Capítulo 102.

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¿Qué estoy haciendo? Es tarde. He tenido un día fatigoso. No hay correos de la Perra Zorra o Leila Williams, y encuentro un poco de frío alivio en eso. Miro rápidamente al despertador: apenas pasadas las dos de la mañana. Ha sido un día de revelaciones. Voy a ser madre, y mi esposo ha estado fraternizando con el enemigo. Bueno, que se cueza en su propia salsa. No voy a dormir aquí con él. Puede despertarse solo mañana. Después de ubicar su celular en la mesa de noche, tomo mi bolso de su lugar junto a la cama y, después de una última mirada a mi angélico y durmiente Judas, abandono la habitación. La llave de repuesto del otro cuarto está en su lugar usual en el botiquín del lavadero. La tomo y subo las escaleras. Del armario de ropa de cama, saco una almohada, cobertor y sabana, luego abro la puerta del cuarto y entro, encendiendo las luces en un pálido brillo. Raro como encuentro el aroma y la atmósfera de este cuarto tan reconfortantes, considerando que usé la palabra segura la última vez que estuvimos aquí. Cierro la puerta con llave detrás de mí, dejando la llave en la puerta. Sé que mañana por la mañana Christopher estará frenético por encontrarme, y no creo que busque aquí si la puerta está cerrada. Bueno, eso le servirá. Me enrosco en el sillón, me envuelvo con el cobertor y saco el celular de mi bolso. Revisando mis mensajes de texto, encuentro el de la Perra Zorra que re-envié del teléfono de Christopher. Presiono REENVIAR y tipeo:

*¿GUSTARÍA QUE LA SRA. LINCOLN SE NOS UNA CUANDO EVENTUALMENTE DISCUTAMOS ESTE mensaje QUE ELLA TE ENVIÓ? EVITARÁ QUE CORRAS A ELLA DESPUÉS. TU ESPOSA*

Presiono ENVIAR y bajo el volumen a silencio. Me acurruco bajo mi cobertor. A pesar de todas mis bravatas, estoy sobrepasada por la enormidad del engaño de Christopher. Éste debería ser un momento feliz. Dios, vamos a ser padres. Brevemente, revivo contarle a Christopher que estoy embarazada y fantaseo que él cae de rodillas con dicha frente a mí, tomándome en sus brazos y diciéndome cuánto ama a nuestro Pequeño Blip y a mí. Sin embargo aquí estoy, sola y fría en un cuarto de fantasía. De repente me siento vieja, más vieja que mi edad. Aceptar a Christopher siempre iba a ser un desafío, pero realmente se ha superado a sí mismo esta vez. ¿Qué estaba pensando? Bueno, si quiere una pelea, le daré una pelea. De ninguna manera voy a dejar que se salga con la suya al huir a ver a esa mujer monstruosa cuando sea que tengamos un problema. Va a tener que elegir; ella o yo y nuestro Pequeño Blip. Sollozo suavemente, pero porque estoy tan exhausta, pronto me duermo.
Me despierto de repente, momentáneamente desorientada... Oh sí; estoy en el cuarto. Porque no hay ventanas, no tengo idea de qué hora es. El pomo de la puerta se agita.

Christopher: ¡Tn! —grita Christopher del otro lado de la puerta. Me congelo, pero no entra. Oigo voces ahogadas, pero se alejan. Exhalo y reviso la hora en mi celular. Son las siete cincuenta, y tengo cuatro llamadas perdidas y dos mensajes de voz. Las llamadas perdidas son mayormente de Christopher, pero también hay una de Kathe. Oh, no. Él debe haberla llamado. No tengo tiempo para escucharlos. No quiero llegar tarde al trabajo. Me envuelvo con el cobertor y levanto mi bolso antes de hacer mi camino hacia la puerta. Abriéndola lentamente, espío afuera. No hay señales de nadie. Oh, mierda... Quizás esto es un poco melodramático. Pongo los ojos en blanco, respiro profundamente, y me dirijo abajo. Mauricio, Sawyer, Ryan, la Sra. Jones y Christopher están todos parados en la entrada del gran salón, y Christopher está dando rápidas instrucciones. Como si fueran uno, todos se vuelven y me miran con la boca abierta. Christopher todavía viste la ropa con la que durmió anoche. Luce tan desaliñado, pálido y hermoso que detiene el corazón. Sus ojos cafés están muy abiertos, y no sé si está atemorizado o enfadado. Es difícil de decir.

Tn: Sawyer, estaré lista para salir en más o menos veinte minutos — murmuro, envolviendo el cobertor alrededor de mí más apretadamente para protección. Él asiente, y todos los ojos se vuelven a Christopher, quién todavía me mira intensamente.

Mi esposo...el diablo. (Christopher Vélez y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora