Capítulo 101.

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Tn: Sí. Haz lo que se te dicen y siéntate. —Pongo las manos en mis caderas. Él sonríe de nuevo, luchando hasta sostenerse en sus codos y se sienta en una manera tan diferente a Christopher, en cierto modo desgarbado. Antes de que pueda dejarse caer de nuevo, sujeto su corbata y lucho para quitarle su chaqueta gris, un brazo a la vez.

Christopher: Hueles bien.

Tn: Tu hueles de licor fuerte.

Christopher: Sí... Bour-bon. —Él pronuncia las sílabas con tal exageración que tengo que reprimir una risita. Descartando la chaqueta en el suelo junto a mí, hago un comienzo con la corbata. Él apoya las manos en mis caderas. —Me gusta la sensación de este tejido en ti, Tn  —dice, arrastrando las palabras—. Siempre deberías usar satén o seda. —Él pasa las manos arriba y abajo de mis caderas y luego me jala hacia adelante, presionando su boca contra mi vientre. —Y tenemos un invasor aquí. — Dejo de respirar. Santo cielo. Está hablando con el Pequeño Blip. —Vas a mantenerme despierto, ¿no? —le dice a mi vientre. Oh. Christopher me mira a través de sus pestañas largas y oscuras, ojos cafés borrosos y nublados. Mi corazón se contrae.

Christopher: Lo elegirás por encima de mí —dice con tristeza.

Tn: Christopher, no sabes de lo que estás hablando. No seas ridículo, no estoy eligiendo a nadie sobre nadie. Y podría ser una ella. —Frunce el ceño.

Christopher: Una ella... Oh, Dios —se deja caer de nuevo en la cama y se tapa los ojos con el brazo. Me las he arreglado para aflojar la corbata. Puedo deshacer un cordón y tiro de su zapato y el calcetín y luego el otro. Cuando me paro, veo por qué no me he encontrado ninguna resistencia, Christopher se ha desmayado por completo. Suena dormido y roncando suavemente. Lo miro. Es tan jodidamente hermoso, incluso borracho y roncando. Sus esculpidos labios se separaran, un brazo por encima de la cabeza, agitando su pelo desordenado, su cara relajada. Se ve joven, pero entonces él es joven; mi joven y estresado, borracho, infeliz esposo. La idea se posa pesada en mi corazón. Bueno, al menos está en casa. Me pregunto a dónde fue. No estoy segura de tener la energía o la fuerza para desnudarlo más.
Esta encima del edredón, también. De regreso a la gran sala, recojo el edredón que estaba usando y lo llevo de vuelta a nuestro dormitorio. Todavía está dormido, todavía con su corbata y su cinturón. Me subo a la cama a su lado, le quito la corbata, y con cuidado deshago el botón superior de su camisa.
Él murmura algo incoherente en su sueño, pero no se despierta. Con cuidado, desabrocho el cinturón y tiro de él a través de los lazos de la correa, y después de algunas dificultades está fuera. Su camisa ha salido de sus pantalones, dejando al descubierto una pista de su rastro feliz. No puedo resistir. Me inclino y la beso. Se mueve, flexionando sus caderas hacia delante, pero se queda dormido. Me siento y lo miro de nuevo. Oh, Diablo, Diablo, Diablo... ¿Qué voy a hacer contigo? Cepillo mis dedos por su pelo. Es tan suave y beso su sien.

Tn: Te amo, Christopher. Incluso cuando estás borracho y has salido a quien sabe dónde, Te amo. Siempre te amaré.

Christopher: Hmm —murmura. Beso su sien una vez más, y luego salgo de la cama, y lo cubro con el edredón de repuesto. Puedo dormir a su lado, de lado sobre la cama... Sí, lo haré. Primero ordenaré su ropa, sin embargo. Sacudo la cabeza y recojo sus calcetines y corbata, y doblo la chaqueta sobre mi brazo. Mientras lo hago, su celular cae al suelo. Lo tomo y sin querer lo desbloqueo. Se abre en la pantalla de mensajes. Puedo ver mi mensaje, y por encima de él, otro. Mierda. Mi cuero cabelludo pica.

*Fue bueno verte. Ahora entiendo. No te preocupes. Vas a ser un maravilloso padre.*

Es de ella. La señora Elena bruja zorra Robinson. Su "maestra" Mierda. Ahí es a donde fue. Fue a verla.
Miro el mensaje y luego miro la forma dormida de mi esposo. Ha estado fuera hasta la una y media de mañana bebiendo... ¡Con ella! Él ronca suavemente, durmiendo el sueño de un aparentemente inocente e inconsciente borracho. Luce tan sereno. Oh no, no, no. Mis piernas se vuelven gelatina, y me hundo lentamente en la silla junto a la cama sin poder creerlo. Traición cruda, amarga y humillante me atraviesa. ¿Cómo pudo? ¿Cómo pudo ir a ella? Lágrimas ardientes y furiosas rezuman por mis mejillas. Su ira y miedo, su necesidad de arremeter contra mí, puedo entenderlos, y perdonarlos; apenas. Pero esta... esta traición es demasiado. Levanto las rodillas contra mi pecho y las envuelvo con mis brazos, protegiéndonos a mi Pequeño Blip y a mí. Me sacudo hacia atrás y hacia adelante, llorando suavemente. ¿Qué esperaba? Me casé con este hombre demasiado rápido. Lo sabía; sabía que llegaría a esto. Por qué. Por qué. ¿Por qué? ¿Cómo pudo hacerme esto? Él sabe como me siento acerca de esta mujer. ¿Cómo pudo recurrir a ella? ¿Cómo? El cuchillo se mueve lenta y dolorosamente en lo profundo de mi corazón, hiriéndome. ¿Siempre será así? A través de mis lágrimas, su figura postrada se borronea y reluce. Oh, Christopher. Me casé con él porque lo amo, y dentro de mí sé que él me ama. Sé que es así. Su dolorosamente dulce regalo de cumpleaños viene a mi mente. Por todas nuestras primeras veces en tu primer cumpleaños como mi amada esposa. Te amo. C x. No, no, no... no puedo creer que siempre será así, dos pasos adelante y tres pasos atrás. Pero así es como siempre ha sido con él. Apoyo la mano en mi vientre. No, no le permitiré que nos haga esto a nuestro Blip y a mí. El Dr. Flynn dijo que le diera el beneficio de la duda; bueno, no esta vez. Seco las lágrimas de mis ojos y
me limpio la nariz con el reverso de la mano.
Christopher se agita y se da vuelta, levantando las piernas del costado de la cama, y se acurruca debajo del edredón. Extiende una mano como si buscara algo, luego se queja y frunce el ceño pero vuelve a dormir, su brazo estirado. Oh, mi esposo... el diablo. ¿Qué voy a hacer contigo? ¿Y qué demonios estabas hacienda con la Perra Zorra? Necesito saber.
Miro una vez más el ofensivo mensaje de texto y rápidamente ideo un plan. Respirando profundamente, re-envío el mensaje de texto a mi celular. Paso uno completo. Rápidamente reviso los otros mensajes recientes, pero sólo puedo ver mensajes de Elliot, Andrea, Mauricio, Ros y de mí. Ninguno de Elena. Eso es bueno, creo. Salgo de la pantalla de mensajes, aliviada porque él no ha estado mandándole mensajes, y mi corazón salta a mi garganta. Oh mi Dios. El fondo de pantalla de su teléfono es una fotografía tras otra de mí, una colección de pequeñasTn's  en varias poses; nuestra luna de miel, nuestro reciente fin de semana navegando y volando, y unas pocas de las fotos de Austin, también. ¿Cuándo hizo esto? Debe haber sido recientemente. Noto el ícono del correo electrónico, y una idea serpentea atractivamente en mi mente... Podría leer los correos electrónicos de Christopher. Ver si ha estado hablando con ella. ¿Debería? Envuelta en seda verde jade, frunciendo el ceño. Antes de que pueda detenerme, invado su privacidad. Hay cientos y cientos de correos electrónicos. Paso algunos, y lucen muy aburridos... mayormente de Ros, Andrea y de mí, y varios ejecutivos de su compañía. Ninguno de la Perra Zorra. Mientras estoy en eso, me alivia ver que tampoco hay ninguno de Leila. Un correo electrónico me llama la atención. Es de Barney Sullivan, el técnico de computación de Christopher, y la línea de asunto es: Jack Hyde. Miro a Christopher con culpa, pero él todavía está roncando suavemente. Nunca lo he oído roncar. Abro el correo.
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Mi esposo...el diablo. (Christopher Vélez y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora