Capítulo 90.

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La condición de Ray era la misma. Verlo así me hace reconsiderar el viaje aquí. Realmente debería conducir con más cuidado. No puedes legislar por cada conductor ebrio de este mundo. Debo preguntarle a Christopher que fue del imbécil que chocó a Ray, estoy segura de que sabe. A pesar de los tubos, mi papá se ve algo cómodo, y creo que tiene algo más de color en las mejillas. Mientras le cuento sobre mi mañana, Christopher va a la sala de espera a hacer llamadas. La enfermera Kellie viene, chequeando los monitores de Ray y tomando nota.

Doctora: Todos sus signos se ven bien, Sra. Vélez —me sonríe amablemente.

Tn: Eso es muy alentador. — Un ratito después aparece el Dr. Crowe con dos enfermeras y dice cálidamente.

Doctor: Señora Vélez, es hora de llevar a su padre a radiología. Vamos a hacerle una tomografía computarizada. Para ver el progreso de su cerebro.

Tn: ¿Tomará mucho?

Doctor: Hasta una hora.

Tn: Esperaré. Me gustaría saber.

Doctor: Si seguro, Sra. Vélez. — Voy a la afortunadamente vacía sala de espera donde Chris se está paseando hablando por teléfono. Mientras habla, mira por la ventana a la vista panorámica de Portland. Se vuelve hacia mí cuando cierro la puerta, y parece enfadado.

Christopher: ¿Cuánto sobre el límite?... Ya veo... todos los cargos, todo. El papá de Tn está en terapia intensiva, quiero que le arrojes el maldito libro a él papá... bien. Mantenme al tanto. —Cuelga.

Tn: ¿El otro conductor? .— Asiente.

Christopher: Algún estúpido camionero borracho del Sureste de Portland — bufa, y me sorprende su terminología y tono desconsiderado. Camina hacia mí, y se suaviza. — ¿Terminaste con Ray? ¿Quieres irte?

Tn: Em... no. —Lo miro, aún atemorizada por lo que acaba de pasar.

Christopher: ¿Qué ocurre?

Tn: Nada. A Ray lo llevaron a radiología para una tomografía computada para comprobar el derrame en su cerebro. Me gustaría esperar por los resultados.

Christopher: De acuerdo. Esperaremos. —Se sienta y estira los brazos. Ya que estamos solos, me acurruco felizmente en su regazo. —Así no imaginaba pasar el día de hoy —murmura en mi cabello.

Tn: Yo tampoco, pero ahora me estoy sintiendo más positiva. Tu madre fue muy tranquilizadora. Fue muy amable de su parte venir anoche. —Christopher acaricia mi espalda y apoya su barbilla en mi cabeza.

Christopher: Mi madre es una mujer increíble.

Tn: Lo es. Eres afortunado de tenerla. —Christopher asiente. — Debería llamar a mi madre. Decirle lo de Ray —murmuro y Chris se tensa—. Estoy sorprendida de que no me haya llamado. —Me congelo un momento comprendiendo. De hecho, me siento dolida. Es mi cumpleaños después de todo, y ella estuvo cuando nací. ¿Por qué no llamó?

Christopher: Quizá lo hizo —dice Christopher. Saco mi celular de mi bolsillo. No hay llamadas perdidas, pero sí varios mensajes: deseos de cumpleaños de Kate, Austin, Mia, y Ethan. Nada de mi madre. Sacudo la cabeza.

Christopher: Llámala ahora —sugiere suavemente. Lo hago, pero no responde, sólo el contestador automático. No dejo un mensaje. ¿Cómo pudo mi propia madre olvidar mi cumpleaños?

Tn: No está allí. Llamaré más tarde cuando sepa los resultados del escaneo del cerebro. — Christopher refuerza su agarre en mí, volviendo a acariciar mi cabello, y no hace comentarios por el poco amor maternal de mi madre. Siento más que escucho el zumbido de su Celular. No me deja ponerme de pie sino que lo pesca incómodamente de su bolsillo.

Mi esposo...el diablo. (Christopher Vélez y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora