Capítulo 56.

2.8K 134 7
                                    

Christopher: Es bueno tenerte en casa. He estado esperándote.

Tn: ¿Ah, sí? —susurro. Mi boca se seca todavía más, mi corazón golpeteando en mi pecho. ¿Por qué está vestido así? ¿Qué significa? ¿Todavía está molesto?

Christopher: Así es. —Su voz es suave como un gato, pero está sonriendo con suficiencia cuando camina a zancadas más cerca de mí. Madre mía, él luce caliente, con sus jeans colgando de esa manera, de sus caderas. Oh, no, no me voy a distraer por el Señor Sexo. Intento calcular su humor mientras camina hacia mí. ¿Enfadado? ¿Juguetón? ¿Lujurioso? ¡Bah! Es imposible de decir.

Tn: Me gustan tus jeans —murmuro, él sonríe con una desarmadora sonrisa lobuna que no alcanza sus ojos. Mierda, aún está enfadado. Está usando estos para distraerme... se detiene frente a mí y soy chamuscada por su intensidad. Me mira, con amplios ojos indescifrables quemando en los míos. Trago saliva.

Christopher: Entiendo que tienes asuntos, Sra. Vélez —dice sedosamente, y saca algo de su bolsillo trasero. No puedo apartar mi mirada de la suya pero lo escucho desdoblar un pedazo de papel. Lo sostiene en alto, y mirando brevemente en su dirección, reconozco mi correo electrónico. Mi mirada regresa a la suya, y sus ojos resplandecen con rabia.

Tn: Sí, tengo asuntos —susurro, sintiéndome sin aliento. Necesito distancia si vamos a discutirlo. Pero antes de que pueda dar un paso atrás, él se inclina y desliza su nariz a lo largo de la mía. Mis ojos revolotean hasta cerrarse cuando le doy la bienvenida a su toque gentil e inesperado.

Christopher: También yo —susurra contra mi piel, y abro los ojos ante sus palabras. Él se endereza y me mira fijamente una vez más.

Tn: Creo que estoy familiarizada con tus asuntos, Christopher. —Mi voz es irónica y él entrecierra los ojos, suprimiendo la diversión que destella ahí momentáneamente. ¿Vamos a pelear? Doy un paso atrás por precaución. Debo distanciarme físicamente de él, de su aroma, su mirada, su distractor cuerpo en aquellos sexys jeans. Él frunce el ceño cuando me
aparto. —¿Por qué volviste de Nueva York? —susurro. Terminemos con esto.

Christopher: Sabes por qué. —Su tono carga un tono de advertencia.

Tn: ¿Porque salí con Kathe?

Christopher: Porque fuiste en contra de tu palabra y me desafiaste, poniéndote a ti misma en un riesgo innecesario.

Tn: ¿Fui en contra de mi palabra? ¿Así es como lo ves? —jadeo, ignorando el resto de su oración.

Christopher: Sí. — Mierda. ¡Hablando de sobre-reaccionar! Empiezo a poner los ojos en blanco pero me detengo cuando él me mira seriamente.

Tn: Christopher, cambié de opinión —explico lenta y pacientemente como si él fuera un niño—. Soy una mujer. Somos conocidas por eso. Es lo que hacemos.—Parpadea hacia mí como si no entendiera esto.
—Si hubiera pensando por un minuto que cancelarías tu viaje de negocios... —Las palabras me fallan. Me doy cuenta que no sé qué decir. Estoy de nuevo catapultada sobre el argumento de nuestros votos. Nunca prometí obedecerte, Christopher. Pero detengo mi lengua, porque en el fondo estoy alegre de que haya regresado. A pesar de su furia me alegra que esté aquí en una pieza, enfadado y ardiendo frente a mí.

Christopher: ¿Cambiaste de opinión? —No puede ocultar su despectiva incredulidad.

Tn: Sí.

Christopher: ¿Y no pensaste en llamarme? —Me mira seriamente, incrédulo, antes de continuar—: Aún más, dejaste el detalle de la seguridad a un lado y pusiste a Ryan en peligro.

Mi esposo...el diablo. (Christopher Vélez y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora