Sawyer: Sra. Vélez —pregunta Sawyer mientras corremos hacia el estacionamiento—. ¿Puedo preguntar por qué estamos haciendo este viaje no programado?
Tn: Es mi padre. Ha tenido un accidente.
Sawyer: Ya veo. ¿Lo sabe el Sr. Vélez?
Tn: Lo llamaré desde el coche. — Sawyer asiente y abre la puerta trasera de la camioneta Audi, y me subo. Con dedos temblorosos, agarro mi celular y le marco Christopher .
Andrea: Sra. Vélez. —La voz de Andrea es nítida y profesional.
Tn: ¿Está Christopher allí? —respiro.
Andrea: Uhm... está en algún lugar del edificio, señora. Ha dejado su celular cargándose conmigo.—
Gimo silenciosamente con frustración.
Tn: ¿Puedes decirle que lo llamé, y que necesito hablar con él? Es urgente.
Andrea: Podría tratar de localizarlo. Tiene la costumbre de vagar a veces.
Tn: Sólo consigue que me llame, por favor —ruego, conteniendo las lágrimas.
Andrea: Por supuesto, Sra. Vélez. —Vacila—. ¿Está todo bien?
Tn: No —susurro, no confiando en mi voz—. Por favor, sólo consigue que me llame.
Andrea: Sí, señora. —Cuelgo. No puedo contener mi angustia mucho más. Tirando mis rodillas hacia mi pecho, me acurruco en el asiento trasero, y lágrimas manan, indeseables, por mis mejillas.
Sawyer: ¿Dónde en Portland, Sra. Vélez? —pregunta gentilmente Sawyer.
Tn: OHSU —me ahogo—. El gran hospital. —Sawyer arranca hacia la calle, mientras me lamento en voz baja en la parte trasera del coche, murmurando oraciones mudas. Por favor que esté bien. Por favor que esté bien. Mi teléfono suena, sorprendiéndome. —Christopher—jadeo.
Christopher: Dios, Tn. ¿Qué está mal?
Tn: Es Ray... ha tenido un accidente.
Christopher: ¡Mierda!
Tn: Sí. Estoy de camino a Portland.
Christopher: ¿Portland? Por favor dime que Sawyer está contigo.
Tn: Sí, está conduciendo.
Christopher: ¿Dónde está Ray?
Tn: En el OHSU.—Escucho una voz apagada en el fondo.
Christopher: Sí, Ros —Christopher chasquea enfadado—. ¡Lo sé! Perdón, nena... puedo estar allí en unas tres horas. Tengo negocios que necesito terminar aquí. Volaré. —Oh mierda. La última vez que Christian voló en su jet privado... —Tengo una reunión con algunos chicos más de Taiwan. No puedo cancelarla. Es un acuerdo que hemos estado elaborando por meses. Saldré tan pronto como pueda.
Tn: Está bien —murmuro. Y quiero decir que está bien, que se quedara en Seattle, y resolviera su negocio, pero la verdad es que lo quería conmigo.
Christopher: Oh, nena —susurra.
Tn: Christopher. Tómate tu tiempo. No te apures. No quiero preocuparme por ti, también. Vuela con cuidado.
Christopher: Lo haré.
Tn: Te amo.
Christopher: Te amo, también, cariño. Estaré contigo tan pronto como pueda. Mantén a Luke cerca.
Tn: Sí, lo haré.
Christopher: Te veré después mi amor.
Tn: Adiós amor. —Después de colgar, abrazo mis rodillas una vez más. Miro por la ventana, tiene que volar cuidadosamente. Mi estómago se anuda de nuevo y las náuseas amenazan. Ray y Christopher. No creo que mi corazón pudiera aceptar eso. Recostándome, empiezo mi mantra de nuevo: Por favor que esté bien. Por favor que esté bien.
Sawyer: Sra. Vélez—la voz de Sawyer me despierta—. Estamos en las instalaciones del hospital. Sólo tengo que encontrar la sala de emergencias.
Tn: Sé dónde está. — Sawyer se detiene en el punto de bajada y salta fuera para abrir mi puerta.
Sawyer: Iré a estacionarme, señora, y vendré a encontrarla. Deje su maletín, yo lo llevaré.
Tn: Gracias, Luke. —Asiente, y camino enérgicamente en la bulliciosa área de recepción de la sala de emergencias. La recepcionista en el escritorio me da una sonrisa amable, y en unos minutos, ha ubicado a Ray y me envía a la OR28 en el tercer piso. ¿OR? ¡Mierda!
Tn: Gracias —murmuro, tratando de concentrarme en sus instrucciones hacia los ascensores. Mi estómago se tambalea mientras casi corro hacia ellos. Que esté bien. Por favor que esté bien. El ascensor es desesperadamente lento, deteniéndose en cada piso. Vamos... ¡Vamos! Quiero que se mueva más rápido, con el ceño fruncido hacia las personas paseando dentro y fuera y evitando que llegue a papá. Finalmente, las puertas se abren en el tercer piso, y me apresuro hacia otra área de recepción, ésta atendida por enfermeras en uniformes de marina.
Enfermera: ¿Puedo ayudarle? —pregunta una oficiosa enfermada con una mirada miope.
Tn: Mi padre, Raymond ————. Ha sido ingresado. Está en el OR-4, creo. — Incluso mientras decía las palabras, estoy queriendo que no sean verdad.
Enfermera: Déjeme comprobar, Señorita ————.—
Asiento, sin molestarme en corregirla mientras ella mira atentamente la pantalla de su ordenador. —Sí. Ha estado un par de horas. Si prefiere esperar, les haré saber que usted está aquí. La sala de espera está allí. —Apunta hacia una gran puerta blanca útilmente etiquetada SALA DE ESPERA en fuerte letra azul.
Tn: ¿Él está bien? —pregunto, tratando de mantener mi voz estable.
Enfermera: Tendrá que esperar a uno de los médicos que lo atiende la informe, señorita.
Tn: Gracias —murmuro, pero por dentro estoy gritando, ¡Quiero saber ahora! Abro la puerta para revelar una funcional y austera sala de espera dónde el Sr. Rodríguez y Austin están sentados.
Sr Rodriguez: ¡Tn! —exclama el Sr. Rodríguez. Su brazo está enyesado, y su mejilla magullada en un lado. Está en una silla de ruedas con una de sus piernas enyesada también. Cautelosamente envuelvo mis brazos alrededor de él.
Tn: Oh, Sr. Rodríguez —sollozo.
Sr Rodriguez: Tn, cariño. —Da palmaditas en mi espalda con su brazo sano—. Lo siento tanto —murmura, su voz ronca agrietándose. Oh no.
Austin: No, papá —dice Austin suavemente en advertencia mientras se cierne detrás de mí. Cuando me giro, me tira a sus brazos y me abraza.
Tn: Austin—murmuro. Y estoy perdida, lágrimas cayendo mientras toda la tensión, el miedo y la angustia de las últimas tres horas emergen.
Austin: Oye, Tn, no llores. — Austin gentilmente acaricia mi cabello. Envuelvo mis brazos alrededor de su cuello y lloro suavemente. Nos quedamos así como por años, y estoy tan agradecida de que mi amigo esté aquí. Nos separamos cuando Sawyer se nos une en la sala de espera. El Sr. Rodríguez me entrega un pañuelo de papel de una caja convenientemente ubicada, y seco mis lágrimas.
Tn: Él es el Sr. Sawyer. De seguridad —murmuro.
Sawyer asiente educadamente hacia Austin y el Sr. Rodríguez y luego se mueve a tomar asiento en un rincón.
Austin: Siéntate, Tn. — me acompaña a uno de los sillones cubiertos de vinilo.
Tn: ¿Qué pasó? ¿Sabemos cómo ésta? ¿Qué están haciendo ellos? — Austin levanta sus manos para detener mi aluvión de preguntas y se sienta a mi lado.
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HOLAAAAAAAAAAAAAA. ¿Cómo están?😭❤️
Las extraño mucho, déjenme saber si después de tanto tiempo aún me extrañan y si es así las amo mucho 🤣❤️ feliz navidad, Año Nuevo atrasadisimo pero más vale tarde que nunca ¿no? Las amo🤩❤️