Capítulo 28. (5/5)

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Christopher y yo terminamos con lo nuestro una vez más y me ducho y caigo dormida mientras el se baña y se va con Sawyer. Horas después despierto, me pongo los pantalones de mi pijama y una camisa y decido ir a buscar mi ropa a el otro cuarto en donde estuve con chris. Mientras cruzo el pasillo, oigo la voz de Christopher gritando en el estudio. Me quedo petrificada.

Christopher: ¿Dónde carajos estabas?

Oh, mierda. Le está gritando a Sawyer. Hago una mueca de dolor y subo corriendo la escalera hasta el cuarto. No quiero oír lo que tiene que decirle Christopher aún sigue intimidándome cuando grita. Pobre Sawyer. Al menos yo puedo contestarle también a gritos. Recojo mi ropa y los zapatos de Christopher, Mauricio está pasando unos días con su hija. Me pregunto distraída si alguna vez llegaré a conocerla. La señora Jones sale del of ice y las dos nos sobresaltamos.

Sr J: Señora Vélez… No la había visto. —¡Oh, ahora soy la señora Vélez!

Tn: Hola, señora Jones.

Sr J: Bienvenida a casa y felicidades —me dice sonriendo.

Tn: Por favor, llámeme Tn.

Sr J: Oh, señora Vélez , no me sentiría cómoda dirigiéndome a usted así.

¡Oh! ¿Por qué tiene que cambiar todo solo porque ahora llevo un anillo en el dedo?

Sr J: ¿Quiere repasar los menús de la semana? —me pregunta mirándome expectante. ¿Los menús?

Tn: Mmm… —No es una pregunta que esperara que me hiciera. Sonríe.

Sr J: Cuando empecé a trabajar con el señor Vélez todos los domingos por la noche repasaba los menús de la
semana siguiente con él y hacía una lista de todo lo que necesitábamos de la tienda.

Tn: Ah, ya veo.

Sr J: ¿Quiere que yo me ocupe de eso? —dice tendiéndome las manos para agarrar la ropa.

Tn: Oh… no. Todavía no he terminado con todo esto. —Me pongo de color rojo. No sé ni cómo puedo mirar a la señora Jones a la cara. Ella sabe lo que hacemos, porque es la que limpia la habitación. Dios, es muy raro no tener privacidad.

Sr J: Cuando pueda, señora Vélez, estaré encantada de repasar esas cosas con usted.

Tn: Gracias. —Nos interrumpe un Sawyer con la cara palida que sale del estudio de Christopher y cruza a buen paso el salón. Nos saluda brevemente con la cabeza sin mirarnos a los ojos y se mete en el despacho de Mauricio. Le dedico una breve sonrisa y me escabullo hacia el dormitorio. ¿Me acostumbraré alguna vez a tener servicio doméstico siempre a mi entera disposición? Sacudo la cabeza… Tal vez algún día.Dejo caer los zapatos de Christopher en el suelo y mi ropa en la cama y salgo para ir a mini oficina... Me gusta que Christopher haya adaptado la biblioteca para mí. Ahora tiene un bonito escritorio de madera blanco en el que puedo trabajar. Una parte de mí teme volver al trabajo, pero no puedo decirle eso a Christopher. Aprovecharía la oportunidad para hacer que lo deje. Recuerdo que a Roach casi le dio un ataque cuando le dije que me iba a casar, con quién y cómo. Muy poco después me hicieron fija en el puesto. Ahora me doy cuenta de que fue porque iba a casarme con el jefe. No me gusta la idea. Ya no soy editora en prácticas. Ahora soy Tn________ , editora.
Todavía no he logrado reunir el coraje para decirle a Christopher que no voy a cambiarme el apellido en el trabajo. Tal vez deberíamos hablarlo esta noche. Me acomodo en la silla, miro el reloj de la lap son las 7 de la tarde. Christopher todavía no ha salido de su estudio, así que tengo tiempo. Saco la tarjeta de memoria de la Nikon y la conecto a la lap para transferir las fotos. Me levanto con intención de ir a hablar con él a su estudio, pero antes de que me dé tiempo, las fotos de los últimos días de nuestra luna de miel aparecen en la pantalla. Oh, Dios mío… Hay un montón de fotos mías. Muchísimas dormida: con el pelo sobre la cara odesparramado sobre la almohada, con los labios separados… ¡Mierda! Chupándome el pulgar… ¡Hacía años que no me chupaba el pulgar! Cuántas fotos… Mi maravilloso marido que no soporta que le hagan cosquillas. Hay alguien ahí fuera que va tras él  y ahora la persecución del
coche. Me tapo la boca con la mano cuando se me escapa un sollozo involuntario. Dejo el ordenador y me
levanto de un salto para ir a buscarlo. Christopher está sentado en el escritorio y hablando por teléfono. Alza la vista con una irritación sorprendida, pero el enfado desaparece cuando ve que soy yo.

Christopher: ¿Y no se puede mejorar más la imagen? —dice sin abandonar su conversación telefónica, aunque no
aparta los ojos de mí. Sin dudarlo, rodeo el escritorio y él se gira en su silla para quedar frente a mí con el ceño fruncido. Veo claramente que está pensando «¿Qué querrá?». Cuando me siento sobre sus piernas, arquea ambas cejas por la sorpresa. Le rodeo el cuello con los brazos y me acurruco contra su cuerpo. Con mucho cuidado me rodea con un brazo.

Christopher: Mmm… Sí. ¿Puedes esperar un momento? —Tapa el teléfono con el hombro. — Tn, ¿qué pasa?

Niego con la cabeza. Me toma la barbilla y me mira a los ojos. Yo hago que me suelte y escondo la cara bajo su barbilla, acurrucándome todavía más. Perplejo, aprieta un poco más el brazo que me rodea y me besa en el pelo.

Christopher: Ya he vuelto, ¿qué me estabas diciendo? —continúa sujetando el teléfono entre la oreja y el hombro para poder pulsar con la mano libre una tecla del portátil. La imagen de una cámara de seguridad en blanco y negro y con mucho grano aparece en la pantalla. Se ve a un hombre con el pelo oscuro. Christopher pulsa otra tecla y la cámara se acerca al hombre, pero tiene la cabeza agachada. Cuando está más cerca de la cámara, Chris congela la
imagen.

Christopher: Una vez más, Barney.

La pantalla cobra vida. Aparece un cuadrado sobre la cabeza del hombre con el tiempo de metraje de la cámara y de repente la imagen se acerca con un zoom. Me incorporo para sentarme, fascinada.

Tn: ¿Es Barney el que hace eso? —le pregunto en voz baja.

Christopher: Sí —responde Chris—.  ¿Puedes enfocar un poco mejor la imagen? —le pide a Barney.

La imagen se torna borrosa y después vuelve a enfocarse un poco mejor de forma que se ve con más claridad al hombre que mira hacia abajo a propósito para evitar la cámara. Mientras le observo, un escalofrío
me recorre la espalda. La línea de la mandíbula me resulta familiar. Tiene el pelo corto y desaliñado y un aspecto raro y descuidado… Pero en la imagen mejor enfocada puedo ver un pendiente, un aro pequeño. ¡Dios santo! Yo sé quién es.

Tn: Christopher —le susurro—. ¡Es Jack Hyde! Mi ex Jefe.

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Terminó, espero que les haya gustado este maratón❤ muchas gravias por estar pendientes y seguir votando💓💓
Ya me iré a dormir, que tengan lindo dia, tarde oh noche en donde esten❤
Nos leemos a la próxima😙

Mi esposo...el diablo. (Christopher Vélez y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora