Capítulo 22.

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Christopher batalla para poder sacar el celular del bolsillo de su pantalón.

Christopher:¿Qué? -contesta enfadado a quien sea que está al otro lado de la línea-. No -dice y mira hacia atrás -. Sí, conduce ella.

Observo un segundo por el espejo retrovisor, pero no veo nada raro, solo una fila de coches que van detrás
de nosotros.

Christopher:Vale. -Chris suspira y se frota la frente con los dedos, algo va mal-. Sí... No sé. -Me mira y se aparta el teléfono de la oreja-. No pasa nada. Sigue adelante -me dice con calma
sonriéndome, pero la sonrisa no le alcanza para tranquilizarme. ¡Mierda! Mi sistema se llena de adrenalina. Vuelve a
colocarse el teléfono en la oreja-. Bien, en el puente. En cuanto lleguemos... Sí... Ahora lo pongo. Coloca el teléfono en el soporte para el altavoz y lo pone en modo manos libres.

Tn:¿Qué ocurre, Christopher?

Christopher:Tú concéntrate en la carretera, bella -me dice en voz baja.

Christopher:No quiero que te entre el pánico -me dice con mucha calma-. Pero en cuanto estemos en el puente, quiero que aprietes el acelerador. Nos están siguiendo.

¿Siguiendo? Oh, madre mía. Siento el corazón atravesado en la garganta, latiéndome con fuerza, se me eriza el vello y me cuesta respirar por el pánico. ¿Quién nos puede estar siguiendo? Vuelvo a mirar por el retrovisor y el coche oscuro de antes continúa detrás de nosotros. ¡Joder! ¿Es ese? Intento ver algo detrás del parabrisas tintado para distinguir quién conduce, pero no consigo ver nada.

Christopher:Mantén la vista en la carretera, bella -me dice Christopher suavemente, nada que ver con el tono
Molesto que suele utilizar cuando conduzco yo. ¡Contrólate!, me regaño mentalmente para dominar el terror que amenaza con apoderarse de mí.

Tn:¿Cómo sabes que nos están siguiendo? -Mi voz es un susurro entrecortado y chillón.

Christopher:El Dodge que tenemos detrás lleva matrículas falsas.

¿Y cómo puede saber eso? ¡Ah claro, ES EL FUCKIN DIABLO BEBE! Pongo el intermitente cuando nos acercamos a la incorporación al puente, inspiro hondo
intentando controlar mi respiración. Quien quiera que nos esté siguiendo va a por Christopher. Cuando inspiro
de nuevo profunda y tranquilizadoramente mi mente empieza a aclararse y el estómago se me asienta. Tengo que proteger a Christopher. Quería conducir este coche y quería hacerlo muy rápido. Bueno, pues esta es mi oportunidad. Agarro con fuerza el volante y echo un último vistazo al retrovisor. El Dodge está más cerca. Freno de repente, ignorando la mirada llena de pánico de Chris, e intento elegir bien el momento de
entrada en el puente, con la intención de que el Dodge tenga que reducir la velocidad y parar para esperar un hueco en el tráfico antes de seguirnos. Voy
hacia delante, haciéndonos a ambos chocar con el respaldo de los asientos. El indicador de velocidad sube hasta los ciento veinte kilómetros por hora.

Christopher: Tranquila, bella-dice Chris con calma, aunque estoy segura de que él está cualquier cosa menos tranquilo.
En este puente estamos tan cerca del lago que es como si estuviera conduciendo sobre el agua. Ignoro a propósito las miradas furiosas o reprobatorias de los otros conductores.
Christopher se aprieta las manos las piernas intentando quedarse tan quieto como puede, y a pesar de que tengo la mente funcionando a mil por hora, me pregunto si lo estará haciendo para no distraerme.

Christopher:Muy bien -dice en un susurro para animarme. Mira para atrás-. Ya no veo el Dodge.

Mauricio: Estamos justo detrás del Sudes, señor Vélez. -La voz llega desde el manos libres-. Está haciendo todo lo posible por recuperar su posición detrás de ustedes, señor. Nosotros vamos a intentar adelantar y colocarnos entre su coche y el Dodge. ¿El Sudes? ¿Qué significa eso?

Christopher: De acuerdo. La señora Vélez lo está haciendo muy bien. A esta velocidad y si el tráfico sigue siendo
fluido (y por lo que veo lo es) saldremos del puente dentro de unos pocos minutos.

Mauricio:Bien, señor.

Compruebo la velocidad y veo que seguimos a ciento veinte.

Christopher:Lo estás haciendo muy bien-me dice Chris en un susurro y mira por la ventanilla de atrás del R8.

Tn:¿Hacia dónde voy? -pregunto bastante tranquila.

Mauricio:Diríjase a la interestatal 5, señora Vélez, y después al sur. Queremos comprobar si el Dodge les sigue durante todo el camino -me dice. El semáforo del puente está verde, por suerte, y yo sigo adelante. Miro nerviosamente a Chris y él me sonríe tranquilizador. Después su cara se vuelve seria.

Christopher:¡Mierda! -gruñe entre dientes.

Hay un atasco en cuanto salimos del puente y eso me obliga a frenar. Observo ansiosa por el espejo una vez más y creo ver el Dodge.

Tn:¿Unos diez coches por detrás más o menos?

Christopher:Sí, lo veo -dice Chris echando un vistazo por el espejo retrovisor-. Me pregunto quién demonios será...

Tn:Yo también. ¿Saben si el que conduce es un hombre? -pregunto al equipo de seguridad que me escucha a través del celular.

Mauricio:No, señora Vélez. Puede ser un hombre o una mujer. Los cristales son demasiado oscuros.

Christopher:¿Una mujer? -

Me encojo de hombros.
Tn:¿Tu super maestra? -sugiero sin apartar los ojos de la carretera. Ella es la que hizo a MI ahora esposo "el diablo" sin que el quisiera, maldita perra.

Mi esposo...el diablo. (Christopher Vélez y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora