54. "Alma Rota"

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Trozos rotos de una historia,

en la que apenas se puede respirar.

Una en la que una vez ha habido amor,

y que ahora solamente estoy yo... y la soledad.

~

Aparcamos a justo un costado de aquella misma acera que recordaba.

Aún y con el sol escondiéndose más allá de ese edificio, la claridad con la que vislumbré mi viejo apartamento fue tal, que sentí cómo se estrujaba mi pecho cuando mi vista salía de la ventanilla del automóvil para mirar. Agradecí la carencia de nervios por supuesto, el silencio que se impregnó cuando el motor se detuvo sin más, la tranquilidad, la misma apariencia que me llevé conmigo hace más de seis años... pero la nostalgia, ahí se quedó. Consumiéndome el aliento.

Había sido, sin duda, más raro de lo que alguna vez imaginé.

—Gracias...

La palabra se me escapa aún con mi vista clavada sobre el viejo edificio. Wayne, a mi lado, deja un leve suspiro brotar que me hace virar hacia él y al encontrarle, me percato de que su mirada se encuentra tan atolondrada como la mía, apreciando el exterior.

Me río para mis adentros. Creo que él jamás había visitado este sitio.

—No ha sido nada, lo sabes—musita, devolviéndome el gesto, y mientras tanto, removiéndose más sobre su asiento hacia mi ventanilla como si intentara obtener una imagen mejor—. Aunque, no lo entiendo, ¿Sabes? Pudiste enviar a alguien más a esta ciudad para que buscara el resto de tus cosas. Y sólo así, has decidido tomar un vuelo de seis horas a Nueva York para poder hacerlo tú mismo.

—Ha tenido que ser así...—replico, removiendo mi cinturón de seguridad, intentando sonar lo más amable posible. Un poco desinteresado, quizá—. No sé cómo explicarlo, sólo... tenía ganas de visitar el lugar. Hace ya tanto tiempo desde que no lo había pisado y, tú sabes, Lisa ha salido de viaje con los pequeños y su madre durante la semana así que... yo no tenía mucho que hacer en casa.

—Sí, supongo... tienes razón.

Le di una sonrisa débil, y un pequeño golpe al borde de su hombro mientras lo miraba desperezarse para quitar también su cinturón de seguridad. Asintió, me dio uno de esos gestos informales que tanto me tranquilizaban.

—Vamos, te ayudo a tomar tu equipaje del maletero.

—Gracias—replico casi a la par, justo antes de que ambos saliéramos ya del auto.

Al salir, Wayne rodea el vehículo con su vista puesta en todos lados salvo por el asfalto que pisaba. Miró a todas partes, más allá del viejo edificio del estudio en el que solía trabajar, cada una de las esquinas visibles, la acera de enfrente, la inexistente concurrencia del lugar. Me ha hecho recordar que este sitio me gusta precisamente porque al salir de casa, no esperaba ser embestido por cientos de personas aguardando por mí. Era bastante tranquilo.

Me tiende mi pequeña valija por fin, y por el ruido que ocasiona al volver a cerrar el maletero me doy cuenta de la mirada despectiva y de burla que le da a mi diligente equipaje.

—Tu equipaje de dos días...—masculla entregándome la valija, seguramente aguantándose algunas risas por lo bajo—. ¿Hay algo más que necesites? ¿Quieres que venga en la noche por ti? ¿Necesitas que me quede?

—Oh, no, descuida—musité, batiendo una mano al aire para restar importancia al asunto—. La verdad es que me gustaría merodear el sitio por mi cuenta, aunque sea por esta vez. Y no te preocupes, en dado caso de que necesite transporte, hay un coche allí dentro aparcado que no ha sido conducido por nadie en una eternidad. Lo usaré sin duda, si lo necesito.

Just Good Friends (Michael Jackson Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora