Chandler le fulminó con la mirada por no dejarlo terminar de hablar.

Reí, mirándolos por encima de mi hombro.

—¡Es que no hay nada que contar, chicos! Sólo es un chico del trabajo y nada más. Pero lo raro es que anoche soñé con él y no termino de entender por qué.

—Bonita historia, Monica—Chandler se incorporó sobre su asiento para dejar su taza llena de café en la mesita del centro—. ¿Puedo contar mi sueño ahora?

Monica y Phoebe asintieron de mala gana.

—Bien, anoche soñé que estaba de pie aquí en la cafetería, cuando...

Just Good Friends (Michael Jackson Fanfic)Where stories live. Discover now