59. "Vacío"

863 64 56
                                    

Desperté un poco sobresaltado, titubeante, y jadeante conforme mi habitación comenzaba a tomar forma a mi alrededor. La luz del atardecer se filtraba por los ventanales aún entre el cielo nublado que cubría Neverland, la atmósfera era gris, y aún así, ese haz de luz cálido me aseguró que había confundido ese mortecino sonido con el de un reloj despertador.

El teléfono no paraba de sonar.

¿Está todo bien?—la voz de Wayne del otro lado a duras penas y pasaba apercibida entre trozos de pensamientos que recuperaba, restos de mi sueño, pesadez en mis párpados.

—S-sí, sí...—intenté reponer al incorporarme rápidamente entre el enorme colchón, aferrando aún más el aparato que restregaba hacia mi oído. No escuchaba bien, aún—. Estaba sólo...

Ah, diablos...—me cortó. Percibí su leve gesto de desaprobación—. No me digas que te desperté.

Me tallé los ojos un poco, antes de replicar. ¿Era demasiado obvio? ¿Mi voz sonaba así de ida? Estiré mis brazos y piernas en la última oportunidad y vislumbré que sobre la cama aún tendían algunas prendas de ropa que Lisa había dejado ahí el día anterior. Algunos vestidos, blusas, accesorios que decidió no llevar en su viaje con ella en el último segundo, antes de marcharse de aquí. En Neverland, se estaba volviendo un gran hábito que ropa de mujer descansara por toda la casa.

Decidí incorporarme, girándome hacia la mesita de noche para encender una de las pequeñas lámparas.

—No, sólo...—susurré mientras luchaba por mantenerme recto—. ¿Qué ocurre?

Suspiró entonces, dejando un poco de desgane salir. Comprendí que ni por poco le haría cambiar de parecer. Jugueteé con el cable que conectaba el teléfono a la toma de corriente y sin pensarlo, sin siquiera imaginarlo, ubiqué más allá de la pequeña lámpara un trozo de papel arrugado que relucía entre el polvo que habitaba ahí.

Lo tomé, y consciente de que Wayne murmuraba algo más que ni por poco alcanzaba a percibir, al desdoblarlo pude mirar ahí escrito un número telefónico que, quisiera o no, llamó mi atención; el número telefónico de Monica, no podía ser ninguno otro.

En medio de un titubeo de extrañez, Wayne insistió.

¿Entonces?

—Wayne, lo siento... No te he... escuchado—tomé el pequeño papel entre mis dedos anudados, aún sin comprender realmente lo que él había llegado a decirme, o siquiera lo que yo terminé de decir. ¿Qué hacía ahí ese número escrito? ¿O es que a caso importaba? Negué—. ¿Qué es lo que...?

Wayne sólo se rió.

Que tienes visita, Michael—musitó, haciéndome dejar por un momento aquél papel en el mismo sitio para aferrarme con fuerza de la cama.

—¿Visita?—pregunté, intrigado.

Cavilé, girándome y mirando cada esquina de la habitación entera mientras un recuento de las posibles personas que podrían visitarme aparecía ahí, en mis pensamientos atolondrados. No esperaba a nadie para este fin de semana, no había invitado a nadie además. Nadie además de John o Wayne saben que Lisa saldría este par de días y la presencia de alguien ajeno no tendría sentido alguno.

Nadie venía desde hace tanto tiempo, que... una 'visita' a Neverland, se convertía en un espectáculo nada coloquial.

Así es—me dijo, certero—. Un viejo amigo, si es que mi memoria no me falla ahora.

"Un viejo amigo..." me repetí, chasqueando la lengua extrañado, con la mirada enteramente perdida. ¿Sería... posible?

—Wayne, yo...

Just Good Friends (Michael Jackson Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora