Capítulo 100. (6/6)

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... jamás haber imaginado. Alejo mi plato y doblo mis brazos sobre la mesa, dejando que mi cabeza se hunda en ellos mientras lloro.

Sra J: Tn, querida —la señora Jones se cierne a mi lado. Me siento rápidamente, quitando las lágrimas de mi cara—. He oído. Lo siento —dice ella con suavidad—. ¿Quieres un té de hierbas o algo así?

Tn: Me gustaría una copa de vino blanco. —La señora Jones se detiene por una fracción de segundo, y me acuerdo de Blip. Ahora no puedo beber alcohol. ¿Puedo? Tengo que estudiar los pros y contras que la Dra. Greene me dio.

Sra J: Te voy a buscar una copa.

Tn: En realidad, voy a tomar una taza de té, por favor —me limpio la nariz. Ella sonríe amablemente.

Sra J: Una taza de té viniendo. —Ella limpia nuestros platos y se dirige hacia el área de la cocina. La sigo y me poso sobre un taburete, mirándola preparar el té.
Ella pone una taza humeante delante de mí. —¿Hay algo más que pueda conseguirte, Tn?

Tn: No, esto está muy bien, gracias.

Sra J: ¿Estás segura? No comiste mucho. — Miro hacia ella.

Tn: Simplemente no estoy hambrienta.

Sra J: Tn, debes comer. Ya no eres solo tú. Por favor, déjame prepararte algo. ¿Qué te gustaría? —me mira esperanzada. Pero en realidad, no puedo enfrentarme a nada. Mi esposo me acaba de dejar porque estoy embarazada, mi padre ha estado en un accidente automovilístico, y esta Jack Hyde el chiflado tratando de pretender que yo lo acosaba sexualmente. De repente tiene una necesidad incontrolable de reírme. ¡Mira lo que me has hecho, Pequeño Blip! Acaricio mi vientre. La señora Jones me sonríe con indulgencia.

Sra J: ¿Sabes de cuánto tiempo estás? —pregunta en voz baja.

Tn: Recién embarazada. Cuatro o cinco semanas, la doctora no está segura.

Sra J: Si no quieres comer, por lo menos debes guardar reposo. — Asiento con la cabeza, y tomando mi té, me dirijo a la biblioteca. Es mi refugio. Saco la Celular de mi bolso y contemplo llamar a Christopher . Sé que es un shock para él, pero realmente exageró. ¿Cuándo no exagera? Mi subconsciente me arquea una ceja finamente depilada. Suspiro. Mi esposo el diablo...

Tn: Sí, ese es tu papá Pequeño Blip, Esperemos que se calme y vuelva... pronto. — Saco el folleto de qué hacer y no hacer y me siento a leer. No me puedo concentrar. Christopher nunca me ha dejado antes. Ha sido tan considerado y amable a lo largo de los últimos días, tan amoroso y ahora... ¿Y si no vuelve? ¡Mierda! Tal vez debería llamar a Flynn. No sé qué hacer. Estoy pérdida. Es tan frágil en muchos aspectos, y sabía que él iba a reaccionar mal a las noticias. Fue tan dulce este fin de semana. Todas esas circunstancias muy fuera de su control, pero se las arregló muy bien. Pero esta noticia era demasiado. Desde que lo conocí, mi vida ha sido complicada. ¿Es él? ¿Somos los dos juntos?
¿Supongamos que no pasa esto? ¿Supongamos que quiere el divorcio? Bilis se eleva en mi garganta. No. No voy a pensar de esta manera. Él va a regresar. Él lo hará. Sé que lo hará. Sé que a pesar de los gritos y las palabras duras me ama... Sí. Y te amará, Pequeño Blip. Echándome hacia atrás en mi silla, me pongo a dormitar. Me despierto fría y desorientada. Temblando miro el reloj, las once de la noche. Oh, sí... Tú. Acaricio mi barriga. ¿Dónde está Christopher? ¿Está de vuelta? Rígidamente me levanto del sillón en busca de mi esposo.
Cinco minutos más tarde, me doy cuenta de que no está en casa. Espero que no le haya pasado nada.
No, no, no. Deja de pensar de esta manera. Probablemente ha ido... ¿A dónde? ¿A quién iría a ver? ¿Elliot? O tal vez esta con Flynn. Espero que sí.
Encuentro mi celular de vuelta en la biblioteca, y le envió un mensaje de texto.
*¿Dónde estás?*
Me dirijo al cuarto de baño y me hago un baño. Estoy tan fría. Él todavía no ha regresado cuando salgo de la bañera. Me cambio a uno de mis camisones estilo 1930 y mi bata y me dirijo hacia el gran salón. En el camino, me asomo en el cuarto de invitados. Tal vez esta podría ser la habitación de Pequeño Blip. Estoy sorprendida por el pensamiento y me quedo en la puerta, contemplando esta realidad. ¿Vamos a pintar de azul o rosa? El dulce pensamiento es opacado por el hecho de que mi esposo errante esté tan molesto ante la idea.
Agarrando el edredón de la cama de invitados, me dirijo a la gran sala para mantenerme en vigilia.
Algo me despierta. Un sonido.

Christopher: ¡Mierda! — Es Christopher en el hall de entrada. Oigo el roce de la mesa por el suelo otra vez. —¡Mierda! —repite, más apagado esta vez. Entro a tiempo para verlo tambalearse por las puertas dobles. Está borracho. Mi cuero cabelludo pica. Mierda, ¿Christopher borracho? Sé lo mucho que odia a los borrachos. Salto y corro hacia él.

Tn: Christopher, ¿estás bien? — Se apoya en la jamba de las puertas del vestíbulo.

Christopher: Sra. Vélez —arrastra las palabras. Mierda. Está muy borracho. No sé qué hacer.—Oh... te ves muy bien, Tn.

Tn: ¿Dónde has estado? — Pone sus dedos en sus labios y sonríe torcido hacia mí.

Christopher: ¡Shh!

Tn: Creo que será mejor que vengas a la cama.

Christopher: Contigo... —Él se ríe por lo bajo.
¡Riéndose por lo bajo! Frunzo el ceño y pongo suavemente mi brazo alrededor de su cintura, ya que apenas se puede soportar, y mucho menos caminar. ¿Dónde ha estado? ¿Cómo llegó a casa?

Tn: Deja que te ayude a ir a la cama. Apóyate en mí.

Christopher: Eres muy hermosa, Tn —se inclina sobre mí y huele mi pelo, casi tirándonos a los dos.

Tn: Christopher, camina. Te voy a poner en la cama.

Christopher: Está bien —dice como si estuviera tratando de concentrarse. Nos tropezamos por el pasillo y, finalmente, llegamos a la habitación. —Cama —dice, sonriendo.

Tn: Sí, cama —lo maniobro a la orilla, pero él me sostiene.

Christopher: Únete a mí —dice.

Tn: Christopher, creo que necesitas dormir un poco.

Christopher: Y así comienza. He oído hablar de esto.
Frunzo el ceño.

Tn: ¿Has oído hablar de qué?

Christopher: Los bebés significan no tener relaciones sexuales.

Tn: Estoy segura de que no es cierto. De lo contrario todos vendríamos de familias de un solo hijo. —Él mira hacia mí.

Christopher: Eres graciosa.

Tn: Estás borracho.

Christopher: Sí, eres inteligente también —él sonríe, pero su sonrisa cambia cuando piensa en ello, y una expresión embrujada cruza su rostro, una mirada que me da escalofríos hasta los huesos.

Tn: Vamos, Christopher—digo suavemente. No me gusta su expresión. Habla de horribles, y feos recuerdos que ningún niño debería ver—. Vamos a meterte en la cama. — Lo empujo suavemente y se deja caer hacia abajo sobre el colchón, extendiéndose en todas direcciones y sonriendo hacia mí, su expresión embrujada se ido.

Christopher: Únete a mí —dice arrastrando las palabras.

Tn: Vamos a quitarte la ropa primero. — Sonríe ampliamente, borracho.

Christopher: Ahora si estamos hablando. — Santo cielo. Christopher borracho es lindo y juguetón. Lo prefiero sobre el Christopher molesto como el infierno en cualquier momento.

Tn: Siéntate. Déjeme tomar tu chaqueta.

Christopher: La habitación da vueltas.— Mierda... ¿Va a vomitar?

Tn: ¡Chris, siéntate! — Él sonríe hacia mí.

Christopher: Sra. Vélez, es una pequeña cosa mandona...

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Fin del maratón babys, ¿les gusta? Mañana les subo más capítulos las amo❣️

Mi esposo...el diablo. (Christopher Vélez y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora